Crítica de cine “El instante eterno”: El momento mágico de Sergio Larraín

Por Paula Frederick

El instante eterno. Es interesante el título con que el cineasta Sebastián Moreno nombra su documental sobre la vida del fotógrafo chileno Sergio Larraín. Sabemos que el “Caco”, como aún lo llaman sus más cercanos, solía hablar del “momento mágico”, ese instante fugaz y a veces imperceptible que transforma una fotografía en una obra de arte. Su relación con la divinidad y lo eterno era otro asunto: desde niño, según cuenta el documental, Sergio tuvo una relación intensa y polémica con la espiritualidad, que a pesar de que a veces sentía que lo “abandonaba”, nunca dejó de guiar sus pasos por el mundo. Pero a medida que evolucionó su carrera, el fotógrafo se volvió cada vez más taciturno, rehuía las retóricas excesivas, no disfrutaba hablando en público de su obra. Sus ideas las expresaba a través del lenguaje escrito, de largos intercambios epistolares con sus seres queridos. Y, por supuesto, de todos esos “momentos mágicos” o instantes eternos que logró captar oculto tras su lente.

El documental de Sebastián Moreno se enriquece con este material, escrito, audiovisual y fotográfico, piezas de un puzle que definen la carrera del fotógrafo más importante de Chile. Lo complementa además con sentidos testimonios de sus tres hermanas, quienes lo definen como intenso desde niño, un alma sensible y algo triste, que no lograba encajar del todo en su dimensión, que alcanzaba su máxima potencia al retratar un pedazo de realidad. Con inmenso cariño y frescura, hablan de él como si fuera un mito, un espejismo, un ser inalcanzable que siempre sintieron que, un día, se les escaparía de las manos. A ellas se suman amigos, fotógrafos y artistas, ex parejas, su hijo, con quien vivió en los últimos años y su hija, quien lo veía como un héroe lejano. Así, como si fuera una suerte de legado en vida, Sergio Larraín fue dejando parte de sí mismo entre quienes lo rodeaban, fotos que eran también fragmentos de sus pasiones, miedos y fantasmas. Como si fueran pistas para poder alcanzarlo. Los rastros más elocuentes de su esencia.

El mundo de Larraín según Moreno, se construye de pedazos de historias propias y ajenas. Junto a los maravillosos videos caseros que el director enlaza al relato de manera virtuosa, el documental se enriquece también con la mirada de los otros, con la reinterpretación que cada entrevistado le da a la obra que tiene ante sus ojos. Para algunos, se trata de un recuerdo íntimo y fugaz. Para otros, la manifestación más sublime de lo que significa encuadrar la realidad o, como describe una curadora del MoMA, “el desbalance en la composición y esa increíble y delicada luz plateada, hacen su obra reconocible”. Mientras observa de cerca un negativo, el fotógrafo chileno Rodrigo Gómez Rovira describe la obra de Larraín como “una fuerza centrífuga, como cuando una lavadora deja vacío el espacio del centro y donde todos los elementos quedan rodeando el borde”. Estas visiones diversas son luces que iluminan el camino del espectador, permitiendo descubrir cada vez nuevas capas, nuevas pistas de su originalidad y grandeza.

Aunque en sus últimos años se hizo más evidente su desconexión con el mundo exterior, a lo largo de su historia Sergio Larraín vivió diversos golpes de realidad. Desde la relación conflictiva con su padre, el célebre arquitecto Sergio Larraín García-Moreno, y la profunda contradicción que le provocaban sus orígenes privilegiados, hasta sus retratos de niños vagabundos a orillas del río Mapocho y su acercamiento a la mafia siciliana, a través de la figura del capo Giuseppe Russo.

Gran parte de esos instantes eternos quedaron en el archivo de la agencia Magnum en París, donde Larraín fue el único chileno y primer latinoamericano en formar parte del staff de fotógrafos.

En su documental, Sebastián Moreno logra conjugar una visión compleja: ese equilibrio entre la justa distancia para observar un fenómeno y la vehemencia que provoca la admiración. Así, escoge sus fragmentos del universo de Larraín, los encuadra, desarma y repliega, como si fuera un caleidoscopio que aunque a veces deforme la realidad, nunca pierde el foco ni la esencia del relato. Moreno, tal como Larraín, entiende que la vida misma está hecha de pedazos que se acopla y se ordenan de distintas formas, y que la magia está en saber escoger cuál de ellos destacar.

El instante eterno es un ejercicio anacrónico de valoración histórica, que retrata la figura del fotógrafo desde varios ángulos y además recorre un fragmento del Chile de los 50 y 60. Una mirada profunda hacia la inquietud intrínseca del ser humano, que necesita capturar los momentos para que éstos no pasen demasiado rápido. Un viaje en el tiempo que se vuelve infinito, como una fotografía que resiste invicta el paso de los años y que, aunque permanezca inmóvil en su forma, permuta en su esencia y se vuelve cada vez más valiosa.

Título: El instante eterno

Director: Sebastián Moreno

Guion: Claudia Barril & Sebastián Moreno

Edición: Sebastián Moreno

Sonido: Cristián Larrea & Carlos Sánchez

Música original: Miranda y Tobar

Dirección de fotografía: Maura Morales Bergmann & Sebastián Moreno

Producción ejecutiva: Claudia Barril & Sebastián Moreno

Año: 2021

Distribución: Market Chile

PREVENTA en Puntoticket https://bit.ly/3eVSItN

VALOR: 5.000 más cargo por servicio (premiere)
6.500 más cargo por servicio (premiere + envío de pieza promocional con una tira de contacto inéditas de Sergio Larraín, stock limitado).

Fecha de estreno: viernes 4 de junio.

 

 

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