Columna de Opinión: Francia vuelve a abrir sus salas de cine de la mano de un estreno chileno

 

Por Gabriela Bravo, desde Paris

Durante más de 100 días los proyectores de los cines de Francia dejaron de iluminar las salas oscuras repletas de público, cesaron las risas, los llantos, los suspiros de sorpresa e incluso el incómodo ruido del público comiendo cabritas. Más de 100 días en que las salas oscuras solo fueron eso, oscuridad.

Debido a la epidemia de COVID-19 que azotó a Europa a principio de año, y que en Francia deja un saldo de casi 30.000 muertos, los cines fueron uno de los primeros lugares en ser clausurados. La configuración de las salas fue visto como un caldo de cultivo perfecto para que la pandemia se pudiera expandir: lugar cerrado, sin distancia social y con personas desconocidas que estarán estáticas por más de una hora. Por esta razón, antes de que el presidente decretara el confinamiento total de la población, los cines ya habían cerrado sus puertas.

Pero como no hay mal que dure cien años, ni persona que lo soporte, para la alegría de los cinéfilos, el 22 de junio los cines volvieron a encender sus proyectores. Como parte de la tercera etapa de desconfinamiento en Francia, el gobierno decretó que las salas de cines podía volver a funcionar, siempre y cuando respetaran los protocolos sanitarios: los trabajadores deben usar mascarilla, el establecimiento debe proveer alcohol gel a sus clientes, tienen que programar la salida del público para que no se formen aglomeraciones, limpiar las salas constantemente e incitar a que los clientes respeten la distancia social al dejar siempre un asiento libre de cada lado (a excepción de las personas que vienen juntas).

Tanto fue el entusiasmo de los dueños de salas y los amantes del séptimo arte que el domingo 21 algunos cines de París y de otras regiones ofrecieron una sesión nocturna a las 00:01, es decir, al primer minuto del lunes 22 de junio, momento en que la ley les permitía abrir los cines. El cine parisino Les 5 Caumartin hizo una avant-première junto a los actores de la película francesa Les Parfums.

El cine en Francia es una industria muy organizada y los estrenos se preparan con bastante anticipación. Por esta razón, el anuncio tardío del desconfinamiento de las salas no permitió que se programaran grandes estrenos para esta fecha, por lo que los cinéfilos debieron conformarse con la reposición de las películas que estaban en cartelera al momento de la explosión de la pandemia o, incluso, volver a ver filmes éxito de taquilla como Los Miserables de Ladj Ly y Parásitos de Bong Joon Ho.

El cine latino al honor

Sin embargo, dos películas latinoamericanas fueron estrenadas en esta primera semana de la vuelta del cine a Francia, la peruana Canción sin nombre, de Melina León y la chilena Perro bomba.

Canción sin nombre participó en 2019 en la Quinzaine de Réalisateurs del Festival de Cannes, dejando una muy buena impresión. Una película en blanco y negro que cuenta la historia de Georgina, una joven indígena embarazada que sufre el robo de su hija al momento de nacer, mientras que de telón de fondo se desarrolla la crisis política de los años 80 en Perú y los atentados del grupo Sendero Luminoso. El filme busca marcar un contraste potente entre la pobreza y desamparo de la historia y sus personajes y la delicadeza con la que la cámara las muestra.

Y Chile no podía quedarse atrás en esta vuelta al cine. Aunque durante la pandemia la película chilena Perro bomba de Juan Cáceres había tenido una avant premiére a través de la sala de cine virtual La 25ème Heure, el miércoles 24 tuvo su estreno en carne y hueso en el reconocido cine independiente Saint-André des Arts, ubicado en el corazón de París, a pasos de la catedral de Notre-Dame.

La cinta que cuenta la historia de Steevens Benjamin, un joven haitiano inmigrante en Chile que se ve confrontado al racismo y la pobreza, navega entre la ficción y el documental, ya que el personaje principal se llama, vive, se viste y escucha la misma música que el actor que lo interpreta.

En su estreno la película no solo despertó el interés del público chileno o sudamericano, sino que también se hizo presente el público francés y la comunidad haitiana de Francia.

Los grandes estrenos de la industria del cine estadounidense han sido aplazados en el mundo entero, lo que podría darles una oportunidad a películas independientes y de diferentes partes del globo, de brillar en los cines franceses mientras se vuelve a poner en marcha todo el engranaje de la industria del cine mundial.

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