Por Juan Marín
En los años 70, en el Reino Unido, el movimiento punk tenía un pesimista lema que representaba parte de su visión sobre la vida. Ese lema era: “No Future”. Incluso los íconos del punk británico Sex Pistols lo replicaron en una de sus canciones. Para esa generación el futuro se veía negro por el desempleo, el alto costo de la vida y la falta de oportunidades. En el documental Anhell69 se ve reflejado el mismo lema con un similar espíritu nihilista, pero dando una vuelta de tuerca al contenido. Ya no son punks, son las disidencias sexuales en la marginalidad colombiana con otras problemáticas: VIH, suicidio, sobredosis, narcos, homofobia, guerrilla, policía, gobierno, etc. No es que les preocupe el futuro, simplemente el futuro no existe. La muerte está más cerca.
La primera idea que el director tuvo en mente era una película serie b sobre fantasmas. En una Colombia distópica gobernada por los narcos y los asesinatos, los cementerios estaban colapsados. Los fantasmas rondan tranquilamente por las calles de Medellín, empezando a despertar un deseo sexual en los jóvenes. Así comenzará la práctica de la espectrofilia (sexo con fantasmas) y la iglesia en conjunto con el gobierno iniciarán una caza de espectrofílicos. Una metáfora de la discriminación que sufre la comunidad LGBTQI+ en Colombia. Sin embargo, de la nada ocurre un suceso terrible e inesperado: la muerte del posible protagonista de la cinta. Un hecho que cambia el transcurso de la película y da pie para que nazca este transgresor documental sobre las disidencias sexuales.
El documental es difícil de describir. Es la ópera prima de su director, Theo Montoya y según palabras del cineasta “es una película sin género, una película trans”. Una cinta muy personal que transmite desde la rabia y la desesperanza un manifiesto queer en contra de toda la opresión que sufren las diversidades sexuales en el territorio colombiano. Una generación perdida, hundida en las drogas, que transita entre la vida y la muerte.
La voz en off del director le da un toque poético a una película dura y oscura. Con una estética sombría y tenebrosa logra rescatar la belleza de una sociedad hecha pedazos en un Medellín convertido en un cementerio. Una Colombia extremadamente conservadora, religiosa y violenta, tras el legado maldito que deja Pablo Escobar. Una generación sin escapatoria y sin miedo a morir. Como decía la activista transgénero Marsha P. Johnson: “No hay orgullo para algunos si no hay liberación para todos”.
La muerte es en gran parte uno de los componentes fundamentales del documental. Se habla de ella sin tabú, con total naturalidad y profundidad. Es habitual la muerte en esos barrios, que espera a su próxima víctima en cada esquina. Es desgarrador ver las opiniones que tienen sobre la muerte la mayoría de los jóvenes que aparecen en pantalla. Una dosis de desilusión ante la vida.
Desde la primera escena el documental sorprende, con un cameo del clásico cineasta colombiano Víctor Gaviria. En su papel maneja un coche fúnebre con un “muerto” en su interior, dándole una mezcla de docu-ficción a la cinta. En cierto sentido, es un homenaje al director de clásicos latinoamericanos como La Vendedora de Rosas, ya que Theo Montoya se crío en su infancia con las películas de Gaviria. Además, Anhell69 sigue la misma línea del drama social sin tapujo que realiza Gaviria, una clara inspiración para el documental. Un cine necesario, el cine de los marginados. Como dice Gaviria: “Tenemos que hacer películas que muestren el mecanismo de reproducción de la violencia”.
El contenido de Anhell69 es similar a lo que nos quieren reflejar en general las películas del cineasta estadounidense Larry Clark, sobre todo en Kids. Una representación de una juventud en su perdición, decepcionada de la vida, sumergida en un infierno de sexo y drogas, mientras anhelan libertad. Eso sí, el cineasta norteamericano muestra esta dura temática de una manera más superficial. Anhell69 es más reflexiva y profundamente misteriosa. Un detalle que me llamó la atención del documental es lo surrealista de los fantasmas que mendigan por la calle de Medellín. En un híbrido entre el documental social y el sci-fi de terror, en los fantasmas nace un parecido con los seres sobrenaturales de la cinta del maestro tailandés Apichatpong Weerasethakul llamada Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives. Incluso la forma del documental comparte similitud con el cine del tailandés.
Anhell69 es un cine revolucionario y contracultural. Muy necesario para estos tiempos de conservadurismo. Es un cine hecho desde el corazón y el afecto por los seres que se ven en pantalla. Es consciente de si mismo. Está fuera de toda norma convencional, es experimentación pura sin un destino claro, solo fluye. Es un cine distinto que es imposible que te deje indiferente. Recomiendo que vayan a verla a las salas del Centro Arte Alameda. Verdaderamente increíble.
Ficha Técnica:
Título original: Anhell69
Dirección: Theo Montoya
Guion: Theo Montoya
Productora: Coproducción Colombia-Rumanía-Francia-Alemania, Monogramfilm
Distribución: Centro Arte Alameda
Año: 2022
Duración: 75 min
País: Colombia
Disponible: Centro Arte Alameda