Por Galia Bogolasky
Hace poco más de 10 años Netflix aterrizó en Chile y llegó para quedarse. Se convirtió rápidamente en un fenómeno, que ya venía desarrollándose a nivel global desde hace un par de años antes. En un momento en que la televisión vivía su primera gran crisis, esta nueva plataforma se convirtió en la mejor alternativa. Lo que prometía era perfecto; ver contenidos cuando quieras y donde quieras.
La plataforma comenzó adquiriendo películas y series que se habían estrenado en las salas o en televisión respectivamente, para luego empezar a generar contenido propio. Al poco tiempo, este contenido original tuvo un crecimiento exponencial en muy poco tiempo, logrando atraer a audiencias internacionales y generando un catálogo diverso, logrando un acceso transversal en todas partes del mundo.
Sin darnos cuenta, las alternativas se multiplicaron, y nos encontramos con millones de títulos disponibles. Ya no sólo venían de Hollywood, Europa y Latinoamérica, sino que empezaron a aparecer series y películas exitosas de los países nórdicos, asiáticos y de rincones insospechados del mundo, al que nunca antes habíamos tenido acceso.
Esto nos abrió un mundo a conocer distintas culturas, idiomas, estilos narrativos, géneros, formatos, incluso contenidos interactivos. Junto con eso, accedimos a historias que nos conmovieron de cineastas y actores extranjeros, que habían tenido reconocimiento internacional.
Hasta ahora podíamos ver todo eso por sólo $8,320 pesos (aprox 10 dólares). Dentro de esa suscripción uno podía compartir con hasta 4 usuarios más, por lo podía llegar a valer menos de $2,000 por persona. Si uno lo piensa bien, con la cantidad de contenidos y tiempo que le destinamos a Netflix, en promedio, es un monto bastante razonable. Pero ahora, la compañía ha decidido cambiar sus políticas de suscripción compartida, ya que, desde el próximo mes, habrá que pagar por separado un monto adicional por cada cuenta compartida.
En el contexto Pandemia, donde las plataformas crecieron aún más, convirtiéndose en una industria muy competitiva, junto con la aparición de nuevos servicios como Amazon Prime, HBO Max, Disney +, Apple TV, entre otras, no era sostenible mantener esos precios. Para producir contenidos de buena calidad, que sean competitivos, se necesitan más recursos, y a pesar de que la compañía dice que este cambio se debe a razones de seguridad, probablemente necesitan más cash para invertir en producciones aún más robustas.
Hace tiempo que Netflix dejó de ser una plataforma de contenidos online, sino que pasó a ser la productora más grande de contenidos audiovisuales del mundo. Además, entró a competir con las salas de cine, incluso pre pandemia, generando polémicas como en el Festival de Cannes y en los Premios Oscar de hace un par de años, debido a que algunos no estaban de acuerdo que las películas estrenadas por streaming compitan por igual con películas estrenadas en salas.
Finalmente, el cine es el cine, y da lo mismo dónde lo veas, lo que importa es la calidad del contenido. Para ver contenido de calidad, hay que apreciar su valor y pagarlo.