Por Valeria Jauré
Creo que quienes llegan hasta una crítica sobre I’m Thinking of Ending Things, la nueva película de Charlie Kaufman, es más probable que ya la hayan visto. Una de las ventajas de los estrenos en plataformas es que las películas aparecen, de acuerdo con algoritmos y predicciones más o menos efectivas, y quizás con tan solo un par de señales, nos hacen apretar play o movernos hacia otra, cuya carátula (sepan perdonar la referencia antigua), nos convenza más.
Sea cual sea el caso, de quien se acerca a estas líneas, la película que fuera estrenada en algunos cines de Estados Unidos, pero a nivel mundial mediante Netflix, es una invitación a seguir conversando sobre ella, aunque se haya terminado. Es así que inundan en estos momentos videos y artículos en internet con intenciones explicativas del final, sin embargo, parecen inútiles debido a que, en realidad, no se trata de UN FINAL que deba ser interpretado, sino que es la obra en general con sus intenciones y propuestas y, por otro lado, es que la respuesta unívoca es casi imposible. Podemos hablar de lo que el autor tenía en mente al momento de presentar una escena, o cómo fue entendida por los actores, o por cómo la fotografía transmitía ciertas sensaciones, pero lo que a cada uno le haya provocado es completamente único y variable como personas hay frente a una pantalla de televisor o de computador.
Lo anteriormente dicho es aplicable casi a la totalidad de las películas, pero cuando hablamos de autores como Charlie Kaufman cobran mayor fuerza, y encontramos esos públicos que se dividen entre quienes lo aman o se aburren. Kaufman es novelista, guionista, productor y director de cine. Puede que la mayoría lo hayamos conocido gracias a sus guiones de ¿Quieres ser John Malkovich? (1999), El ladrón de orquídeas (2002) o Eterno resplandor de una mente sin recuerdos(2004), con la que ganaría el Oscar. En todos estos casos, aunque llegaban sus historias a través de la puesta en escena de sus respectivos directores, todos con características bastante distinguibles, ya nos permitía ver lo particular de su forma de entender al cine, sus obsesiones y su intención de agotar las formas de abordar el funcionamiento de la mente/y su mente.
Debutó como director con la película Sinécdoque, Nueva York (2008), seguida del filme de animación bajo la técnica de stop motion Anomalisa (2015). Éste, por tanto, su tercer filme Pienso en el final, como fue traducida para Hispanoamérica, y que se acerca bastante al sentido de su título en inglés, está basada en la novela homónima de 2016 de Iain Reid. Supuestamente, el libro entrega más luces sobre lo que podrían representar cada uno de los personajes, que lo que nos llega de manera audiovisual, esto es una tarea que deseo abordar en un futuro que imagino menos depresivo que el estado actual de las cosas.
La historia trata sobre Jack, interpretado por Jesse Plemons, que pareciera ir ocupando poco a poco el enorme espacio que dejara Philip Semour Hoffman (tanto por su físico como por su calidad actoral), quien lleva a su novia (una fantástica Jessie Buckley) a conocer a sus padres, quienes se nos presentan en distintas edades por Toni Collette y David Thewlis, quienes son una maravilla asegurada. Los padres viven en una pequeña granja en medio de la nada, bajo un clima gélido cubierto todo de nieve.
Escuchamos los pensamientos de la novia, a quien es imposible de nombrar ya que va variando de nombres, ella constantemente se siente agobiada por ideas sobre dejar a Jack. El tono de la película va variando, parece un drama psicológico, y lo es. Luego, un misterio rodea a las interacciones de los personajes, que no dejan de cambiar de ropa, de edad, de lugar, impidiendo que nosotros como espectadores podamos aferrarnos a algo, o tener seguridad sobre lo que exactamente está pasando. Junto a esto, escenas sacadas del cine de terror, y también del musical. La dificultad de vivir nunca es tan intensa como cuando alguien está repasando su vida, sus recuerdos, sus pensamientos, mezclado con sus sueños, para tomar una decisión definitiva sobre eso. Probablemente, la idea no es quedarnos en la decisión, sino en la corriente de emociones e ideas que se encienden en un cerebro mientras se encuentra profundamente deprimido, profundamente cubierto de nieve, que nos llevan de un lugar a otro, de un tono a otro, debatiéndose entre buscar un poco de esperanza y de descubrir en qué momento las cosas pudieron haber sido diferentes.
Y en este devenir de la conciencia nos encontraremos en un mar de citas, de referencias, de alusiones de las cuales es difícil captarlas todas. En su primer visionado fui víctima de la angustia de saber que me estaba perdiendo de algo, en cada momento, pero aquí las referencias son tantas que será imposible no entender un par. Como en una escena del final en que se recrea hábilmente el final de Una mente brillante o también cuando nos muestran una escena de una comedia romántica dirigida por Zemeckis. En este caso, un tweet de Netflix Film explicaría que Kaufman nunca escribió un nombre en el guion, sino que el editor asistente tomó los créditos finales de Contact solo como imagen de muestra, pero que al verlo estalló de risa y pidió permiso a Zemeckis para mantenerlo así.
Puede ser pedante tanta cita, pero no son más que capas a las cuales se puede ir accediendo, y es que no está hecha para ver solamente una vez. Es una demostración empírica que parece que el cine en vez de ser simplemente una expresión de cómo entendemos al mundo se ha vuelto un condicionante de cómo es la manera correcta de entenderlo. Y ahí estamos todos esperando nuestro final feliz, que el chico o chica mala se dé cuenta de que en verdad nos ama, que los razonamientos son lineales y que a veces, versiones más esbeltas y gráciles de nosotros mismos se representarán en una danza de nuestros mejores momentos.
Título original: I’m Thinking of Ending Things
Año: 2020
Duración: 134 minutos
País: Estados Unidos
Dirección: Charlie Kaufman
Guion: Charlie Kaufman (Novela: Ian Reid)
Música: Jay Wadley
Fotografía: Lukasz Zal
Reparto: Jessie Buckley, Jesse Plemons, Toni Collette, David Thewlis, Guy Boyd,
Productora: Distribuida por Netflix. Likely Story