Crítica de Cine “El hombre del futuro” de Felipe Ríos: Solo nos queda el presente

Por Paula Frederick

Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó…,
como la juventud.

En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.
(“Último Brindis”, Nicanor Parra)

¿Qué significa ser el hombre del futuro? ¿Transformarse en una proyección, en una idea de algo que está por venir? Probablemente sea solo una ilusión, ya que el futuro cuando llega, se vuelve presente. Después de vivir inmerso en un pasado irresuelto y pensando que el futuro podía traer tiempos mejores, Michelsen (José Soza), un solitario y desarraigado camionero de la zona austral de Chile, se da cuenta que solo tiene el presente. Que el tiempo se agota también para él.

En el imaginario de El hombre del futuro, primer largometraje de Felipe Ríos (premio especial del jurado en el Festival de Karlovy Vary), los caminos son interminables, al igual que las escenas. Y los silencios. En este universo de velocidad paralela, Michelsen emprende un último viaje a bordo de su camión hasta Villa O’Higgins, luego de ser jubilado a la fuerza. Al mismo tiempo su hija Elena (Antonia Giesen), con la que no habla hace 15 años, inicia su propio trayecto. El destino de Elena es Caleta Tortel, donde deberá enfrentarse a una decisiva pelea de box. Y además, encontrarse con sus propios fantasmas. Ambos viajan en dirección al sur, una hacia el futuro y otro hacia el pasado. Y a medida que avanzan, la intuición se hace certeza: el encuentro entre ambos será definitivo.

Decir que El hombre del futuro es una road movie, o un viaje arquetípico de los personajes hacia una especie de iluminación, es demasiado ambicioso. Quizás sea solo un retrato de un presente. El planteamiento de una idea de futuro. O una historia simple de personas sencillas que tienen que buscar nuevas formas de comunicarse. Pero la belleza exacerbada de la fotografía y los planos generales extendidos del entorno, denotan la intención de algo más. De hacer una película que se refugie en un paisaje majestuoso y una naturaleza escondida, tal vez para contrarrestar el vacío de un diálogo. De una intención. De un guion. O quizás se trate sobre el fin del mundo, del propio mundo o al menos ese que cada uno se crea para poder sobrevivir.

Al final, son todas hipótesis. Precisamente, porque nunca queda claro qué es lo que se quiere contar, más allá de la belleza y la potencia de las actuaciones. Innegables, en el caso de Soza y Giesen, que hacen sostenibles incluso los silencios infinitos. Seguir la travesía de El hombre del futuro es como querer llenar un silencio incómodo. Como estar viajando en la cabina de un camionero, en la mitad de la nada, entre vidrios, figuritas inertes que mueven sus cabezas y una radio que no logra sintonizar un dial. Con la conciencia de que se viene un viaje largo por delante, y un vacío que llenar. Pero, al mismo tiempo, algo lleva a querer ser parte de esa parsimonia. De esa entrega absoluta al vacío. Algo detiene las ganas de abrir la puerta y correr e invita a quedarse hasta el final del camino. En espera de llegar al fin del mundo, donde se supone hay un nuevo comienzo.

¿Y qué es ese “algo” imperceptible, que mantiene la película en pie? El concepto de futuro. El título, que contiene toda la fuerza del relato. La idea de que cada cosa tiene su tiempo. Que hay momentos para recordar, otros para vivir, otros para cerrar ciclos. Que no importa cuán austral sea la tierra, o tan lejano el destino: la carga del tiempo se lleva siempre encima. Paradojalmente, es en su fortaleza donde la película se entrampa. En una idea llena de proyecciones, que no logra exteriorizarse del todo. Como un camionero aislado, como un padre que no consigue transmitirle a su hija lo que quiere decirle. Como un hombre que se queda perplejo mirando el paisaje y su belleza, perdido en sus pensamientos. Cargado solo de buenas intenciones.

FICHA TÉCNICA
Título: El hombre del futuro
Dirección: Felipe Ríos
Producción: Giancarlo Nasi
País: Chile
Duración: 96 minutos
Año: 2019

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