Crítica de cine “Downton Abbey: El gran final”: Una despedida elegante pero tenue

Por Victoria Bustos Arancibia

Llega la despedida definitiva de una de las franquicias más queridas del drama histórico. Downton Abbey: El gran final, dirigida por Simon Curtis y escrita por el creador de la serie, Julian Fellowes, busca cerrar con elegancia las historias de la familia Crawley y su personal, que han cautivado a audiencias desde el programa de televisión original hasta las dos películas anteriores a esta.

Fellowes no pretende ofrecer una revolución narrativa: lo que entrega es un mosaico de pequeñas historias, algunas encantadoras y otras apenas perfiladas, que giran en torno a la crisis provocada por el divorcio de Lady Mary y su breve, pero peligrosa relación con un financiero oportunista. Hay un villano típico y plano, un romance imprudente, decisiones patrimoniales difíciles, el retiro de figuras queridas del servicio doméstico y hasta un par de intentos de escándalos que terminan desactivados por la suspicacia de la familia central. Todo esto, por supuesto, envuelto en sedas, vajillas de plata, decorados sublimes y la música melancólica de John Lunn.

Sin embargo, pese a su ineludible nostalgia y admirable atención a los detalles, la película se queda corta en su ambición, resultando en un relato un poco más disperso que las entregas predecesoras, y sin reflejar realmente ese supuesto gran final. La cinta está algo sobrecargada en un claro deseo de proponer conclusiones significativas para la gran mayoría de un reparto que nunca se había sentido tan grande como ahora. Y aunque las múltiples subtramas enriquecen el universo de Downton, terminan por diluir el peso de las que podrían haberse destacado como historias principales.

El centro emocional es definitivamente Mary (Michelle Dockery), quien ha evolucionado al punto de ser una de las constantes más sólidas de la saga. Aquí, Dockery transita con destreza entre la vulnerabilidad y la resolución, mantiene ese carácter de mujer fuerte y moderna, que a la vez se ve envuelta en las mismas dudas de ser humana que cualquier otro individuo, independiente de la clase social, enfrentándose finalmente al último clavo en la puerta de la responsabilidad de heredar no sólo una propiedad, sino un legado.

El regreso de buena parte del elenco es, sin duda, uno de los mayores méritos. Junto a Dockery, Laura Carmichael cumple con su papel, aportando una nueva calidez entre hermanas que promete durar largo tiempo después de que el largometraje haya terminado. Mientras que el resto los icónicos personajes son perfectamente interpretados por los respectivos talentosos actores detrás, encarnando sus personalidades como si de ellos mismos se tratara, aportando en gran parte a tu suspensión de la verosimilitud. La ausencia de Maggie Smith, en cambio, se nota profundamente, ya que aunque Mary es la heredera al trono, no así replica la agudeza y humor afilado de Lady Grantham que fue tan necesario y apreciado entre los dramas dignos de la época y su ambientación. Los personajes terciarios, como el de Paul Giamatti o el rol de Dominic West, por su parte contribuyen con matices interesantes, aunque en ocasiones sus papeles parecen más un añadido decorativo que piezas fundamentales de la trama.

Otros aciertos mayores incluyen: el diseño de producción y vestuario, que siguen siendo ejemplares maestros. La dirección de Curtis en contraste con los problemas de guion, logra capturar la estética, la intimidad, el balance entre aquellos que sirven y quiénes son servidos, y especialmente, el tono que consiguió posicionar a una familia monárquica entre los grupos de personajes ficticios más queridos de las producciones de televisión internacionales.

No obstante, el principal problema radica en el tempo y la estructura narrativa. El filme se convierte en un carrusel de situaciones, con escenas resoluciones apresuradas y desorden en los puntos de alta intensidad emocional, lo que resta al impacto de un capítulo final como el que se está presentando.

En conclusión, Downton Abbey: El gran final es una despedida cálida y visualmente deslumbrante, destinada casi completamente a los fans acérrimos que desean ver a sus personajes favoritos en sus últimos momentos. Es verdad que presenta un exceso de tramas secundarias, un ritmo desigual, y un final más bien pequeño y contenido al punto de parecer la conclusión de una temporada más que de un universo, a diferencia de lo prometido. Pero la construcción de personajes y las redes de relaciones interpersonales que se tejieron por más de una década de historias en la abadía de Downton sostienen un poder que trasciende estos problemas, lo suficiente para terminar como una tierna celebración del fin de una era que, por suerte, seguirá en los corazones de su público.

Ficha técnica

Título original: “Downton Abbey: The grand finale”

Dirección: Simon Curtis

Guion: Julian Fellowes

Fotografía: Ben Smithard

Montaje: Adam Recht

Música: John Lunn

Producción: Carnival Film & Television, Focus Features

Reparto: Michelle Dockery, Hugh Bonneville, Laura Carmichael, Penelope Wilton

País: Reino Unido (en coproducción con Estados Unidos)

Año: 2025

Duración: 123 minutos.

Género: Drama de época

Distribuidora: Andes Films

Estreno en salas de cine: 2 de octubre de 2025

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