Por Javier Salah M.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood anunció ayer que la ceremonia 93° de los Premios Oscar serán postergados para el 25 de abril del 2021, entrega que habitualmente es entre los últimos días de febrero y los primeros días de marzo.
Que se aplace dos meses, siendo honestos, no genera grandes cambios. Pero esta nueva fecha propone desafíos y grandes oportunidades a largo plazo. Lo primero, más bien aspectos comerciales: salvar las películas con millonarias producciones que no han podido ser estrenadas en salas de cine y así recuperar, de alguna forma, la inversión. Warner Bros o Disney, dos de las grandes compañías, se han resistido a cambiar las salas de cine por el computador, así que están esperando el momento para estrenar sus grandes cartas pendientes. Otros han optado por estrenar en plataformas como Netflix.
Habrá más tiempo para terminar las películas en proceso que, al menos para esta ceremonia, deberían ser las menos, ya que la acelerada industria audiovisual planifica su recorrido por festivales y premios con más anticipación. Dos meses no harán la diferencia en nuevas creaciones, pero sin duda es un respiro para quienes depositan sus fichas en la temporada de premios. Ahora las películas tendrán plazo para postular hasta el 28 de febrero del 2021.
Hay quienes sostienen que el cine solo se completa cuando la audiencia va una sala, por la experiencia, el sonido o la imagen. Por lo mismo, uno de los requisitos de la Academia para postular a la estatuilla era, precisamente, que la película fuera estrenada en salas y, por lo menos, con una semana en cartelera. Este año, a raíz de la pandemia, decidieron flexibilizar este punto y aceptar las postulaciones de aquellos trabajos que originalmente iban a ser estrenados en cines, pero lo hicieron vía streaming debido al COVID-19. Bueno, tanta flexibilidad no hay. Pero es un paso.
Ante el escenario digital, parece que la biblioteca cinematográfica es infinita. Así, emerge obligado uno de los desafíos: ampliar las opciones de películas candidatas y abarcar temas que antes no han sido aceptados. Darle espacio a nuevos productores y estudios, sobre todos los independientes que han visto en Netflix su posibilidad de llegar a públicos masivos. Y, sobre todo, hacerse cargo de las críticas que han recibido los últimos años. Pero para no ser ingenuos, hay que aceptar que recién en dos años más podríamos ver los cambios. Una instancia tan tradicional como los Oscar va a hacer sus modificaciones progresivamente, no de un año para otro.
La ceremonia del 2020 fue la menos vista en la última década, así que otro de los objetivos es captar nuevos públicos. La Academia tiene el deber de dar luces sobre una nueva apertura. ¿Cómo? Respondiendo al #OscarSoWhite que surgió hace cuatro años a raíz de la escasa participación de actores y directores de color, y considerar a más mujeres, sobre todo directoras. Este año no hubo nominadas en Mejor Dirección y en las 92 versiones solo una mujer, Kathryn Bigelow (The Hurt Locker, 2009) ha ganado la estatuilla. Acá sí hay espacio para responder de forma inmediata.
Es la Academia la que manda en la temporada de premios. Por eso este anuncio de nueva fecha es tan importante: damos por hecho que esta será la última ceremonia de la temporada. Una que inicia con los Emmy en septiembre, premiando a la televisión y que ya confirmó su edición de este año, manteniendo la fecha, pero en un formato (y resguardos sanitarios) por informar. Luego, hay un salto de varios meses y el siguiente año empieza con los Globos de Oro; los premios de los Sindicatos (actores, directores, guionistas y productores, entre otros); los Grammy y los Brit en la música; y los Bafta y el Oscar.
Este último es el que genera más expectación. Por lo mismo, cierra la temporada y esta nueva fecha tendrá un impacto en todas las demás ceremonias. Es factible, entonces, que las otras premiaciones modifiquen también sus fechas. Los Bafta, la versión británica del Oscar, ya confirmó su postergación también para abril. Estas nuevas fechas permitirán que las películas puedan hacer su recorrido por festivales y premiaciones con más calma, adaptándose a la tan manoseada nueva normalidad.
Pero más allá de la alfombra roja o el programa de televisión, las premiaciones son el espacio para valorar todo lo que compone una película. Incluso los diseñadores y las grandes casas de moda sacan cuentas alegres gracias a estas ceremonias.
Es la oportunidad para visibilizar el trabajo de todas las áreas y también conocer en qué está el mundo. Por eso fue tan rechazado que este año hayan querido premiar las categorías técnicas como Maquillaje o Vestuario en comerciales, las que finalmente tuvieron el mismo espacio que el resto de los nominados.
Que este año la surcoreana Parásitos haya ganado como Mejor Película es un gran hito. Esta película dirigida por Bong Joon-ho empezó su lista de premios mucho antes: ganó la Palma de Oro en Cannes, obtuvo todos los galardones de la temporada a Mejor Película Extranjera y terminó con los Oscar, ganando en las categorías más importantes. De aquí en adelante, por más que la Academia se resista, será un deber mirar el mapa completo para considerar a los nominados. Un arma de doble filo en tiempos de pandemia, ya que el COVID-19 está afectando a cada país en tiempos distintos, así que quizás algunos queden fuera por esta vez. El retorno de la industria será lento e incierto y no sabemos cuándo las salas de cine podrán convocar nuevamente al público.
Es innegable que los premios, y sobre todo los entregados por la Academia, se transforman en un parámetro de información. El resto del mundo puede conocer en qué está la industria y hablamos de esas películas cada año. Es una vitrina y todos ganan.
Con el COVID-19 de contexto, el arte y la cultura se ha transformado en un espacio de reflexión, casi terapéutico. En lo inmediato, hemos descubierto durante estos meses las diferentes plataformas con amplio catálogo y muy accesibles. También nos hemos dado cuenta de lo infinito que es el cine; la tecnología y la globalización nos ha permitido conocer otras industrias tan grandes e importantes como Hollywood. Por lo mismo, es importante que la Academia confirme su rol social y actualice lo que tiene pendiente hace años. En la próxima edición debiera dar luces para confirmar que están observando.
Puede que la experiencia del cine cambie a como lo conocemos y eso traiga como consecuencia la oportunidad para nuevos realizadores, formatos y temas. Este año fue una película surcoreana la que ganó los premios a mejor película, director, guion y película extranjera. El próximo año esperamos que esto se amplíe. Pero quizás no sean tiempos de realizar: más bien de observar, mirar y descubrir. Y así, en unos años más, la Academia podrá ser realmente un espacio global. La intención está.