Columna de opinión: Soledad Fariña, la escritora del mes en la SECH

Por Fernando Arabuena

Esas ideas de formas verdaderas y esenciales parecen desvanecerse con la deconstrucción de Derrida donde se afirma la autonomía del signo con los significados trascendentales, mediante un planteamiento quiásmico que afirma y niega el signo mismo.

Así, emprendemos el viaje a un mundo antes del lenguaje, al lugar de la anasemia, o el origen inaccesible de toda significancia. Un mundo más allá de las palabras y que es función del psicoanálisis explicar su status paradojal según Nicolás Abraham (1994).

Y es aquí, donde la poesía de Soledad Fariña construye mediante la resignificación total de los vocablos. Donde Eliana Ortega (1988), refiriéndose a Albricia, nos dice que es un intento de re-versión, porque la poeta quiere recuperar la palabra original; esa la palabra-madre americana, que está bajo la lengua que nos impuso la cultura patriarcal de occidente.

En esta búsqueda, Adriazola (1987) agrega sobre la poesía de Soledad Fariña:

Cada segmento o elemento textual, es allí móvil, principio y fin a la vez, rompiendo la linealidad lógica del texto. Es lo que podría llamarse una red paragramática, socorriéndonos con Julia Kristeva, una red de conexiones múltiples, plurivalentes en todos los niveles del texto, que exige una lectura de ‘búsqueda’, cuando el texto es un ‘juego de escondidas.

La poeta Soledad Fariña nació en Antofagasta, Chile, 1943. Estudió Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad de Chile; Filosofía y Humanidades en la Universidad de Estocolmo; y Ciencias de la Religión y Cultura Árabe en la Universidad de Chile. Es Magíster en Literatura por la Universidad de Chile.

Entre sus libros están: El primer libro, (1985); Albricia, (1988); En amarillo oscuro, (1994); Narciso y los árboles, (1999); La vocal de la tierra, (Santiago, 1999), (Madrid, 2007); (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 2019); Donde comienza el aire, (2006); Todo está vivo y es inmundo, (2010); Ahora, mientras danzamos, (2012); Yllu, (2015); “1985” (2016); El primer libro y otros poemas, (2016); y Pide la lengua, (Antología, 2017).

Fue cofundadora de Radio Tierra, proyecto comunicacional de mujeres, en 1991. En 2006 recibió la beca de la Fundación Guggenheim. En 2007 fue nominada al Premio Altazor. En 2018 recibió el Premio por Trayectoria de la Fundación Neruda, y en 2023 el Premio Plagio a la Creatividad Artística.

Como la poeta del mes de la SECH, que destaca lo mejor de nuestra poesía nacional, disfrutemos parte de la obra de Soledad Fariña.

Cuál pintar cuál primer

Zumban las alas negras

atento el oído atisba el aleteo

grieta profunda atraviesa las capas arcillosas

cruza rayo negro las capas amarillas

las fulmina

transgrede la suavidad dorada del polvillo

atisba el oído atento el aleteo negro

de alas negras

que sostienen el aire que lo aguantan

todo tranquilo    inmóvil   apacible

Crujen los huesos de esta prisión

Intento abrir al ritmo de mi abdomen

un hueco a la palabra               Se encabritan las olas

de mi cabeza                               Aúllo           Aúlla

el celador     pliegue

de mi memoria

(mi naranja guardada por cáscara porosa)

Nadie entra en esta esfera                  Apretada

me sumo     Zumo líquidos que irrigan

mis conductos      Pero las fosas husmean

buscando la fragancia               Mi naranja olorosa

apretada resiste pero el dedo se hunde

desgarrando          Me abro en gajos amarillos

y crujo este sonido al desmembrarme

 

Sueño cabalgándote   espoleando

tus flancos    de loba

pintarrajeada  quién va a saber

quién soy

Suben hormigas por los dedos

de los pies

ascienden como murmullo

insistentes

quieren salir por las fauces

como bramido

pero no hay fichas   ni casetas telefónicas

se gastaron los dedos y los números haciendo

musarañas en el aire de tanto marcar el aire

dónde vaciar el grito

escondida en tu puño lamiéndote las yemas

Viajo en mi lengua

de arena pantanosa

dos vocales                              O                E

Viajo y rozan los bordes mi arenilla dormida

Adentro                más adentro de la cavidad sonora

tus vocales   las mías

en el ronco gemido

Me aferro a mis moluscos                  Penetro las papilas

Adentro                más adentro llego hasta el estertor

al eco de otra lengua       La camino

recorro        la nostalgia  la cerco

Pero a la piel no llegan claros los envíos

Qué sintaxis          Qué paisajes que mis ojos no vieron

Quieren brotar desde esas aguas

y tu lengua            mi lengua

Mariposa nocturna

se ha metido en mi aliento                 Apretados los labios

cómo voy a nombrarla

pregunta en espiral el aire de la boca

-sonriendo en un recodo está inventando

cómplices para vestir mis grietas-

dónde están dentro de este vacío

me pregunta sin aire buscando azules verdes

Contener esta busca

esparcirla (al oscuro) con unos trazos blancos

gruesos        le pido desde el pecho

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *