Crítica de Cine
“Cómo andamos por casa”: Una comedia entretenida, dónde la familia chilena se puede sentir identificada
Por Galia Bogolasky
“Cómo andamos por casa” es una comedia sobre una típica familia chilena disfuncional con problemas de plata.
Protagonizada por Boris Quercia y Amparo Noguera, la película cuenta la historia de estos padres que tienen dos hijos y son la típica familia endeudada que vive con más de lo que tiene.
La hija mayor hace natación y es seleccionada para viajar a representar a Chile en un torneo internacional. El problema es que los padres tienen que costear los pasajes y estadía del viaje, no sólo de su hija, sino que también del entrenador.
Boris Quercia interpreta a Eduardo, un tipo con una pega bien mediocre, que tiene un compañero leal quien parte por prestarle plata, mientras el no tiene pudor en traicionarlo con su jefe.
Amparo Noguera tiene una tienda para mascotas a la que no entra nadie, hasta que entra su ex, interpretado por Felipe Castro, con el que tuvo un romance ya casada. El la invita a almorzar y los recuerdos florecen.
Ellos son una pareja que viven metidos en sus rutinas y tienen una relación tan desgastada y poco motivante que está al borde del desastre.
Ahora se les presenta esta misión y tienen que pensar qué hacer para juntar la plata para el viaje. Primero se les ocurre arrendar una pieza de la casa por AirBnB, por lo que reciben a un gallego. De ahí vienen las típicas tallas de humor gallego pasadas de moda y de mal gusto. De a poco vamos descubriendo que esta familia está llena de clichés, y de reacciones que nos hacen apartarnos de ellos y de empatizar cada vez menos con estos personajes.
La historia va narrando en paralelo como estos personajes van buscando maneras por recaudar más plata. Todo esto mientras los hijos viven sus propios dramas de la adolescencia, el bullying al hijo y la dependencia de estupefacientes para el rendimiento de la hija deportista. Los niños con sus dramas y los padres en otro planeta. La típica historia de una familia de clase media que no está conectada y que cada uno tiene sus secretos y mentiras.
La historia funciona como una narración dinámica que va mostrando el drama de estos cuatro personajes que se unen en la casa pero que cada uno tiene su propio drama secreto. Nadie conecta y nadie empatiza, y el drama de la frustración en la pareja y las carencias tanto económicas como emocionales convergen en este centro que es la casa dónde los cuatro se reúnen en una mesa con un desconocido que lo único que hace es presentarnos lo miserables que son como personas.
La película habla sobre el arribismo del chileno, sobre el siempre querer sacar provecho de los demás, de estar siempre mirando el patio del vecino donde el pasto es más verde, y de surgir en base de la mentira y la farsa.
“Cómo andamos por casa” nos muestra una realidad bien triste de la familia chilena, pero todo esto enmarcado dentro de una comedia con momentos bastante graciosos. Los infortunios y la mala suerte que vive esta familia podría pasarle a cualquiera pero ellos quedan como pobres patéticos que no saben dónde están parados.
A pesar de que la comedia funciona y provoca momentos divertidos, el drama de fondo supera todo. Esta película nos habla de lo ciegos que estamos como sociedad.
“Cómo andamos por casa” es una comedia que funciona, es entretenida, dónde la familia chilena se puede sentir identificada.