Crítica de “Cabros de Mierda”: La realidad y la ficción unidos en un relato conmovedor, doloroso pero muy chileno.

Crítica de Cine
“Cabros de Mierda”: La realidad y la ficción unidos en un relato conmovedor, doloroso pero muy chileno.
Por Galia Bogolasky
“Cabros de Mierda” es la nueva película de Gonzalo Justiniano, destacado cineasta chileno con una larga trayectoria en el cine chileno. (Sussi, Amnesia, Caluga Menta, B-Happy). En esta cinta vuelve con un personaje femenino protagónico que se roba la película. Ella es Glady Gómez, “La Francesita” interpretada por Nathalia Aragonese.

Esta película se ambienta en plena dictadura, año 1983 en la Población La Victoria. Un lugar marginal, con mucha pobreza, donde un día llega un misionero de Estados Unidos y se instala en la casa de Gladys a hacer labores de predicador y a replicar las palabras de Dios en la población.

Samuel (Daniel Contesse) es destinado a la casa de Gladys, que vive con su madre y su hija del mismo nombre, junto con otras mujeres y niños que ha ido “adoptando” mientras sus padres han desaparecido o han muerto.

Gladys es una mujer fuerte, con carácter, que no sólo lleva esta casa sobre poblada, sino que además participa en actividades políticas y comunitarias, desde ollas comunes cocinando para los vecinos, hasta protestas en las calles. Es una mujer ruda, pero muy coqueta, que ha vivido mucho a sus cortos 32 años, pero que nunca deja de lado su femineidad. Cuando llega Samuel, al principio lo toma con frialdad y dureza, pero de a poco se va encariñando con este gringo y se va involucrando con él.

Gladys se ha tenido que hacer fuerte frente a todo lo que le ha tocado vivir y Samuel le trae un poco de la nobleza y sensibilidad que tanto necesitaba. Pero la relación de Samuel con Gladys no es la única que se va fortaleciendo en esta casa. Samuel empieza a crear lazos con los niños y con varios personajes de la población, que lo van acogiendo e integrando en sus vidas mientras van encariñándose y creando lazos potentes. Todo mientras él va documentando todo, filmando lo que pasa en la población, haciendo un registro invaluable de lo que se está viviendo.

Es interesante cómo se emplaza este personaje extranjero, muy religioso, tímido, y bueno, en este ambiente tan duro, tan hostil, tan cruel cómo es el Chile de los ochenta en plena dictadura. Ese contraste es lo que hace que la historia sea tan interesante.

Al mismo tiempo, lo mejor logrado son los personajes, siempre entendiendo en qué contexto se sitúan, pero están tan bien desarrollados, que funcionan perfecto, rodeados de personajes reales, mujeres de la población la Victoria que participan en la película, lo que se hace muy natural.

Lo mejor de la película es Vladi (Elías Collado) un niño de 8 años que vive en la casa de Gladys, y que su padre está escapando de los militares. No sabemos de su madre, probablemente está muerta, pero Gladys es la que funciona como figura materna. El niño es adorable, actúa increíble, y es demasiado querible. Justiniano se ha destacado por descubrir nuevos actores, y éste niño es el gran descubrimiento de la película. Es un niño que te roba el corazón,  y su personaje logra lo que es bastante difícil en niños actores, que es hacer reír y llorar a la vez. Gran descubrimiento.

Por otro lado, creo que la actuación de Daniel Contesse, no está tan bien lograda, ya que el acento gringo suena forzado en algunos momentos, y no fluye tan bien como debería. El personaje está un poco estereotipado lo que no ayuda a la interpretación. No convence como gringo, aunque si funciona cómo un tipo un tanto perno y reprimido.

La película logra contar una historia conmovedora, potente, con grandes momentos y grandes interpretaciones, todo esto en un contexto tan dramático como la dictadura en una población marginal chilena a comienzos de los ochenta. La imágenes de archivo reales e inéditas son un gran aporte, que se entremezclan con el relato de un manera que hace que el drama sea aún más potente.

Cabe destacar que la película fue apoyada por Sean Penn, quien iba a interpretar a Samuel, mayor, cuando vuelve a Chile después de la dictadura. Debido a que se involucró en el caso del Chapo Guzmán no pudo viajar a Chile, pero siempre estuvo apoyando el proyecto a la distancia.

“Cabros de Mierda” es un gran trabajo de Justiniano, donde cada elemento real y ficticio se entremezclan muy bien, logrando un relato conmovedor, doloroso, triste pero muy chileno. Es parte de nuestra historia, incluso hay momentos en que se siente como un documental. La vida misma, la realidad chilena de esa dura época, contada de manera muy potente.

Dirección: Gonzalo Justiniano
Año: 2017
Duración: 118 minutos.
País: Chile
Productora: Sahara Films
Productor: Jorge Infante
Guión: Gonzalo Justiniano
Elenco: Nathalia Aragonese, Daniel Contesse, Elías Collado, Luis Dubó, Nicolás Rojas.

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