Por Ana Catalina Castillo
Desde su estreno en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en junio de este año, el segundo documental de Cristóbal Valenzuela (Robar a Rodin, 2017) ha tenido un interesante tránsito por la ruta festivalera, consiguiendo de paso dos premios en Santiago Horror Film Festival, en las categorías de Mejor Largometraje y Mejor Guion. Y es que Isla Alien: Un viaje sin retorno a Isla Friendship, revisita el mito de la existencia de un lugar del sur de Chile, donde se habrían manifestado sucesos extraterrestres, y lo hace combinando con éxito la rigurosidad de la investigación con un tratamiento audiovisual cautivante y un guion cuidadosamente diseñado.
Si bien la temática ya había sido abordada con anterioridad por el director chileno Peter Mc Phee en su documental ¿Hay algo en lugar de nada? (2020) y, curiosamente, también por el realizador japonés Shingo Yoshida en ¿Usted sabe algo de Isla Friendship? (2013), las estrategias desplegadas por Cristóbal Valenzuela van encaminadas a responder, según él mismo lo ha dicho, dos preguntas específicas: ¿por qué alguien cree algo así? y ¿por qué alguien crea algo así? Es decir, se propone reflexionar en torno a la construcción del sistema de creencias y a las consecuencias que estas traen.
El impacto ufológico, propiamente tal, fue amplificado en su momento, entre otras cosas, por la cobertura que obtuvo en los medios un supuesto avistamiento, ocurrido en agosto de 1985. Un tiempo después, el programa de televisión OVNI, emitido entre 1999 y 2000 y conducido por Patricio Bañados, dedicó el último capítulo –tanto de su primera como de su segunda temporada– al fenómeno de la Isla Friendship, lo que acrecentó el interés en este tema. No obstante, el foco escogido por Valenzuela no es precisamente el fenómeno ovni, sino el nacimiento de un mito y su impacto psicológico y social. En consecuencia, lo que propone este documental es ahondar en capas hasta ahora no exploradas, vinculándolas con el contexto socio-político del Chile de los 80 y los 90 y, particularmente, con el aparato de encubrimientos de la dictadura de Pinochet.
Ahora bien, la película de Cristóbal Valenzuela y su equipo es destacable, además, no solo por poner en discusión desde una nueva perspectiva el caso de la Isla Friendship, sino porque logra expresarlo con el lenguaje propio del cine a través de un trabajo en el que imágenes, sonido y montaje componen una pieza orgánica que atrae no solo por lo que cuenta, sino también por cómo lo cuenta.
Esta profundidad obedece, posiblemente, al afiatamiento entre varios miembros del equipo de Valenzuela que ya habían participado en su obra anterior. Romina Olguín, en la dirección de arte, y Jorge Cabargas en la musicalización, enriquecen el tono que le interesa trabajar a Valenzuela, secundado nuevamente por su montajista Juan Eduardo Murillo, quien esta vez es también su coguionista.
El relato coral que arma el director, a través de testimonios de los radioaficionados que habrían mantenido contacto con habitantes de la misteriosa isla, corre en paralelo con recreaciones, de notoria teatralidad, que cruzan la ficción con la no ficción sin romper el tono documental. Esta estrategia, más el uso de fragmentos de películas del género de ciencia-ficción –fundamentalmente de los 50 y los 60– y de recortes de notas televisivas de la época de los hechos relatados, aportan consecuentemente al ritmo narrativo.
La opción del uso del blanco y negro dota de profundidad a los planos, en clara congruencia con la estética del género aludido y producido en las décadas con que interactúa la película. Lo plausible es que esta fácilmente reconocible estética “del terror” muestra solo la capa más visible del caso.
En Isla Alien, el lenguaje de género complejiza el mito, que tiene en su dimensión ufológica solo la capa externa. El verdadero terror se irá revelando avanzado el metraje, dando un giro muy diferente en la recepción de un hecho cuya verosimilitud, aunque puesta muchas veces en tela de juicio, hasta la fecha mantiene fieles seguidores. Por eso, al final de este documental queda la inminente sensación de estar frente a un caso que recién comienza a desvelar sus capas más profundas y perturbadoras, consolidando en la propuesta un estilo autoral que se agradece.
Ficha técnica
Título original: Isla Alien
Año: 2023
Duración: 87 min.
País: Chile
Dirección: Cristóbal Valenzuela Berríos
Guion: Cristóbal Valenzuela, Juan Eduardo Murillo
Dirección de arte: Romina Olguín
Música: Jorge Cabargas
Fotografía: Matías Illanes
Casa productora: Glaciar Films
Disponible en red de salas MIRADOC y multisalas Cinemark, Cineplanet y Cinépolis a partir del 2 de noviembre.