Por Belén Cerda
La pandemia ha sido impedimento para la realización de muchas actividades, especialmente en relación a la cultura. Sin embargo, no fue impedimento para la realización de la sexta versión del Festival 100 en 1 día Santiago. A pesar de que desde la primera vez que se llevó a cabo, contó con una gran cantidad de asistentes, con importantes invitados, tanto nacionales como internacionales, el hecho de no poder hacerlo del mismo modo que en versiones anteriores, lo del día miércoles 17 de febrero, en realidad, dejó en evidencia que el arte siempre encuentra la forma de salir a flote. Como su eslogan lo dice: “Ante todo, arte”, sorprende la forma en que la Fundación Vuelta a la Manzana (VALM), a pesar de no poder realizar cien actividades como es de costumbre, logró tener éxito mediante sus puestas en escena al aire libre y con aforo limitado, entre las que destacaron las artes escénicas y visuales. La utilización del espacio fue provechosa, entendiendo que la contingencia ha limitado incluso el arte.
Cada una de las intervenciones tuvo un importante impacto, tanto para los realizadores y asistentes, como para aquellos y aquellas que se encontraban paseando por el lugar, ya sea que estuviesen haciendo trámites o comiendo en algún restorán cercano. Todo esto se logró a través de trabajos destacables, con temáticas tan necesarias como llamativas: desde luchas sociales, violencia, migración y deconstrucción de relatos bíblicos, hasta entretención para todas las edades. El teatro, el arte, la historia, e incluso la crítica social, se tomaron las céntricas calles del Paseo Bulnes por completo, desde la Alameda hasta calle Mencía de los Nidos.
De las actividades realizadas, tanto de manera permanente como las intervenciones por horario, destacan aquellas relacionadas a la historia, la actualidad y los movimientos sociales. Dentro de la alegría y los colores, también se podían encontrar intervenciones cuyo origen son hechos históricos que quedarán para siempre en el registro nacional como parte de grandes injusticias vividas en Chile, como lo es el caso de Ojos para Chile, un montaje colectivo de ojos fabricados a mano por orfebres, como forma manifestación y una especie de reparación a los casos de víctimas de mutilación ocular, producida por la represión policial a partir del 18 de octubre de 2019. Las autoras de esta exposición son Aranda Feres y Liliana Ojeda. La actividad contemplaba la elección, por parte de los presentes, de una de las piezas oculares hechas a mano, para luego ser colgadas en un lienzo. La visibilización de las injusticias también puede ser posible gracias al arte, convirtiendo hechos tan dolorosos, en una lucha conjunta con la cultura.
Del mismo modo, otra de las exposiciones que abordó temas contingentes, por los cuales se mantiene una lucha constante, fue Lágrimas, puño y letra, una instalación realizada por la organización no gubernamental Amor por tus años, en la que el foco se centró en la violencia de género. Distintos relatos de mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, en el pololeo, e incluso víctimas de violencia policial, fueron los que se pudieron leer en una exposición de los testimonios. Crudos, pero reales. Se muestra una realidad que muchas veces está oculta, por vergüenza, por miedo o por normalización de conductas dañinas. Lo más lamentable es que muchas de las mujeres que se acercaron a ver la intervención, confesaron que tenían tristes experiencias que relatar también. Lo importante, para la ONG, es no solamente la visibilización de estos hechos, sino que también la contención de las víctimas. La contención también se puede dar a través del arte como vitrina, como acto de reivindicación y confesión.
En el marco de las confesiones y revelaciones, uno de los stands con mayor éxito fue El árbol de los secretos, realizado por Club Secreto. Una intervención de performance, cuyo foco fueron los secretos de los asistentes y de personas que enviaron sus confesiones anónimas, bajo la consigna de contar un secreto jamás revelado. Los presentes pudieron caracterizarse, a través de vestuario y accesorios que les permitieran personificarse de la forma en que quisieran, para confesar su secreto en voz alta, con micrófono incluido. No muchas personas se atrevieron, a pesar de que, por ejemplo, la mayoría de los secretos no eran más que una forma de soltar algún hecho cotidiano que los pudo haber marcado. Instancias como estas son las que, en medio de tanta necesidad de ocultar lo que somos, nos permiten abrirnos y mostrarnos en nuestra esencia humana sin miedo. Penas de amor, experiencias ocultas, lo que nos gusta hacer cuando estamos solos en casa… más de alguno se sintió identificado con alguna de las confesiones que leyó y, quizás, sintió que no estaba solo. Tal vez, entre otras cosas, eso es lo que provoca el arte: sentirnos vivos, vivos porque experimentamos tanto, tanto que no sabemos qué es lo convencionalmente confesable.
Respecto otras actividades interactivas, Tiro y te empujas, a cargo del Colectivo Ludoteca, fue una de las que marcó la jornada. A través de un tablero en el piso, se le invitó a los asistentes a salir de su zona de confort y probar nuevas experiencias con la realización de retos que le permitirían reconectarse con la sociedad a aquellos que participaran. Entre los desafíos estaban, por ejemplo, las opciones de llamar a alguien que te interese, desearle algo bueno a alguien que quieres, atreverte a iniciar un emprendimiento, etc. Entre tanta presión, deberes, tareas, trabajo, dedicarle tiempo a otros y a uno mismo, la distracción se vuelve necesaria y terapéutica.
En esta sexta versión del Festival 100 en 1 día, el protagonismo se lo llevó lo genuino, más allá de la destacable e impecable organización, el foco fue lo auténtico e improvisado. Sacar al público de lo cotidiano, que aquellos y aquellas que pasaban por el lugar, preguntaran, se acercaran y, al mismo tiempo, participaran de las actividades, evidencia que incluso cuando hay otras cosas que hacer, como cumplir con los deberes de la vida misma, siempre habrá tiempo para el arte, para aprender y para dejar ciertas cargas atrás.
Siempre nos han dicho que el arte debe hacernos sentir algo y este festival, a través de sus intervenciones, lo logró con creces. Todas tuvieron algún tipo de impacto, porque la calle, una vez más, se convirtió en escenario, no únicamente para los artistas que vienen enfrentando tiempos difíciles, sino que también para el público, los espectadores y participantes de la instancia. Ante todo, arte.
Festival 100 en 1 día Santiago
Fecha de realización: Miércoles 17 de febrero, de 12 a 17 hrs
Lugar: Paseo Bulnes, Santiago
En Chile es organizado por la Fundación Vuelta a la Manzana (VALM) y financiado a través del programa de Fortalecimiento a Organizaciones Culturales, convocatoria 2018, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.*