Por Vladimir Rivera
Una de las escenas clásicas de la televisión y que remeció al mundo a principio de los 90 fue el cadáver flotante, inerte, de Laura Palmer en la aclamada serie de David Lynch. Esa imagen, icónica e imitada en varias oportunidades como, por ejemplo, en The Killing. Es Laura Palmer, por decirlo de alguna manera, el feminicidio más famoso de la televisión actual. En Río místico, Katie, la hija de Jimmy Markum, muere brutalmente. En la segunda temporada de The Wire (la más masculina de todas las series de TV) aparece un container abandonado en el puerto y en su interior hay una veintena de mujeres muertas, mientras en el mar flota el cadáver de una mujer y Mcnulty no cederá hasta encontrar al culpable de su muerte. Dagný Eiríksdóttir, muere quemada en Trapped, el gran éxito noir de Islandia. En Chile, La cacería trata básicamente de un violador y asesino serial (Juan Pérez Silva) en Alto Hospicio.
Antes, mucho antes, cuenta La Ilíada que Aquiles, el gran guerrero, el semidios, mató a Pentesilea, la reina amazona, famosa en muchas hazañas, indomable e imbatible. Al verla morir, Aquiles quedó prendado de su belleza y no la pudo olvidar. Los hombres se burlaron de Aquiles y dio muerte a uno de ellos.
El cine y la televisión, sobretodo el thriller, está plagado de muertes femeninas. Basta con darle una pasada a todo el cine gallio italiano de los 70 o las series antes nombradas. Si no son mujeres, en su defecto, hombres travestidos en mujeres y quiero usar la palabra travestido porque más adelante la explicaré considerando, desde el punto de vista narrativo, quien, en su arco de transformación, usa otras ropas.
En el origen de los tiempos, “se supone”, existían unas sociedades ginecocráticas, como lo eran los selk’nam en la Patagonia. Esta teoría tomó mucha fuerza a partir del texto de Johann Jakob Bachofen El derecho materno (1861) donde se plantea esta idea. En el origen del tiempo, el Sol era femenino (Ra) y la luna, masculino. El día mataba la noche y la noche se moría en el día. Poco se habla en la historia universal sobre las gladiadoras, las mujeres guerreras que solían competir en los campos de batalla en los coliseos romanos o de las amazonas, que en la mitología griega eran conocidas como grandes guerreras. El concepto amazona se refiere o traduce como “las que luchaban contra varones”, “las sin hombres y sin maridos” o “las sin pechos” ya que, según cuentan, se cortaban su pecho derecho para poder disparar mejor el arco y la flecha. Se supone que en algún momento de la historia hubo una lucha terrible donde este gobierno de mujeres se enfrentó al patriarcado, a los espartanos, a los guerreros y en esta batalla, triunfaron estos últimos y desde ahí, que las mujeres fueron condenadas a trabajos de casa, a cuidar a los niños y mantener el orden casero, a renunciar al arco y la flecha. Con la muerte de Pentesilea, muere también ese mundo femenino. La teoría de Bachofen pronto cayó en el olvido y se consideró poco probable que fuese así.
En un diálogo de La Ilíada, Diomedes y Glauco conversan. Diomedes le pregunta: “¿Quién eres, orgulloso mortal, a quien no creo haber visto en la guerra, gloria de los varones?”. Glauco, el hijo de amazonas, es asiático, y este le responde contándole todo el origen de su linaje. Glauco sabe desde el principio, porque en la tradición amazona, las mujeres que además de guerreras, educaban a sus hijos y le enseñaban su historia. En cambio, Diomedes no sabe de dónde viene. Con este pequeño diálogo podemos interpretar que quienes trasmitían el saber eran las mujeres y no los hombres. Glauco recuerda a todos sus ancestros femeninos.
En la herencia masculina, en el Juego de tronos, el nuevo rey llega para gobernar y olvidar el legado del anterior, esa es la ley del patriarcado, la historia nace con mi reino, como el emperador chino Qin Shi Huang, quien mandó a borrar los libros de historia para que esta comenzara con él, o como Pinochet que hizo borrar el legado de la Moneda y ordenó quemar los libros. En la tradición femenina, fueron ellas las que comenzaron a preservar el futuro y el linaje.
En la guerra de Troya, luego de que las amazonas ayudaron a asediar la ciudad y lograron el triunfo, una a una fueron asesinadas. Clonia (muerta por Podarces), Polemusa (muerta por Aquiles), Derinoe (muerta por Áyax el Menor), Evandra, (muerta por Meríones), Antandra (muerta por Aquiles), Bremusa (muerta por Idomeneo), Hipótoe (muerta por Aquiles), Harmótoa (muerta por Aquiles), Alcibia (muerta por Diomedes), Derimaquea (muerta por Diomedes), Antíbrota (muerta por Aquiles), Termodosa (muerta por Meriones).
Todas ellas muertas por los griegos, ninguna por los troyanos. Desde ese momento, creo y no soy experto en antropología claramente, nace con los espartanos, el reinado del patriarcado.
El viaje del héroe y el viaje de la mujer para transformarse en la heroína
En guion cinematográfico, unas de las primeras materias que se enseña es “el viaje del héroe”. Este viaje, tomado principalmente de los estudios de Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito, donde analiza un sin fin de culturas y llega a una especie de relato único y universal, arquetípico que él llama “El Monomito”. En este viaje de iniciación, el héroe comienza un abandono del mundo cotidiano y se enfrenta a pruebas que superará para finalmente volver al mundo cotidiano, como en 13 Reasons Why, Clay Jensen intentará descubrir por qué se suicidó Hannah Baker, mientras va madurando y creciendo, enfrentando a los monstruos internos y externos. Es el hombre quien realizar el viaje y es la chica la que muere. Una vez en la pantalla y una y otra vez en la vida real. O en The Night Of, el policial de HBO, donde aparece el cuerpo acuchillado de Andrea y tal como Aquiles que quedó prendado de la mujer a la que acababa de matar, en la serie, la belleza y fragilidad de Andrea enamora desde el primer segundo.
Algunas variaciones del viaje del héroe podría ser Sharp Objects donde, ¡oh, sorpresa!, dos chicas han desaparecido y aparecen muertas, pero Camille Preaker (Amy Adams), una periodista alcohólica y borderline deberá resolver el caso. En esta serie y, en particular en este caso, se da lo que algunas autoras llamarían el “viaje de la heroína”.
Maureen Murdock en su libro El viaje de la mujer heroína cuenta que una vez hablando con Campbell le preguntó por qué el viaje era masculino y él le respondió que siempre “había sido así”. Ella, no contenta con la respuesta, comenzó a indagar sobre todo desde la psicología y relatos antiguos sobre el viaje de la mujer, y asociándolo a la mujer actual. Murdock es escritora, psicoterapeuta junguiana y licenciada en terapia familiar, especializada en desarrollo humano. En su trabajo como terapeuta de mujeres observó en ellas una pauta de insatisfacción constante por los éxitos profesionales, que describían como una sensación de aridez o vacío, de muerte espiritual, junto con la pregunta ¿para qué sirve todo esto?
Murdock, emulando el viaje de Campbell elaboró el siguiente esquema.
En primer lugar, el alejamiento de lo femenino. Dice que, en su primera etapa, la mujer “rechaza su naturaleza femenina, identificada por miles de años de patriarcado como pasiva, voluble, débil, inferior, dependiente, demasiado emotiva e improductiva que generalmente se da en los albores de la adolescencia”. Es el rechazo a la diosa interna, a Hebe, la más joven de las diosas. En esta etapa, la mujer se ha identificado con los valores de lo masculino, lo que está afuera, el pene que penetra, el que quiere alcanzar la gloria, ya que entiende que el triunfo está afuera como ocurre en la película de Mulan (Tony Bancroft y Barry Cook), por ejemplo, o Alissa en The End of the F***ing World quien usa la chaqueta de su padre como homenaje y odia a su madre quien se ha vuelto a casar con un pelafustán. Este primer rechazo a lo femenino será el puntapié inicial para que al final retorne a su propia naturaleza. Se produce la identificación con lo masculino, que parte con la pérdida del padre. En ese sentido, como no recordar a Rue o Cassie Howard de Euphoria, cuyos padres mueren o la abandonan. Por tanto, en esta perdida, la mujer busca aliados. Rue en la droga, Cassie en el sexo. Lo mismo pasa con Camille Preaker quien luego de la muerte de su hermana, decide irse y comienza una vida de descontrol. La muerte del padre puede ser física o espiritual.
En el tercer paso prueba el camino, el encuentro con dragones y ogros. La heroína sigue en el mundo exterior y al igual que el héroe quiere obtener éxito. “Todo está orientado a subir la escala académica o corporativa, lograr prestigio, posición y equidad financiera, y sentirse poderosa en el mundo”. Sin embargo, en el mundo interior, su tarea involucra superar los mitos de dependencia, la inferioridad femenina o déficit en pensamiento y amor romántico. Esos son los ogros. “No me la podré”, decía Celeste Wright (Nicole Kidman), en Big Little Lies, quien decide renunciar a su carrera, vencida por los ogros internos. Otras, como en la misma serie, Renata Klein (Laura Dern) quien se ha abierto paso en el mundo gerencial y cree que no tiene amigas porque estas la envidian. En esta etapa, la mujer aún está trasvestida de hombre, ya que es la única manera de enfrentarse a ellos y sobrevivir. Es algo que Camille (Sharp Objects) renunció o lo que Claire Underwood en House of Cards desea fervientemente.
El cuarto paso es encontrar el beneficio del éxito. En algunas familias, culturas y religiones, nacer en un cuerpo de mujer es de segunda categoría, la hija mujer ha entonces fallado desde el comienzo y está marcada psicológicamente solamente debido a su género. En la India cuando menstrúan son aisladas. Una mujer no tiene éxito hasta que logra tener un hijo y forma una familia, es decir, se trasviste en tres personajes a la vez, es profesional, es madre, es esposa. Y los demás la admiran. Los dragones y los ogros la acechan. Es lo que no quiere perder, por ejemplo, Reese Witherspoon como Madeline Martha Mackenzie en Big Little Lies. El reverso, el fracaso es Jane Chapman (Shailene Woodley) en la misma serie. Madre soltera con un hijo fruto de una violación.
El quinto paso es el despertar a las emociones de aridez espiritual: muerte
“La primera parte del viaje de la heroína está impulsado por la mente y la segunda parte es en respuesta al corazón. La heroína ha estado trabajando en las tareas de desarrollo necesarias para ser un adulto, para individualizarse de sus padres y para establecer su identidad en el mundo exterior. Sin embargo, que ella haya logrado sus objetivos duramente ganados, puede experimentar una sensación de Aridez Espiritual” dice Murdock. El mundo le es ajeno, algo en ella se ha secado, en esta lucha por ser lo que no es «¿Qué he perdido en esta búsqueda heroica?». Todo lo que se propuso en la vida lo logró, ha sido profesional, ha sido madre, todo lo que la sociedad le ha pedido, ha debido dejar de lado sus emociones, a sus hijos en un jardín desde las 8 de la mañana hasta las 18.00 hrs. Pero… ha sido un gran sacrificio para su alma. Su relación con su mundo interior está alejada. Ha perdido la diosa. Ella se siente oprimida pero no comprende la fuente de su victimización. Se ha abandonado a sí misma y no sabe qué lugar ocupa y algunas como Madeline Martha Mackenzie (Reese Witherspoon) en Big Little Lies se refugia en pequeñas luchas sociales mientras mantiene un amante. Su esposo es un tipo de buen corazón, pero un debilucho.
Iniciación y descenso a la Diosa
En este punto, la heroína enfrenta un descenso a “la noche oscura del alma”, donde todo lo sólido se desvanece en el aire y las creencias se le escurren entre sus dedos como líquidos irrecuperables. Todo descenso siempre trae tristeza, pena, una sensación de estar desenfocada y sin dirección. Las mujeres antiguas acumulaban su pena y su rostro de llenaba de pequeñas manchas que llamaban “melancolías”. El descenso siempre implica un desarraigo es dejar la casa, separarse de los padres, la muerte de un hijo (el dolor más grande, ese hijo al que apenas viste crecer, se muere, solo y triste como suelen ser las muertes), abandona al amante o esposo. Surgen las adicciones, es la transición de la edad adulta. El descenso puede tomar semanas, meses, años y no puede ser apresurado porque la heroína está reclamando no solamente una parte de ella misma, sino también la pérdida del alma de la cultura. Es Camille en Sharp Objets, o Carmela Soprano en Los Soprano, quien prefirió buscar amores imposibles intentando ser rescatada. Algunas mujeres nunca salen de esta etapa; como la madre de James en The End of the Fucking World que decide suicidarse frente a su propio hijo. Otras siguen en la búsqueda.
Anhelo urgente de reconectar con lo femenino
“El desmembramiento y renovación es una característica clave del antiguo mito Sumerio de Innana y Ereshkigal. Innana, la reina del mundo superior viaja al inframundo para estar con su hermana Ereskigal, la reina del gran abajo. El consorte de Ereshkigal ha muerto e Innana atraviesa siete umbrales y siete puertas para estar con su hermana en duelo. En cada etapa ella se despoja de símbolos de su poder. Cuando alcanza el Inframundo, Ereshkigal fija en ella el ojo de la muerte y la cuelga en una estaca para que se pudra. Innana se sacrifica a ella misma por la necesidad de vida y renovación de la tierra. Su muerte y retorno a la vida precede en tres mil años a la crucifixión y resurrección de Jesucristo”. Es Siggy en Vikingos, además de soportar la muerte de su marido, ella sobrevive a la plaga que se lleva a Thyri, su joven hija. La mujer saca todas sus fuerzas para seguir adelante y queda entonces al cuidado de Ubbe y Hvitserk, descendientes de Ragnar y Aslaug. Y en una de las más hermosas escenas de las series actuales, ella se sumerge en el hielo para salvar al hijo de Ragnar y mientras se hunde en el agua helada, su rostro nunca se vio tan dulce. Dice Simone de Beauvoir: “En cierto sentido el misterio de la encarnación se repite en cada mujer; todo niño que nace es un dios que se hace hombre”. Y ese hombre, de alguna manera, será un asesino.
Sanar la división madre/hija
Una de las frases más celebres de Simone de Beauvoir es “No se nace mujer: se llega a serlo”. En esta etapa en el viaje de la heroína, una mujer busca reclamar una conexión con lo femenino sagrado para comprender mejor su propia psique. Puede involucrarse en la investigación de “diosas antiguas” como Innana, Ereshkigal, Afrodita, Persefone, Kali o los misterios de María sea la madre de Jesús o la Magdalena. Quiere saber de dónde viene su estirpe sagrada. Necesita la reconexión con “lo femenino”, pero la única manera de sanar eso es enfrentando a la madre. Es un enfrentamiento de culpas, de por qué la abandonó en un colegio todo el día, por qué siempre aceptó en silencio las órdenes del padre, por qué nunca le habló de su linaje sagrado. Esta dualidad madre hija debe sanarse. A veces sana la hija, a veces la madre. Se produce un duelo en la mujer; pero este duelo traerá consigo una nueva época de creatividad.
Sanar lo herido en lo masculino
La siguiente etapa incluye la sanación de su “Naturaleza Masculina”, ya que la heroína recupera sus proyecciones negativas sobre los hombres en su vida. Esto implica identificar las partes de sí misma que han ignorado su salud y emociones, se han negado aceptar sus límites, las ha llevado al límite. Esta etapa también implica reconocer los aspectos positivos de su naturaleza masculina. Aquí aprende a entender “su verdad y aceptarse en su autoridad”. En ese sentido, recomiendo ver la película Valiente, Mérida, la protagonista, hacia el final de la película, cuando ha sanado la herida materna, asume la lucha, pero como mujer.
Integración de lo masculino y femenino
La etapa final del “Viaje de la Heroína” es el matrimonio sagrado de lo masculino y lo femenino, el Hieros gamos, el matrimonio sagrado. Una mujer recuerda su verdadera naturaleza y se acepta a sí misma como es, integrando ambos aspectos de su naturaleza. Es recordar lo que en algún lugar en el fondo ella siempre sabía. “Los problemas actuales no está resueltos, los conflictos permanecen, pero el sufrimiento propio, mientras ella no lo evada, la llevará a una nueva vida. Al desarrollar una nueva consciencia femenina, ella debe tener una consciencia masculina igualmente fuerte para llevar su voz al mundo. La unión de lo masculino y lo femenino implica reconocer heridas, bendecirlas y dejarlas ir”. Como en aquella bella y triste escena donde Cassie Howard se realiza un aborto, de fondo suena My Body is a Cage de Arcade Fire, mientras sueña/imagina que patina libre, con su cuerpo libre sin las ataduras que le impone el mundo. Ella será otra persona después de eso, el padre ha muerto, ha nacido una nueva mujer.
La heroína debe convertirse en una guerrera espiritual
Ella primero ansía perder su ser femenino y mezclarse con el “masculino y una vez que ha hecho esto, comienza a darse cuenta de que esta tampoco es la respuesta ni el objetivo. No debe descartar ni renunciar a lo que ha aprendido a través de su búsqueda heroica, sino ver sus habilidades y éxitos ganados con esfuerzo no tanto como el objetivo sino como parte de todo el viaje. Ahora es una guerrera”. Una amazona, es consciente de lo femenino y masculino que hay en ella (el animus y el ánima jungiano). “Este momento es necesario para cada uno de nosotros en este momento mientras trabajamos juntos para preservar la salud y el equilibrio de la vida en la tierra” (Murdock, 1990) que era el sueño que Ragnar y Lathgertha no pudieron cumplir y solo conquistaron una tierra árida y fría y su mundo tal como sus dioses, murieron sin un gran banquete.
Se cierra el ciclo, en una unión espiritual interna. Nace lo femenino, la amazona, la diosa madre de la tierra, la dadora de luz.
Finalmente, hay mujeres que morirán trasvestidas en lo masculino. Es la mujer gárgola protectora del patriarcado. La mujer anclada en las religiones que, en algún momento, quizás con la llegada del cristianismo y la muerte de los demás dioses, el sol pasó a ser masculino y la luna femenina.
En la película Troya, Brad Pitt es Aquiles, el asesino de las amazonas y es Cliff Booth, el hombre que mató a su esposa, que vive autoexiliado en el desierto y que paradójicamente, es quien salva a Sharon Tate de morir asesinada. Con esto, Tarantino, tal vez y solo tal vez, como le gusta hacerlo en sus películas, todo héroe necesita una redención. Si en una vida fue asesino, en otra será el salvador.
Porque, finalmente, todo viaje sea el del héroe o el de la heroína es un viaje hacia nosotros mismos, al abismo que somos, a las sombras que pisamos, la luz que de vez en cuando damos. Todo viaje es un abandono de un cuerpo que nunca fue nuestro.
En esta “Nueva Era” la mujer reclama ser el sol nuevamente. Solo espero que los espartanos no regresen del averno o del olimpo. Aunque esta vez, quizás, las amazonas estarán más preparadas.