Por Victoria Bustos Arancibia
Amores compartidos, dirigida y coescrita por Michael Angelo Covino, emerge como una propuesta arriesgada, diferente en el panorama actual del cine romántico, algo incómoda, pero a la vez profundamente divertida. Una comedia romántica que trae de vuelta el subgénero de los screwballs con una capa de sátira moderna, en donde la monogamia, la fidelidad, la amistad y el caos personal conviven bajo un mismo techo… y hasta en la cama.
Carey (Kyle Marvin, que también figura de co guionista), un profesor con una vida tranquila y convencional, sufre el colapso de su matrimonio con Ashley (Adria Arjona, ejerciendo a la vez de productora ejecutiva), luego de ser parte de una escena trágica en la carretera. Desolado, busca refugio en la casa de vacaciones de su mejor amigo Paul (Covino) y su esposa Julie (Dakota Johnson, también productora), quienes lo reciben con amabilidad y con una confesión que lo deja incrédulo: están en una relación abierta. Lo que sigue es una cascada de malas decisiones, traiciones disfrazadas de acuerdos emocionales, y deseos que se disfrazan de libertad pero en realidad esconden desconcierto. Así, la película descompone las expectativas del amor y los emparejamientos, poniendo en evidencia la volatilidad del deseo y la fragilidad de los vínculos en la era posmoderna.
Splitsville, como se titula en inglés haciendo una referencia irónica a los numerosos encuentros y desencuentros que presenciamos, sorprende en la primera parte con un ingenioso plano secuencia que engancha a cualquier espectador en el absurdo que marcará esta historia hasta el final. Se trata de una de las escenas más memorables de las romcoms de la última década, y que establece desde el inicio un estilo característico para la filmografía de Covino hasta ahora, y que quizás siga apareciendo en próximos proyectos. Y es que lo más destacable es la combinación en medidas únicas de humor físico impecable, con diálogos filosos y situaciones que oscilan entre la seriedad de las temáticas planteadas y lo hilarante de las mismas.
Uno de los mayores aciertos de la cinta es su elenco, partiendo por Marvin, quien se roba la pantalla con una interpretación completamente creíble de un hombre pasivo, torpe pero con una vulnerabilidad especial que conquista. Johnson brilla en su papel aunque éste no sea particularmente llamativo, aportando con una Julie con la que parece muy cómoda y llenando de dimensión a un personaje que a manos de alguien menos preocupada sería plano y poco inteligente. Arjona, aunque con una aparición menor, cumple con solvencia en un rol que requiere más de reacciones y seducción inconsciente que acciones cuidadosas. Covino, en su doble participación detrás y frente a las cámaras, demuestra un talento notable para orquestar las entradas de su personaje en la historia, figurando perfecto como un marido y padre semi ausente, pero a la vez como soporte del carácter de quienes lo rodean.
Aunque el poliamor o las relaciones abiertas no son un tema tan nuevo de la sociedad moderna, el enfoque de Amores compartidos sí tiene un aura de frescura con su enfoque desinhibido y empático con la calidad humana de sus protagonistas. El largometraje captura con humor y crudeza la confusión y las contradicciones del amor contemporáneo, sin moralizaciones ni prejuicios, dejando que sean los propios personajes quienes se enfrentan a sus errores y aciertos, mientras tratan de vivir una vida normal pero reconfigurando sus vidas amorosas y amistades.
La película también asombra a un nivel visual, rodada en 35mm, con una textura cálida que deja una sensación de mayor autenticidad en comparación con el tratamiento clínico que predomina en el género de la comedia romántica de este milenio. Aunque los eventos más importantes transcurren en grandes casas y departamentos, éstos se ven como espacios habitados justamente por las personalidades que se acumulan en el relato. La estética que captura el lente lleva un toque vintage, reforzando esa atmósfera tan querida de las comedias independientes que revolucionaron los años 70s y 80s. Además, se pone en relieve la condición más indie de la producción.
A pesar de una baja de ritmo y tono cuando el desastre en las relaciones interpersonales del cuarteto principal ya no dan para más, la película sabe en qué momento retomar los conflictos con una energía contagiosa, y finalmente dar con el clímax. Con una dirección dinámica y singular, un reparto en plena sintonía, un guion sumamente interesante y agudo, Amores compartidos se posiciona como un tesoro escondido en la cartelera internacional, una propuesta que nadie mínimamente interesado en el romance se puede perder.
Ficha técnica
Título original: “Splitsville”
Dirección: Michael Angelo Covino
Guion: Michael Angelo Covino, Kyle Marvin
Fotografía: Adam Newport-Berra
Montaje: Sara Shaw
Música: Dabney Morris, David Wingo
Producción: Neon, Watch This Ready, TeaTime Pictures, First Look
Reparto: Dakota Johnson, Adria Arjona, Michael Angelo Covino, Kyle Marvin
País: Estados Unidos
Año: 2025
Duración: 100 minutos.
Género: Comedia romántica
Distribuidora: Diamond Films Chile
Estreno en salas de cine: 18 de septiembre de 2025