Arturo Duclos: “Lamentablemente el arte nunca ha sido un frente revolucionario”

Entrevista al Artista Chileno 

Arturo Duclos: Lamentablemente el arte nunca ha sido un frente revolucionario”
En el marco de su exposición “El Fantasma de la Utopía” que se está presentando en el Museo de Artes Visuales, entrevistamos al destacado artista chileno quien nos habló de su exposición, proyectos, política y sobre las utopías.  
¿Cómo creaste esta exposición?
Hace muchos años que vengo trabajando primero con mi obra, problemáticas de derechos humanos, de ahí se desprende esto. Lo que pasa es que mas directamente se desprende de dos factores. Uno, que antes había trabajado con banderas, especialmente con la bandera chilena -en los años 90 hice una bandera con fémures humanos, que conseguí en el cementerio.
¿Dónde la exhibiste?

La exhibí en una exposición que hice en el Museo Bellas Artes en el 95. Esa bandera yo la había vendido en esa época. La compró Roberto Edwards, y dos años atrás otro coleccionista me dijo: Podrías hacer otra bandera, y yo te la compro. Hice toda la gestión de nuevo, conseguí los huesos. Hice otra bandera. Justo en esa época estaba viajando a Bolivia, y al norte, fui a La Tirana, y empecé este desarme por todo el imaginario por la cultura popular. El segundo factor fue que había conocido a unos amigos hace unos años antes, que son periodistas y trabajan con canales internacionales, como Al Jazeera y Deutsche Welle, entonces viajaban mucho y habían vivido en Centroamérica, y habían traído banderas del ejercito zapatista, del ejército sandinista, y son de izquierda, y las tenían dentro de la decoración de su casa, en los dormitorios. Me llamaba mucho la atención esta cosa nostálgica que se generaba en eso. Es como cuando la gente se pone la polera del Che Guevara. Al final todo ese tema de la nostalgia yo la estaba trabajando, estaba presente. De hecho yo había hecho una curatoría antes el año 2002, 2003, en la Galería Animal, donde trabajé con varios artistas, con algunos internacionales, con un proyecto que se llamaba «Post Marx», que era a propósito de cómo el concepto marxista de productividad se aplicaba hoy día a la producción de obras de arte. Entonces trabajaba con artistas donde la obra la producían otras personas, no ellos. Por ejemplo, Rodrigo Vergara, uno de los artistas invitados: lo que él hizo fue dibujar un mapa del mundo, pintado en el muro, y en cada sección donde estaban los países,  el ponía fotografías de personas que habían ido a esos países con un sombrero, un jockey que tenía una frase bordada que el inscribió en el jockey que decía «No Sale» como no sale (inglés) como que no resulta, pero tenía esa ambigüedad porque era en inglés. Entonces a cada persona que viajaba le decía sácate una foto con este jockey. Después las traían, y el artista las distribuía por las ciudades correspondientes en el mapa. La obra se armaba con esta colaboración. Desde ahí yo empecé a trabajar con estas problemáticas, que ya no tenían tanto que ver con derechos humanos en términos políticos, sino que más bien con repensar todas las problemáticas hoy en día, a partir del Marxismo, como se sigue estructurando nuestra sociedad y como ha ido cambiando también. Finalmente como esta especie de mercantilización que se produce en los objetos culturales que están asociados con la política, con las chapitas de Unión Soviética, que tengo miles, las banderas de Cuba, se convertían en fetiche del capitalismo. Entonces de ahí partió todo este tema. Tenía que ver con la nostalgia, como se construye esa nostalgia, como también esa nostalgia se vuelve kitsch. Mucha gente me ha dicho, alguien ignorantemente, un crítico de El Mercurio dijo: «Esto es como pop». En el fondo la exposición no tiene nada de pop. Lo que tiene de pop es el colorido. El pop hoy día es un concepto bastante añejo, para entender una obra. Entonces a mi me interesa mas la idea del kitsch, como el neo pop. El kitsch es más similar a lo que podríamos considerar hoy día como cultura popular, en el sentido de esta nostalgia y de esta añoranza por elementos que de alguna manera representan o representaron en algún momentos fuerzas revolucionarias, el cambio, y de ahí entonces lo que tienen en común todos estos elementos es la utopía.  De ahí el concepto del Fantasma de la Utopía, algo que después quedó relegado como ese fetiche mercantilista, el fetiche del marketing. Por eso hago tanto alusión al marketing. Pensaba en ese muro, pensando en ese concepto, porque da la idea de algo que es lo que haría hoy día una empresa para promocionarse. Yo me metí a investigar muchísimo y ahora me gustaría mucho seguir trabajando con esto pero en otro ámbito, en televisión o en cine, porque hay algo que es súper interesante cuando me metí a estudiar todos estos movimientos, y es entender también la dimensión que eso tiene para las personas que ahí participaron. De hecho he entrevistado algunos ex combatientes en la carpa que tengo afuera del museo, cuando son los conversatorios que hago, me junto con invitados a conversar, ex miristas, personas que han estado en el movimiento antes, y tú te das cuenta que hay una entrega, había una disposición, un idealismo y una utopía, que sin eso era imposible movilizar a toda esta gente. Es algo que hoy día no tenemos. Hoy día la lógica cultural de capitalismo nos ha despojado de todas nuestras capacidades para comprometernos con ideales. El idealismo hoy día murió.

¿Qué opinas de este concepto de los ideales decadentes?
Es decadente porque en el fondo es una categorización que se hace y que se desprende de esta lógica cultural del capitalismo avanzado, todo esto ahora se mira con desprecio, la utopía, el idealismo, porque al final lo único que nos tiene para ofrecer el capitalismo como ideología es el dinero, a diferencia de los grandes sistemas de pensamiento político, filosófico y cultural que todavía existen. Pero que están subordinados a esta lógica de capitalismo, por lo tanto, no pueden emerger.
¿Todavía es posible creer? ¿Tienes esperanza que se puede hacer algo?
A eso apunto también con esta exposición y con la discusión que estoy tratando de generar con todos los agentes culturales, políticos y sociales que he estado invitando: es que en el fondo se pueda generar un tipo de pensamiento alternativo respecto de las formas de gobernar.  El problema que tenemos es que aquí nos fuimos a los extremos. Todavía tenemos el fantasma de la utopía, tenemos el fantasma de Allende y tenemos el fantasma de Pinochet. Tenemos 3 fantasmas. Es como la ultra derecha dicen que no vamos a llegar a lo de Pinochet, y los de izquierda dicen no vamos a llegar a lo de Allende, pero sin embargo no han sido capaces de generar un programa independiente de eso que aporte al país. Al final lo que ha logrado el sistema, tanto para la izquierda como para la derecha es que los políticos se llenen los bolsillos, y que el sistema político se transforme en una repartición de puestos y de platas.
¿El tema político es el que cruza toda tu obra? ¿Es el tema más importante?
Ahora en este momento si porque es lo que más me importa producto de lo que está pasando en el país. No vamos a un despeñadero y no puedo ser tan estúpido y tan poco generoso para decir que el país no ha cambiado en los últimos 30 años, eso lo reconozco. Pero también ha cambiado Brasil, Argentina, Colombia. Han cambiado todos los países. No puedo hacerme el loco de no reconocer que este país ha cambiado, pero por lo mismo es que quiero mas. Quiero mas equidad, mas justicia dentro de la sociedad. Tu te das cuenta que finalmente mucha gente está absolutamente desprotegida, porque este es un sistema de tiburones.  Esta especie de anemia política que se ha generado, y que por lo menos a mi generación no le tocó vivirlo. En los años 60, 70, 80 y durante la dictadura, en todo ese período la gente discutía. Yo no sé en qué momento la gente dejo de hablar de política. Ahora a la gente no le importa. Yo creo que es importante por lo menos, pienso desde el arte y desde otras plataformas hacer llamados de atención respecto a eso. Yo sé que no voy a cambiar el mundo y que la gente no va a votar motivada por mí, ni voy a influir en la votación de las personas, los sufragantes. Pero si yo creo que es importante hoy día que la gente se dé cuenta que necesita también asociatividad y que también hay algo interesante en eso. Yo creo que hay mucha desconfianza.
¿Tú crees que tu obra podría considerarse atemporal? Ó ¿Tiene que ver con lo que está pasando hoy día? Mencionaste el tema de la nostalgia. Por ejemplo podría funcionar en 20 años o podría haber funcionado hace 20 años atrás?
Hace 20 años atrás todavía estaba más vivo esto. De hecho, si pensamos todavía hay algunos movimientos activos, en México el ejército zapatista, el ejército revolucionario del pueblo y su gente, el ML en Colombia, el ML 19 en Perú. Hay movimientos que todavía siguen activos porque ideológicamente hay gente que tiene esta capacidad de juntarse y tiene esta capacidad de oponer cierta resistencia al sistema, porque también el sistema es muy avasallador.
Al final yo creo que todos los políticos partían con buenas intenciones pero terminan siendo presos del mismo sistema en que se meten. Yo por ejemplo participo en una sociedad de gestión de derechos de autor. Soy presidente de esa sociedad, del consejo, y cada vez tenemos que tocar las puertas de los ministerios, vamos al parlamento, para conseguir mejoras en las leyes, porque aquí nosotros no podemos hacer cumplir la ley de propiedad intelectual. No le podemos dar un cumplimiento cabal, porque primero no hay una cultura de eso, y segundo, a pesar de que esa ley está elaborada para un sistema capitalista, las normativas son febles, por lo tanto, no tienen una capacidad de incidir dentro de los utilizadores a menos que los metas a todos un juicio y no tenemos la capacidad logística para hacer eso.
En el caso de la música por ejemplo está la obligatoriedad que las radios tengan un porcentaje de música chilena, y el tema de los pagos de la música, en los restaurantes, locales, malls, donde la música se vende empaquetada, y en las radios hoy día no es un tema. La recaudación de eso es algo que todas las empresas hacen el cheque a fin de mes y lo pagan. Es parte de, es como pagar impuestos. Pero en cambio en las artes visuales no. Va a costar, estamos dando una lucha bastante grande.
Me encantó lo del cuartel general. Cuéntame acerca de esos conversatorios. ¿Cómo se gestó la idea?
Este viernes (pasado) vamos a tener a Ramón Griffero. El próximo a Martin Hopenhayn. Es un filosofo chileno.  La idea siempre fue de tener esta carpa y generar esta interacción con el público. Lo que pasa es que el formato lo fui diseñando más lentamente y también lo hice con ayuda de un sociólogo, porque la idea era que esto tuviera un cierto protocolo, cierto rigor, porque de hecho yo todos los días viernes, aparte de juntarme con estos invitados, también recibo estudiantes o recibo otros grupos, turistas, asociaciones, o grupos como Antenna quienes juntan a gente que les interesa el arte. La carpa se transforma en un centro de reunión, de discusión. Se crea un fenómeno bien particular. Cuando estás encerrado adentro, a pesar de que la carpa es del tamaño de una habitación, se genera una especie de cercanía e intimidad. Yo pongo sillas y nos sentamos todos en círculo, al centro pongo una mesa, se genera una intimidad y una complicidad respecto a lo que hay ahí, y la gente  se desinhibe, hay un factor sicológico que ocurre, ya que hay una especie de resguardo que produce la carpa, es como un club, una casa club. De alguna manera te infantiliza un poco pero por otro lado también genera una plataforma amistosa, para poder conversar. Yo creo que eso ha sido el éxito de esto, un resultado es algo que hoy día es muy difícil de conseguir a nivel institucional. A menos que te traigas un premio Nobel o un artista internacional súper famoso, en una Universidad por ejemplo, que es carísimo llevar algo así, es la única forma de llevar gente y gastando plata en comunicaciones. En cambio aquí no hay nada. Yo no estoy vendiendo nada. Es súper libre el formato y eso también genera una participación que es muy distinta. Por ejemplo, en uno de estos conversatorios apareció un ex senderista, un peruano que está exiliado hace 17 años en Chile. Se mando un speech marxista increíble, como de la mejor época.
¿Llega harta gente?
Como no caben tantas personas generalmente oscilan entre 15 personas promedio. Unas que hemos tenido 30, 35 personas. Otros van 12. Depende del día, del estado de ánimo, porque igual son 10 sesiones. También lo que me interesa es que ese lugar se transforme en un plataforma mas activa en términos que hay gente que se me ha acercado y me ha dicho que me encantaría que esto lo llevara a la población, a la Victoria por ejemplo. Todavía no se ha concretado. Esto es lo que me interesa que ocurra también. Porque al final de lo que me di cuenta es que hay una necesidad de la gente de hablar, hay una necesidad de ser escuchado, de participar. Yo tengo una especie de guía, que es este invitado, de alguna manera le da una tónica, le da un enfoque pero el enfoque también se retoma a partir de las conversaciones anteriores. Dentro de cada conversatorio, antes de terminar les paso papeles y hojas de block para que ellos pongan respuestas. Que ellos planteen un lema, un resumen, un motivo, una idea que les surgió de esto. Yo estoy juntando todo este material y eso lo voy a exponer también. Hay gente que hace dibujos, dibujan utopías, y dice la utopía es tal cosa. Otros hacen definiciones, es bien interesante lo que ocurre porque finalmente me permite crear otra obra con la participación de la gente, pero también permite que se convierta en una plataforma de expresión.
¿Esta exposición después va a distintas ciudades de Chile, a Argentina y Brasil?
Argentina y Brasil todavía las estoy negociando, porque los lugares que tenia se me cayeron y lo que tengo concreto es Uruguay. Me ofrecieron el 2020 estar en el Museo Nacional de Artes Visuales. Para mí lo ideal sería ir haciendo intervenciones en distintos lugares. La verdad es que aquí en Chile voy a llevar esto por un compromiso que tengo adquirido en Chillán en el Centro Cultural Alfonso Lagos, y en Concepción, en la Pinacoteca de la Universidad de Concepción, me interesan mucho esos lugares, porque son la cuna del Mir en Concepción y en Chillán la cuna de los héroes en Chillán, héroes revolucionarios, como O’Higgins. Él era como un frentista en la época, la única diferencia es que después tomaron el poder. Por eso me interesaban también estos lugares porque son lugares emblemáticos dentro de la historia de nuestro país.
¿Cómo crees que esos públicos van a reaccionar a la obra?
Yo no sé porque al principio tenía una visión más paternalista cuando iba a hacer exposiciones en regiones. Hoy día las regiones se han empoderado muchísimo. Hoy día la región de Chillán, la región del Ñuble oficialmente, ya tiene autonomía ahora regional, pero además de eso los públicos son muy distintos. Los públicos son mas críticos y son muy recelosos de los contenidos metropolitanos.
No tienen tanta posibilidad de ver mucho arte.
No creas. Porque todos estos lugares, sobre todo en el caso de Chillán, que se está transformando en un espacio súper activo hoy día, a través de la gestión que está haciendo este Centro Cultural Alfonso Lagos, no solamente llevan muchas exposiciones importantes, sino que ellos generan convocatorias súper interesantes a nivel regional. Hay un trabajo mixto entre educación y generación de contenidos y que está prendiendo bastante. En Concepción pasa lo mismo, en Valdivia, en Antofagasta, hoy día hay todo un movimiento. En Antofagasta, hoy hay un movimiento cultural muy poderoso. Además como hay plata de las mineras, tienen mucho apoyo. Una vez al año hacen Saco que es la semana de arte de Antofagasta, y tienen este colectivo que organiza un montón de cosas que se llama Se Vende, y hacen residencias, tienen invitados internacionales. A la larga van a terminar haciendo una bienal ahí. Eso me parece importantísimo, no solamente como foco de descentralización sino que también de que de las regiones emerja todo este modelo y que ya no sea como que uno va desde la metrópoli a dictar cátedra, sino que es al revés, uno llega allá como invitado pero en otra categoría, como un par.
¿Qué opinión tienes del arte chileno en general, desde tu generación hasta los mas jóvenes?
Yo creo que ha habido un cambio bastante radical porque lógicamente las nuevas generaciones no pueden seguir haciendo lo que se hacía antes, pero yo creo en que el propósito de la lógica cultural que se ha impuesto con el capitalismo, ha generado una desorientación hoy día dentro de muchos artistas respecto de su compromiso real con el arte y con la sociedad. Creo que todavía hay una visión muy provinciana del arte en términos del arte como un objeto decorativo solamente. Como algo que tu vas a poner en el muro, y que es para ocupar en la casa de alguien que lo va a colgar, y que es en realidad el tipo mayoritario de coleccionismo que hay acá, que sin embargo ha mejorado bastante, pero todavía mantiene como muchos de ellos esa normativa, del objeto estético, bonito, entonces, claro lo que ha pasado con eso es que no han surgido muchas narrativas potentes. Creo que hay trabajos súper buenos, importantes e interesantes y políticamente, no en términos de la política contingente, sino que desde la misma política de obra, por ejemplo el trabajo de Leon & Cociña, encuentro espectacular este colectivo. Creo que hay artistas muy buenos. Muchos artistas que están trabajando desde un frente mas reflexivo, que es importante. Yo diría en una mayoría, sin tratar de ser peyorativo, hay una inclinación mucho mas fuerte a la ilustración, en el sentido de un tipo de arte muy gringo, muy de langüeteo de revistas en términos de poca identidad y en términos de globalización sin pensar que esto también tiene consecuencias bastantes nocivas.
¿Cuales son tus artistas favoritos? De tu generación, ¿a quienes admiras mas?  ¿A qué jóvenes artistas admiras?
De mi generación, por ejemplo el trabajo de Langlois, Juan Pablo Langlois, es un trabajo muy interesante, muy importante. El trabajo de Alicia Villareal, es un trabajo muy sólido, muy consistente y muy silencioso por lo demás porque también este es un medio súper machista. Las pocas mujeres que han logrado emerger aquí de una manera más significativa, tienen que entrar, sacar la voz, el ad Alicia creo que es un trabajo muy sólido, y bueno. De las generaciones posteriores, hay muchos otros trabajos que son importantes, interesantes el trabajo de Camilo Yáñez, Rodrigo Vergara, Alejandra Prieto, por ejemplo. Demian Schopf, y ahí bajando sucesivamente uno va encontrando.
León & Cociña que son de las nuevas generaciones, que igual ya no son tan nuevos, porque viene una cola atrás de gente, pero creo que es importante mantener ese espíritu, yo lo que recojo, ese espíritu que está detrás de todas estas obras, que tiene que ver con lo mas refractario, lo mas crítico que creo que es importante para la sociedad. No podemos armar un sistema del arte a partir de la complacencia, y que lamentablemente hoy día es algo que estamos viviendo porque ha ocurrido un fenómeno también a nivel internacional. En los años 80 por ejemplo el rol de los galeristas era fundamental dentro del mercado, dentro de las decisiones de compra, para los coleccionistas, para los artistas, para los museos, para empresas. dentro del plano de las adquisiciones, no tanto en Chile porque en Chile no había galerismo, habían dos galerías, no podemos hablar de un fenómeno, pero si en el contexto internacional. El galerismo fue perdiendo poder a mediados de los años 90 cada vez mas porque también como todos los sistemas y sobre todo cuando está metida la plata de por medio, tienden a fracasar en cierta medida porque solamente levantan a algunos artistas y el medio es dinámico. A mediados de los noventa, el rol de los curadores comenzó a hacerse más relevante, sobre todo ahora en la decisión de compra. Los curadores se comenzaron a transformar en las personas yo diría más autorizadas y las voces mas influyentes dentro de las decisiones de compra, sobre todo en los grandes museos, en los museos internacionales no podía no haber un curador, y dentro de las decisiones de compra el curador era el que presentaba al board o al equipo de adquisiciones cuales eran las opciones, fundamentadas, pero finalmente pasaban por decisiones personales inevitablemente. Esto cada vez fue perdiendo mas poder, yo diría que a partir de finales del 2000, 2010 comienzo 2010 y sobre todo con el auge de las redes sociales y de Internet, y de la formación de clubes de coleccionistas, son los coleccionistas los que tienen la palabra. Los coleccionistas hoy día tienen el sartén por el mango y eso está generando un cambio de paradigma respecto de la cultura de adquisición de obras muy diferente a lo que estaba pasando hace 20 años atrás.
¿Que opinas de estas ferias como chaco, Faxxi, Art Stgo? que acercan al artista al publico.
En el caso de Faxxi y Art Stgo son ferias de artistas. Ellos cumplen ese rol más de acercamiento del artista al publico y en este caso al coleccionista. Eso es ideal para los coleccionistas, porque van a comprar directo. Lo que está pasando es que hoy día, toda esta especie de idea más conspicua sobre el coleccionismo que se había generado en los años 80, 90, y uno decía la colección del señor tal o cual que eran importantes, porque definían una línea de compra de ciertos artistas, era como ir a ver un libro especializado. Había un nivel de especialización muy grande. Tiene que ver con estos aspectos que son mas críticos, por lo tanto se van desincentivando ciertos aspectos de producción artística para incentivar otros que no necesariamente son como los más «artísticos». Hay mucho arte formalista, por ejemplo hoy día hay diseñadores o arquitectos o artistas que están dentro de esa línea y cortan papeles y los doblan y hacen, son cosas súper bonitas en términos de diseño y de manualidades pero hay una línea súper frágil entre el arte y la artesanía, o el art and craft y la artesanía y el arte. Eso es lo que yo veo hoy día, mucha gente que está comprando arte en Chile no distingue claramente esa diferencia. A pesar de que suena súper elitista hablar de un gran arte, o un arte superior, o un arte más elitista, suena como feo decirlo sobre todo que a mí no me interesa tanto como pensarlo así, me interesaría que todo el arte fuera así. Lo que hace es que se polariza esto. Uno tiende a refugiarse, yo he tenido que tomar una opción,  o me pongo a hacer arte decorativo para vender o me voy para el otro lado. Hoy día que se puede esperar del arte en una sociedad en donde el auge de las redes sociales, de las súper carreteras de información que conocemos, nos entregan todos los días imágenes hechas por los usuarios. En los últimos 10,15 años desde el aumento del uso de teléfonos inteligentes y la accesibilidad de las cámaras digitales toda la gente tiene una capacidad impresionante de producir imágenes. ¿Cúal es el rol del arte hoy día?  Si cualquiera puede hacer una foto buena. Tu ves en Instagram, Pinterest, con el celular de cualquiera produces una imagen. Hoy con los celulares llegas a lugares donde antes no llegabas con la cámara. Tu pones la cámara aquí (debajo del escritorio) y sacas una foto interesante. Lo interesante hoy día se ha vuelto como una clave social. ¿Pero cúal es la clave cultural de lo interesante? Es nula. Finalmente como ideología, está subyugada y entregada al valor de cambio del capitalismo. El sistema funciona con eso. Lo están alimento, están alimentando el sistema. yo no digo que la gente no tiene que ser creativa o que no tenga que sacar fotos, pero eso obliga a que el arte se repliegue dentro de un territorio mucho más extremo.
Hay obras que me imagino que son vendibles y otras no, en tu exposición.
Todo es vendible. Imagínate, yo he vendido banderas de huesos. Lógicamente, eso es para coleccionistas que precisamente van a tener esa obra, la van a resguardar. No conozco muchos coleccionistas aquí como en EEUU que si he conocido, que se compran, o en Argentina, sin ir más lejos, se compran unos edificios industriales y montan ahí su obra. La exhiben para sus amigos o por citas, porque son colecciones privadas. Esto plantea otra pregunta. Tiene que ver con el rol hoy día de los museos en Chile. Esa obra es para un museo. Yo preferiría que esa obra estuviera en un museo que se pudiera ver siempre ahí, que la gente llegara y entendiera eso. Es una obra que de alguna manera marca, hoy día en Chile un momento muy especial. tiene que ver con deflación de la ideología, con este vacío, con esta rendición. Todos estamos rendidos al sistema. el sistema venció a toda ideología. Rindió a toda capacidad para poder repensar una sociedad distinta, un país en donde durante muchos años fuimos un ejemplo de desarrollo para el resto del mundo, para Latinoamérica.
 
Tu has expuesto en distintas galerías desde Patricia Ready hasta el MAVI. ¿Ves alguna diferencia en cómo se aprecia tu obra en estas distintas galerías?
Yo creo que el público ha cambiado, se ha diversificado y se ha mezclado. Creo que el mismo hecho que este barrio Lastarria, Bellas Artes hoy día se este transformado en un barrio más hipster, mas chic, lo hace atractivo. Yo que vivo acá veo mucha gente el fin de semana que viene a pasear, a caminar, a tomarse un helado en el Emporio la Rosa, van a algún restaurante, es como una especie de paseo cultural, al mismo tiempo es como ir a Buenos Aires en un ratito.
¿Que se viene a futuro para ti? después del recorrido con esta exposición. ¿Estás preparando algo?
Me interesa meterme en otros formatos que sean más expansivos. Comunicaciones, estoy explorando eso, todavía no tengo nada claro. estoy conversando con algunas personas de inventar algo, trabajando con este mismo proyecto. Más audiovisual. Más dentro del cine, la televisión. Por un lado eso y por otro lado también lo que quiero es seguir gestionando en otros países y capitales importantes dentro de Latinoamérica. No excluyo también que podría hacerlo más adelante en Europa o en otros países. Es seguir desarrollando esta misma obra y ampliándola también. En realidad aquí partí con algo pero pretendo ampliar, incluyendo otros movimientos, siempre trabajando con estas mismas temáticas, y sobre todo realizando estos proyectos, hay muchos que tengo en el tintero, como  estos tapizados de banderas que hice en Toronto el año pasado. Me encantaría hacer algo así por ejemplo en Buenos Aires, o hacer esta estructura de andamios, tengo aquí la maqueta, en algún lugar importante. Todo eso tiene costo y requiere financiamiento, al final mi trabajo se transforma en gestionar esos financiamientos y la producción de estas obras. En eso he estado redireccionando mi futuro. Independiente de que esta exposición itinere y que pueda seguir haciendo otras piezas a partir de esto. Todavía hay bastante por hacer, incluso quiero también tomarme algunas referencias de otros movimientos revolucionarios, y terroristas también en Europa, la Brigadas Rojas, el ejército de liberación nacional en Argelia por ejemplo, sin ir mas lejos, el ISIS el ejército islámico, Al Qaeda, hay una lista muy larga por recorrer y trabajar con eso ahora haciendo guiños también respecto a otras situaciones. aquí puntualmente este trabajo está más acotado hacia latinoamericano, pero creo que en todo el mundo ha ocurrido lo mismo de una manera u otra. quizás el único lugar que eso no ha pasado es en EEUU. Allá tuvieron las panteras negras. Pero yo no tomo los movimientos sociales en sí, a mí lo que me interesa son los movimientos utópicos. Al final derivan en la lucha armada porque ya no encuentran una posibilidad de diálogo a nivel de reforma institucional. Por eso surgen estos grupos. Lo mismo que pasa con los estudiantes. Ahí yo veo la debilidad del movimiento porque no se han radicalizado. Ellos hablan de radicalizarse pero no lo hacen.
Hay mucho por hacer. Independiente. estoy trabajando otra línea paralela que tiene que ver con mi votos. Una serie que se llama «sufragantes»  en que yo intervengo mis votos. Cuando voy a votar, en vez de votar yo los dibujo, siempre son dibujos. Por ejemplo hay uno que tiene unos huesos cruzados. Les saco una foto con mi celular. Quedan nulos, tengo una serie, llevo 3, me faltan imprimir ahora 2 más. Voy juntando con los años. De aquí a un buen tiempo voy a seguir con eso. Por lo menos juntar unos 15 ó 20. Las municipales, las de diputados, senadores, presidenciales. Tengo dos de las primarias, entonces, pero es una forma de manifestarme. Esa es mi forma. Lamentablemente el arte nunca ha sido un frente revolucionario. En ningún momento de la historia. Pero si es un lugar donde efectivamente uno puede iluminar, y dar luces, dejar ciertas señales. Para mi esa obra de las bandera blancas, es equivalente a mi bandera chilena de huesos. Hay una continuidad dentro de mi trabajo, histórica, de más de 30 años, pero lo importante es que yo voy viendo todos estos hitos dentro de mi obra, estos son masterpieces, que de alguna manera o otra van dando cuenta de nuestros últimos decenios. De como el país ha ido evolucionado, cuales son las discusiones del momento, en ese sentido el arte sirve precisamente para dejar estos testimonios de la sociedad, y para no olvidarse de lo que hemos sido, yo creo que eso es súper importante.
¿Has escrito algún libro? ¿No tienes algún registro escrito de esto?

No, no lo hecho. Lo podría hacer. En Chile es súper difícil ser artista, no es fácil, sobre todo con el trabajo que hago yo. Si bien vendo alguna obra a coleccionistas, pero yo por ejemplo, para dedicarme a esto no puedo estar vinculado a nada. Dejé de hacer clases en la universidad y me salí por lo mismo. Ahora hago clases particulares aquí, que tengo un grupo de gente, gente que le interesa como yo pienso, les hago tutorías y les ayudo dirigiendo sus trabajos.

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