Por Carla Oriely
A veces, cuando pensamos sobre quienes deseamos ser, no nos damos cuenta que en la mayoría de las ocasiones, solo nos centramos en el final de camino. Cuando en realidad, este lleva un largo proceso lleno de aprendizajes y reajustes, que nos van formando a medida que pasa el tiempo, y van nivelando las ansias de estes deseo. Es este proceso el que se conoce románticamente como “aventura” de vida, y son estas peripecias las que se nos muestran en Inseparables, película de ingeniosa animación, dirigida por el francés Jèremie Degruson y producida por los Estudios nWave de Bélgica.
En ella, se nos cuenta la historia de Don, una marioneta creativamente inspirada en Don Quijote de la Macha, que fantasea con su mayor sueño, ser un héroe. Para ello, recurre constantemente a su imaginario, mostrándose cada vez más frustrado al darse cuenta que es eso, solo un sueño. Esta emoción se refuerza además, por el tedio de ser siempre escogido para el papel de bufón, convirtiéndose en la burla de casi todos sus compañeros de show, los cuales, se sienten más cómodos con el statu quo asignado. Excepcionando a Dee, otra marioneta, amiga de nuestro protagonista, quien, al igual que este, se muestra descontenta de interpretar siempre el mismo papel de “damisela en peligro”.
Paralelamente se nos presenta a DJ Dog, un peluche cantante que por fatal cruce de caminos con dos ladronzuelos, quienes se nos revelan como los antagonistas de este relato, termina abandonado en el bosque, obligado a afrontar sus temores, y con el gran anhelo de encontrar amigos y familia.
Es así como, a medida que acontecen los hechos, conocemos las realidad de quienes, en un futuro, se convierten en amigos y compañeros de ruta, pues, si bien Don se muestra irritado por su realidad, este demuestra ser lo suficientemente intrépido para salir de ella, y explorar el mundo buscando “su” aventura. Dejando a Dee quien decide no acompañarlo, pero si le desea suerte pues ella, debe encarar su propio destino.
Poco a poco somos testigos del rubro que estos amigos comienzan a tener para, intuitivamente, pensar que en algún punto se necesitarán, y así es, convirtiéndose este giro, en una de las riquezas de la trama. Por un lado a Dee se le presenta la oportunidad de cambiar las cosas, teniendo que, forzosamente, tomar “las riendas” del peligro que acecha a todos de ser robados y vendidos. Por otro lado Don libera cada vez más su imaginación y comienza a establecer sus emociones con la realidad, no sin por su puesto, la ayuda que el encuentro con DJ Dog le brindará, haciéndole ver que, debe ser más sensato con las situaciones.
Es acá además, en el que se nos cuenta sobre la importancia de lograr un equilibrio en la superposición entre fantasía y realidad. Don ocupa, al igual que el personaje Alonso Quijano, conocido como Don Quijote de la Macha de Miguel de Cervantes, sus ensoñaciones para evadir la realidad que le rodea. En este caso su tristeza por la pérdida de su titiritero, y sus problemas de autoestima, derivados de la gran importancia que le otorga a la validación externa. Estas ensoñaciones reflejan una desconexión, conociéndose en el campo de la psicología como un trastorno de “ensoñación excesiva”, mecanismo de defensa que permite expresarse a quien las tiene.
Nuestro protagonista refleja los peligros que el idealismo sin límites puede hacer, y su compañero, Dj Dog, quien toma el rol de una suerte de Sancho Panza, es todo lo contrario, DJ Dog es más prudente y percibe su realidad de forma más palpable, pero se aferra en un temor a lo desconocido creyéndose no merecedor de la felicidad que su talento le puede conceder, incluso llegando a menos cavarse por afirmar su punto de vista un tanto pesimista, sin sentirse capaz, por el contrario de Don, a sacar sus dotes por fuera de lo que su pensamiento limitante puede causarle.
De una llamativa exquisitez visual, la cuidada animación, variada en dos tipos, una completamente en 3D para contarnos los sucesos propios de la película, y otra bosquejada de 2D para los alocados sueños de Don, otorgan al espectador una cálida bienvenida, e invitan a seguir viendo los acontecimientos que cumplen con fomentar la curiosidad de no saber cómo acabaran.
Con claras alusiones a Pinocho de Carlo Collodi y otros cuentos, y una referencia profunda a la hermandad que se promueve en Toy story, el mejor de los trabajos de sus creadores, Inseparables reúne audazmente varios tópicos sin que se saturen entre sí, contados bajo una capa de la más tierna dulzura que conmoverá hasta al más duro corazón de sus espectadores. Dándonos grandes moralejas como, por ejemplo, que el hecho de ser valientes no solo basta con tener esta cualidad, sino que se debe enfocar bien para que rinda frutos abundantes. Si es en equipo, mejor, que en ello se debe estar en el momento presente para poder apreciar la belleza de la aventura que la vida misma es, sin necesidad de buscar una hazaña en particular para probarle a un otro la propia validez, recordándonos que, el reconocimiento más valioso que se puede concebir es, y siempre será, el que uno se concede a sí mismo.
Ficha técnica
Título: Inseparables (The Inseparables):
Dirección: Jérémie Degruson
Guion: Joel Cohen, Alec Sokolow, Bob Barlen, Cal Brunker
Animación: Valentin Legrand, Dagmara Ziemianska
Voces: Monica Young, Danny Fehsenfeld, Olivier Paris, Dakota West, Art Brown, Jordan Baird, Donte Paris
Duración: 83 min.
Año de producción: 2023
Países: Bélgica, España, Francia
Distribución: BF Distribution
Estreno 15 de agosto en cines