Crítica de cine  “Hillbilly: una elegía rural”: sobrevivir al caos

 

Por Javier Salah

Hillbilly cuenta la historia de J.D. Vance y su disfuncional familia, que a través de tres generaciones- su abuela, su madre y él- muestra cómo la violencia y las drogas han interrumpido la calma que cualquier familia de Kentucky podría haber vivido. Acá nos llevan a lindos paisajes, cascadas y lagos, y cerros envueltos en curvilíneas carreteras. Una vida de pueblo que está alejada de las grandes ciudades de Estados Unidos. Los vecinos se ayudan entre ellos y la vida incluye un clásico almacén, el hospital donde todos se conocen y aquella complicidad y camaradería que se da con los amigos del barrio.

La historia muestra a J.D. Vance en dos etapas. La primera versión es de Vance preadolescente (Owen Asztalos), una dolorosa infancia con su hermana Lindsay (Haley Bennet) y su madre Bev, interpretada por la multifacética Amy Adams. Y en el segundo, la actualidad con J.D. ya adulto, egresado de derecho en Yale y tratando de ingresar a un bufete de abogados para, por fin, encaminar su vida hacia el éxito laboral y estabilidad emocional. Interpretado por Gabriel Basso en el que, a sus 26 años, es quizás su papel más desafiante.

Sería injusto decir que Hillbilly: una elegía rural es una mala película. O que Amy Adams y Glenn Close actúan mal, porque la trayectoria de ambas es un aval más que suficiente para defenderlas. Pero un filme con ambas actrices en su elenco promete expectativas más altas. Queda pensar, entonces, que el director o la historia no supieron encauzarlas para que luzcan sus personajes por sobre la historia. Algo que está muy, pero muy bien logrado es la caracterización de las dos. Ambas actuaciones se logran sobreponer al exceso de lugares comunes y frases predecibles que aparecen en la cinta.

La participación de Basso es notable y su versión pre adolescente también lo es. Es un joven inquieto, humilde y buena persona. Y si en algún momento cae en oscuridades, es porque era inevitable que el contexto lo llevara hacia allá. Asimismo, su versión adulta es pura nobleza: este personaje se divide entre el peso familiar y sus ganas de superarse a sí mismo. A lo largo de la historia queda constantemente la duda de dónde heredó Vance la disciplina y el empuje para salir adelante. Es hasta la etapa final donde el rol de Close permite encajar todo el puzzle.

Amy Adams, siete veces nominada a los Premios de la Academia, conversa muy bien con la caracterización de Bev: una mirada perdida, cara y pelo descuidado y en sus hombros el peso que hay vacíos que no puede llenar y adicciones que son superiores a ella. Glenn Close interpreta a Bonnie, la madre de Bev. Es en realidad quien sostiene a la familia y es una abuela dura, pero que entrega las herramientas necesarias a sus nietos e incluso a su descarrillada hija.

La historia se basa en el libro Hillbilly, una elegía rural: Memorias de una familia y una cultura en crisis publicado en el 2017 por el propio J.D. Vance. Es una historia digna de ser publicada, por lo emocionante y porque es el ejemplo de cómo una familia logra salir adelante pese a las adversidades. Sin embargo, acá, en la pantalla grande, parece que tropieza constantemente.

La película mantiene una tensión por dos razones: por el permanente conflicto familiar, pero también porque cada capítulo es predecible y uno espera, ingenuamente, que en algún momento dé la sorpresa en cuanto a novedad.

De todas formas, hay una reflexión muy significativa: una madre es el soporte emocional de todas las familias, y que cuando no está se puede producir un terremoto. Pero cuando está, pero ausente, es un sufrimiento constante para quienes la rodean.

Título: Hillbilly, una elegía rural (Hillbilly Elegy)

Duración: 116 minutos

Año: 2020

País de origen: Estados Unidos

Director: Ron Howards

Elenco: Amy Adams, Glen Close, Gabriel Basso, Haley Bennett, Freida Pinto

Género: Drama

Disponible en Netflix

 

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