Por Victoria Abaroa
Obras tan dispares como una serie de cajas de acrílicos con fragmentos de letras, una instalación con mini pantallas digitales que proyectan imágenes y dos experimentos visuales generados a partir de caracteres bicolor, representan la versatilidad de Martín Gubbins. Tanto la de él, como artista, como la de la materia con la que ha trabajado durante toda su trayectoria artística, la poesía. El conjunto de obras que el artista está exponiendo en el stand de Galería AFA, en el contexto de la Feria Ch.ACO, caben dentro de la categoría de poesía visual. Reconocido por desafiar los límites del lenguaje, Gubbins genera experimentos estéticos que no dejan indiferentes a los visitantes.
Por lo general te describes como poeta o artista visual, pero tu trabajo considera una mayor variedad de formatos. ¿No te gusta el término artista multidisciplinario?
Es complejo, ya que mi trayectoria se origina en la escritura, es ahí donde me identifico como poeta. Mi formación proviene de las humanidades no de las artes plásticas, por eso mi arte se origina en la palabra y luego se expande. Comienza con el traspaso del lenguaje tradicional a la poesía visual, pero luego hay veces en las que me enfrento al desafío de que las obras visuales pierdan su legibilidad, ya sea por su abstracción, geometría, manchas o deformaciones. Entonces, el acto de leer se convierte en una experiencia sonora, que surge como una forma de otorgarle sentido a lo que no se ajusta al código lingüístico que aprendimos en la escuela. En algunas de las obras que presento aquí, el alfabeto aparece completamente fragmentado.
Aquí tienes unas cajas de acrílico con acercamientos a ciertas secciones de las letras que conforman las palabras “reconocer” y “somos» ¿La idea es que uno sepa que las obras representan fragmentos de estas palabras?
La idea es que se sepa, porque ese es el origen, pero las piezas también funcionan autónomamente. Eso es lo llamativo de este viaje, que si bien surge del lenguaje escrito y legible, este deriva hacia la abstracción de una manera tal en la que se produce un objeto físico, gráfico y volumétrico, que igual funciona solo, incluso desprendido de su concepto original. A mí lo que me interesa de estas obras es que vienen del lenguaje, no se limitan a ser el artificio gráfico de un diseñador, aquí hay una lupa, y un bisturí sobre el lenguaje escrito. Se realizó una operación para llegar a estas soluciones que nos muestran lo que hay entre medio.
Normalmente ¿visualizas tus obras desde el inicio, con el concepto y la forma surgiendo al mismo tiempo?
Algunas sí, cuando las estoy componiendo estoy pensando cómo las voy a leer. En ellas, imagen, lenguaje y sonoridad fueron concebidas en el momento preciso de la composición, y no como un agregado posterior. Sin embargo, hay otras en las que el viaje hacia la abstracción es tan largo que cuando las hice no estaba pensando en cómo las iba a leer, cómo les iba a dar sentido sonoro, pero igualmente he hecho recitales con estas obras, y me he desafiado a leerlas, entonces sí lo he hecho pero no es algo que tuve presente al momento de componerlas.
Si bien tus obras son súper estéticas, también surgen a partir de una propuesta teórica bastante experimental. ¿Dirías que AFA se caracteriza por trabajar con este tipo de artistas?
Creo que AFA ha representado a muchos artistas que trabajan a partir del lenguaje, como Adrian Fisher y Luna Montenegro, que también trabajan con la poesía sonora. Otro artista que tiene mucha obra basada en el lenguaje es Camilo Yáñez, en la lógica del poster, del afiche, del grafiti, que también es una manera en que los pintores han trabajado con el lenguaje en Chile, mediante la inscripción manual sobre la pintura, pero ellos vienen de la disciplina de la artes plásticas, entonces, es distinto. El viaje de ellos es desde la textura, el color y la composición visual, hacia el lenguaje, el viaje mío es al revés, desde la escritura hacia la visualidad y de la visualidad hacia el sonido.
Y desde un lenguaje muy concreto, porque estudiaste derecho. ¿Cuándo derivaste a la poesía visual?
Alrededor del 2002 cuando hice dos de las obras que están aquí: El mar de Chile y La cordillera de Chile. Visto en retrospectiva, es bien imbécil que me haya demorado 30 años en entender eso, porque yo soy hijo de un arquitecto muy importante, que también era un diseñador gráfico destacable, y mi mamá era profesora de poesía, en la Universidad de Chile, súper famosa entre los humanistas de esa escuela. Entonces esas dos vetas, las de lo gráfico y lo poético, confluyen en mí de una manera verdaderamente literal.
En 2015 realizaste una obra llamada Cuaderno de composición, que consiste en un cuaderno cuyas líneas se van separando progresivamente hasta transformarse en una página en blanco ¿No pensaste en ese momento que ya habías llegado al fin de tu búsqueda?
Aunque no dejé de trabajar lo gráfico, sí sentí que ese libro era como el muro de Truman Show, como si estuviera alcanzando un límite. En ese punto reflexioné que ya había pasado suficiente tiempo en mi taller, y quería explorar el arte desde la vida real, tomando decisiones que tengan que ver con mi cuerpo y mis habilidades físicas. Entonces, decidí emprender un proyecto de registro, y de mapeo, de los caminos australes de Chile y Argentina. Preguntándome cómo puedo construir una metáfora desde el andar.
En una entrevista del 2019, decías que en la gente que va a tus instancias de recitación, hay una porción que te mira raro y se va y hay gente que se queda ¿qué característica crees que une a quiénes optan por quedarse?
En las sesiones de poesía sonora, al igual que en el arte contemporáneo en general, se establece un acuerdo implícito entre la audiencia y el artista. Este acuerdo implica una disposición a que la performance tenga sentido. En ausencia de esa disposición, es difícil que alguien se conecte con el arte contemporáneo, que está lleno de referencias y conceptos detrás.
Feria Ch.ACO
Centro GAM
21-24 de Marzo