Columna de Opinión Series Terapia “Euphoria”: Somos nuestras adicciones

 

Aprender de la vida mientras vemos series de televisión.

Por Vladimir Rivera

El trauma según Felipe Lecannier, experto y psiquiatra chileno, lo define como “algo que le ocurre al niño y que no lo puede manejar”. El trauma no tiene que ver con el origen social o la realidad socioeconómica. No tienes para que haber estado en el Sename, por ejemplo, para entender que también tengas un trauma. El trauma, hoy en día, es una epidemia de salud mental, tal como es el cáncer o la obesidad. Para el niño es muy importante quien lo cuida, entonces si para el niño quien esa misión, lo maltrata, lo más probable es que lo traumatice. Todo niño busca protección, está en su biología. Los niños navegan en un mar desolado en busca de un bote que los rescate, pero si ese bote está lleno de pirañas, ese niño no querrá subirse nunca más a uno, aunque signifique morir en el intento. Todo niño, dice Humberto Maturana, “busca alguien a quien admirar”.  Si esa figura, que suelen ser sus padres, se cae toda la estantería. El mundo se viene abajo.

¿Cómo descubro el trauma en alguien? ¿cómo es que se manifiesta? Para mí, como guionista y escritor, lo entiendo y lo comprendo desde ciertas ficciones, por lo mismo, para explicar y entender dicho fenómeno analizaremos y comentaremos la serie Euphoria de HBO. En esta serie existe una constante pugna entre el mundo adulto y el mundo de las y los adolescentes que la protagonizan.

Sin embargo, antes de entrar en porqué esta serie y no otra, creo firmemente que las series de televisión (y las películas) son los nuevos libros de filosofía y psicología. Antiguamente, muy antiguamente, cuando te enseñaban filosofía en la escuela, habían frases, ideas que resonaban en ti y que de alguna manera eran tus “maestros”. Al volverse el mundo más visual (el Homo Videns) los libros, sobre todo los más técnicos, se vuelven pesados de leer, de digerir y lo peor, ya no tienes con quien hablarlos. Sin embargo, y es aquí donde hago una apuesta, mucha de la filosofía y psicología actual está en las series o películas que vemos. Entonces ¿podemos aprender de ellas? ¿me debo sentir culpable de ver tantas series? ¿cómo aplico ciertos conceptos narrativos para mi vida? El binge watching, esos atracones de series que muchas o muchos se dan los fines de semana y que con la cuarentena se han duplicado, es una de las tantas enfermedades mentales del siglo XXI. Netflix se ha transformado en una plataforma vital, es nuestro Kant, es la crítica a la razón, es el panóptico que da cuenta de los distintos modelos conductuales. En muchas ciudades el binge watchingaumenta en la medida que nos hacemos mayores. El confinamiento para muchos adolescentes no es un problema, ya que viven, sin que nos demos cuentas, confinados en sí mismos. El problema del confinamiento es que todos los demás ahora lo están.  Si antes quería estar solo en mi casa mientras mis padres trabajan, ahora ellos trabajan en casa, por tanto, ¿cómo me oculto en un espacio pequeño? ¿cómo me enfrentó a mí mismo en la constante compañía?

Todos nosotros somos una historia que se construye día a día y en esta historia tenemos un rol ¿o narramos nuestra propia vida o somos narradores de la vida de los demás? Para entender eso, tenemos que hacernos una pregunta previa ¿quién soy? O mejor dicho ¿quiénes somos? Toda serie siempre parte de esa premisa, que en términos filosóficos puede demorar toda una vida, el quienes somos es la base de la construcción de todo relato. Toda historia ocurre en la medida que hay un personaje que al recorrer la historia aprende de sí mismo.

Y sí, en toda serie, los personajes tienen una herida, algunos le llaman “el fantasma”, otros “el backstory” y los especialistas “el trauma”.

Euphoria es narrada desde el punto de vista de Rue Bennett (Zendaya) una chica de 17 años que viene saliendo de un centro de rehabilitación de drogas. De inmediato te pregunta ¿cómo una chica como ella llegó a ser adicta antes de la mayoría de edad? De inmediato, entonces, la protagonista cuenta su vida y entendemos en un par de secuencias que cuando pequeña tuvo una alucinación y eso encendió las alarmas de los padres y la sometieron a un tratamiento con medicamentos, detectándole un trastorno bipolar incipiente. En Chile, gran parte de los estudiantes apenas son identificados con algún “problema de salud mental” son “empastillados”. Una sobrina me decía, entre temerosa y satisfecha, que era una de las pocas alumnas que no tomaba ningún tipo de medicamento. En Euphoria, Rue, con el paso del tiempo, consume todo tipo de pastillas. Ya no es solo es trastorno bipolar sino que, además, necesita estar “tocada”. En ese sentido, el personaje está muy bien construido, ya que pronto conoce a Jules (Hunter Schafer), transgénero, libre, empoderada, todo lo que Rue no es. Al principio se inicia una amistad, ambas son las raras de la escuela. Pero también comienza un romance. Sin ánimo de hacer spoiler ¿qué pasará con esa relación? Para entender qué ocurrirá entre ambas, hay que entender los principios narrativos:

¿Cuál es el conflicto real de Ru?

La base de toda relación es el opuesto.

Rue se aferra con todas sus fuerzas al amor que siente por Jules, pero Jules quiere vivir. La ama, pero no de la manera que se supone que quiere Rue. En todo principio narrativo hay que descubrir cuál es el conflicto de la persona, su trauma, para así entender qué quiere. Para cualquiera el trauma de Rue es la droga. No la puede dejar, sigue consumiendo a escondidas, pero no. Hay que ir al fondo de ese conflicto. ¿Cuál es? Todo drogadicto es adicto. La adicción tiene que ver con un “algo que no pueden dejar”, ya que eso activa sus neurotransmisores y les genera placer. Necesitan ese choque eléctrico, necesitan sentir, aunque sabe que en ello se les puede ir la vida. Para Rue y para todo adicto el problema no son las pastillas…es su adicción. Rue se vuelve adicta a todo. El camino que debe recorrer el personaje es darse cuenta de cuál es su problema, qué fue lo ocasionó su adicción. ¿Podrá Rue vivir sin la droga? ¿Podrá Rue dejar a Jules?

En la vida real generamos adicciones a los niños desde que son pequeños. Cuando un padre dice “le gusta la Coca-Cola”, no es que el niño haya llegado solo a ello, alguien se la dio, alguien repitió ese acto una y otra vez. El exceso de azúcar provoca un placer en el niño, entonces cuando no le das la gaseosa, hace berrinches. La hicimos adicta a las pastillas, a la TV, al azúcar. Por lo mismo, la pregunta que todos deberíamos hacernos ¿qué es lo que realmente está cubriendo con sus adicciones? Hay que ir a esa imagen, a ese momento. “Al trauma”. Toda persona esconde un trauma. En el caso de Rue está asociado a su padre, pues murió cuando ella era muy niña. Él era la figura que admiraba, quien la afirmaba a tierra. A escondidas incluso le robaba las pastillas para el dolor. Entonces, cuando dices que una persona es adicta, un alumno, tu hijo, tu vecino, es entender el problema en la superficie. Hay que hacer un viaje a ese momento “cuando por alguna razón dejamos de ser”. Toda serie, y esto como dato, intenta resolver en el presente un problema del pasado del personaje.

Si lo llevamos a nuestra vida cotidiana tenemos que entender nuestro conflicto presente como el resultado de un trauma no resuelto. ¿Se puede sanar un trauma?

Sí, y es ahí donde entra en juego la buena noticia. Es decirle a alguien que no está sola (o), que juntos buscaremos en qué momento se perdió del camino, que la vida se vive en el presente y que el tiempo es una ilusión, que la vida no es una carrera, pero que, de alguna manera, buscaremos “ese momento”, “el momento”. Toda batalla se resuelve no en la guerra, sino que en los bordes. Entonces y solo entonces, su cerebro se activará, y creerá que es posible esa buena noticia. La buena noticia es que hay una salida.

En el Waldorf, el trauma no es una enfermedad, sino una herida emocional que, al igual que una herida física, debe tratarse lo antes posible para evitar infecciones. Por lo tanto, si tienes un hijo, hija con algún trauma, lo reconocerás de inmediato por sus reacciones: sarpullido en la piel, orina en la cama, fiebre, etc. Intenta en primer lugar volver a ese infante al lugar “seguro”. El poeta Panero decía “todos volvemos al lugar donde alguna vez fuimos felices”. Hay que generarle un piso al niño, volver al abrazo, al afecto, si no, como en el caso de Rue, a la larga se puede generar un “trastorno de personalidad”. Para superar un trauma, en teoría, debes dejar ir. Verbaliza, escribe, pinta, déjalo ir, como las machis dejan ir las enfermedades del cuerpo.

Al final de Euphoria, Rue, a pesar de todas sus perdidas, deberá descubrir a qué es adicta y que la única manera de dejar cualquier adicción es dejando ir.

Y a veces marcharse es la mejor manera de volver a vivir.

 

Título original: Euphoria (TV Series)
Año: 2019
Duración: 50 min.
País: Estados Unidos 
Dirección: Sam Levinson (Creator), Sam Levinson, Augustine Frizzell, Pippa Bianco, Jennifer Morrison
Guion: Sam Levinson, Ron Leshem, Daphna Levin, Tmira Yardeni
Música: Labrinth
Fotografía: Marcell Rév, Drew Daniels, Adam Newport-Berra
Reparto: Zendaya, Hunter Schafer, Sydney Sweeney, Maude Apatow, Barbie Ferreira, Jacob Elordi, Eric Dane

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