Crítica de cine: “Hombre lobo”: El antagonismo de las especies

Por Juan José Jordán

El guionista y director Leigh Whannell ha estado revisitando personajes clásicos de la historia del cine. El año 2020 presentó su versión del Hombre Invisible y ahora se atreve con el Hombre lobo, un tópico muy visitado.

Luego de 30 años, Blake vuelve a su casa de infancia con un camión a recoger las cosas de su padre. Le ha llegado una carta a su casa en San Francisco notificándole de su repentina muerte. La idea parecía buena; un viaje familiar con su esposa Charlotte, y su hija Ginger a ese lugar de una belleza sobrecogedora y tratar de limar asperezas con su mujer. Pero un extraño accidente los obligará a refugiarse en la casa, mientras Blake comienza a experimentar una extraña mutación, alejándose lentamente de la raza humana. Cuando Blake era niño, 30 años antes, había salido a cazar venados con su padre y de pronto fueron atacados por una algo misterioso. No resultaron heridos, pero todo hacía pensar que se trató de aquel senderista extraviado desde 1995 y, según se cuenta, contagiado de un extraño virus que habita en el sector.

Se muestran dos tipos de relaciones padre-hijo y esto funciona porque permite establecer un contraste. Por un lado tenemos el modelo inicial, con Blake de niño y su padre, un tipo que le habla golpeado a su hijo pero su disciplina casi militar tiene un sentido: es un ambiente lleno de amenazas, en donde es fácil descuidarse y morir, como cuando salen a cazar venados y su padre le dice que no toque unos hongos que están desperdigados porque lo pueden matar. Luego vemos la relación que el propio Blake tendrá con su hija, donde todo gira en torno a la comprensión. Lo interesante es que cuando comience a trasformase nada podrá traerlo de vuelta, ni siquiera aquellos juegos que desafían la paciencia del espectador, como cuando pone una mano en la frente de Ginger, preguntándole si puede adivinar en qué está pensando y ella contesta en que quiere mucho a su hija, a lo que su padre se muestra sorprendido: otra vez pudo adivinar. En cierto momento solo puede ser una amenaza, incluso para su familia y es interesante que se haya utilizado un recurso meloso, empleado en diferentes ocasiones a lo largo de la película, para graficar el cambio que tiene lugar en el personaje. En este sentido, se emparenta con la gran tradición de películas de terror que trabajan el concepto de lo ominoso; aquello familiar que de pronto se vuelve amenazante. Aunque acá, a diferencia de Jack Torrence de El Resplandor, por ejemplo, Blake, en un determinado momento deja de entender y no se puede comunicar. Simplemente tiene instinto animal y como tal debe atacar.

El audio es un elemento de gran importancia, recordando que estamos ante un relato audiovisual, en donde lo sonoro tiene un área de exploración propia. Esto se aprecia con especial énfasis, cuando Blake está en la cabaña al resguardo junto a su familia de aquella bestia que los atacara y de pronto escucha fuertes ruidos. Descubre a una araña en la pared; cada vez que el insecto mueve una pata, escuchaba retumbar en su cabeza. Hubiera sido predecible que esos ruidos tuvieran su origen en pasos o golpes furiosos en la puerta, fue una solución novedosa.

Hay ciertos elementos que no cuadran y se ven incoherentes. Como cuando llegan con el camión y se encuentran con Derek, hijo de un amigo del fallecido. Está solo, vigilando, en la mitad de la noche. Les dice que la casa que buscan no está tan cerca, él los puede guiar. La esposa se pone nerviosa, pero finalmente accede y se pasa al asiento de atrás. No se entiende cual es el sentido del tono machista agresivo cuando le pregunta a Blake en qué trabaja y le contesta que es escritor pero ahora está desempleado y su mujer, como no la incluye en la pregunta, se adelanta y desde el asiento de atrás dice que es periodista, entonces el lugareño le da una mirada significativa, como diciendo «desubicada la mujer», habló sin que le hablaran. Por un lado contribuye a generar un clima enrarecido pero por causa equivocada; en ese lugar existe virus muy raro que convierte a las personas en hombres lobo. No es que la gente del sector viva en una especie de secta anti modernidad ni que sean potenciales psicópatas.

¿Hombre lobo o hombre mono? En muchas ocasiones se ve como una mezcla rara; se para en dos patas y tiene una cara más de gorila que de algo parecido a un lobo, lo que se nota especialmente cuando están en la casa y se muestra el proceso de transformación de Blake. De cualquier modo, su metamorfosis está llevada a cabo con profusión de detalles, recordando en ocasiones a La sustancia, por el modo en que somos testigos de su mutación monstruosa; se le caen las uñas, la cara se le deforma, su dentadura muta a una de animal, amenazante. Eso, junto a la modificación del comportamiento propiamente tal como morderse salvajemente y chuparse una herida y la forma en que se agudizan sus sentidos. Antes que su transformación sea total defenderá a su familia contra la otra bestia, pero lo hace de una forma que solo pude aterrorizar.

Una película que profundiza en un tema muy visitado a lo largo de la historia del cine, entregando una versión actualizada. No se encontrará nada nuevo, pero entretiene, con una tensión bien trabajada. La forma en que se presenta el mundo rural, asociado a algo primitivo misterioso y maligno en contraposición a la ciudad, que representaría la civilización y la modernidad, está tratada de forma superficial y se pasa por alto. Las actuaciones cumplen lo que se les pide; caras de miedo, correr y atacar, ningún papel destaca especialmente.

FICHA TÉCNICA

Título: Hombre lobo (Wolf man)

Dirección: Leigh Whannell

Guion: Leigh Whannell, Corbett Tuck, Lauren Schuker Blum, Rebecca Angelo.

Reparto: Christopher Abbot, Julia Garner, Matilda Firth.

Año: 2025

País: EE.UU.

Duración: 103 minutos

Distribuidora: Andes Films

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