Crítica de Cine “El niño y la garza”: El viaje conciliador de Hayao Miyazaki

Por Sebastián Fuenzalida

Con una trayectoria de 60 años, El niño y la garza es la última pincelada en la obra del reconocido director japonés Hayao Miyazaki, quien nos deja en esta cinta su creación más personal dentro del amplio repertorio de brillantes películas que tiene en su haber.

A los 83 años, Hayao Miyazaki sigue enriqueciendo su prolífica carrera y recibió recientemente el premio a Mejor Película Animada en los Golden Globes 2024 por El Niño y la Garza, cinta que se basa en la novela ¿Cómo vives? de Genzaburo Yoshino. Esta película se suma a obras emblemáticas como Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro o La princesa Mononoke, las que llevaron al fundador de Studio Ghibli a consolidarse no sólo como un maestro en el ámbito de la animación, sino también como una figura destacada del cine en general.

El niño y la garza cuenta la historia de Mahito, un niño de 12 años que pierde a su madre en un incendio ocurrido en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Tras esta pérdida, el padre de Mahito decide contraer matrimonio con Natsuko, la hermana menor de su difunta esposa, y mudarse junto a su familia a una finca a las afueras de Tokio para iniciar una nueva vida. En este campo existe una misteriosa torre y una garza que frecuenta el lugar. Durante ese tiempo Mahito tiene que lidiar con el dolor de no tener más a su madre y la confusión interna que le genera la presencia de Natsuko, a la cual se refiere como “la mujer que le gusta a mi padre”.

¿Por qué El niño y la garza es la película más personal de Miyazaki? Al igual que Mahito, Hayao Miyazaki también perdió a su madre en 1980, luego de varios años enferma viviendo junto a su hijo. Este hecho ha quedado plasmado de una u otra forma en varias de las películas de Miyazaki, pero es en este filme donde se presenta la pérdida de forma más simbólica y metafórica de un ser tan fundamental como la madre.

En esta película vemos cómo Mahito inicia una aventura al ir en búsqueda de Natsuko, quien se ha perdido y aparentemente se encuentra dentro de la torre abandonada que está en el lugar. Al adentrarse en la torre se desarrolla un viaje entre dimensiones, acompañado por la extraña garza, que le termina por significar a Mahito un aprendizaje y maduración personal, lo que transforma su estado intranquilo a uno de conciliación interna y consciente del vaivén del mundo real. Esto está graficado simbólicamente en la aceptación de Mahito sobre sus males, reconociendo que su cicatriz está hecha por él mismo y que debe volver al mundo real junto con Natsuko, su nueva madre.

Toda esta historia que envuelve a los personajes se presenta con un increíble trabajo visual. Una animación tradicional hecha a lápiz llena de detalles, hermosos colores y creativos personajes. Cada cuadro es realizado con un gran nivel de perfeccionismo, sello característico de los artistas de Studio Ghibli.

Pero no podría faltar en una película de Studio Ghibli una gran banda sonora. En esta ocasión la música estuvo a cargo del compositor Joe Hisaishi. Con un sonido que invita al valor y reflexión se termina por construir la perfecta atmósfera para acompañar el viaje de sanación espiritual del protagonista.

El apartado visual y sonoro en El niño y la garza es quizá lo mejor de la película. Desde un inocente niño a un formado adulto, el trabajo audiovisual de la obra no le será indiferente. Studio Ghibli siempre ha llevado su cine de animación un peldaño más allá en lo son las películas para niños y adolescentes. Nos enseña constantemente que la palabra animación no es sinónimo de infantil, es por esto por lo que resultan tan transversales sus obras.

Todas las cintas de Studio Ghibli tienen algo de Miyazaki, pero esta lo tiene aún más. El simbolismo que refleja la travesía de Mahito es también la sanación para el director. La superación del duelo, el reconocimiento de lo bello y el horror de la vida, y alcanzar cierta paz con tu entorno es la enseñanza de la película.

En definitiva, El niño y la garza es el retorno triunfal de Hayao Miyazaki como director, aunque probablemente sea el cierre definitivo, y con broche de oro, a su extensa carrera debido a su avanzada edad. No solo se añade otra obra bellísima al legado de Miyazaki y Studio Ghibli, sino que también destaca la capacidad del cine de animación para abordar temas universales de gran carácter humano que trascienden las etiquetas de edad, demostrando que la animación puede ser profundamente reflexiva y ayudar a encontrar respuestas a la pregunta: ¿Cómo vives?

Ficha técnica

Título: Kimitachi wa Dō Ikiru ka (El Niño y La Garza)

Duración: 124 minutos

Año: 2024

País: Japón

Director: Hayao Miyazaki

Música Joe Hisaishi

Distribuidora: Cinetopia

Fecha de estreno: 11 de enero

 

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