Por Álvaro Guerrero
Hace rato que se viene recurriendo a las grandes franquicias surgidas en los ochenta, cuando la creatividad, la imaginación freak, arreciaba en cosas como Volver al futuro, Star Wars, Cazafantasmas, Gremlims y otras locuras de fantasía y ciencia ficción, pero también en películas no “fantasiosas” convertidas en sagas, los clásicos del “jovencito” como Top Gun y Karate Kid, muy distintas pero de similar impacto cultural a nivel pop. Lo que hoy equivale a cuasi historia a secas, ya que lo pop y lo público no mantienen fronteras tan nítidas.
Tanto Star Wars como la última Indiana Jones han contado con reinicios en el cine que primero se pensaban tomarían la posta, aprovechando lo influyente del mundo narrado, el carisma de los personajes instalado ya en la sociedad a nivel de culto, añadiendo una historia nueva, una razón de ser sobre todo para los más mayores que, o recuerdan las películas desde su estreno, o bien las vieron ya en televisión, pero mucho más cercanamente a su estreno que las audiencias actuales. No sucedió así. Los productos resultantes eran para ambos casos, especies de remakes disfrazados. Tom Cruise decidió no seguir ese camino cuando lanzó su Top Gun Maverick, de gran éxito e impacto en la industria de Hollywood, planteando una nueva historia que tenía mucho más humor y aventura que la vieja primera parte. Pero es la excepción de un actor que también se ha trascendido a sí mismo, a su “personaje”, para elevarlo al mito y la admiración.
Karate Kid Leyendas no se interesa por ese camino solitario de Cruise. Su punto de partida es la exitosa renovación del universo de Karate Kid a través de la serie Cobra Kai, que a partir de la humanización del villano original visto al trasluz de una vida que le ha pasado por dentro, e instalado en un universo de referencias pop al mito de la saga y el acierto de mantener estrictamente el casting original en cada aparición de su pléyade de viejos personajes, no solo renovó con inusitada fuerza la historia de karate y superación de los ochentas, sino que además logró reinventar una historia y proyectarla con nuevos elementos basados y sostenidos en lo ya clásico. Karate Kid Legends es en ese sentido, casi un satélite del fenómeno Cobra Kai en cuanto a popularidad, pero no como nuevo gran capitulo sino a una especie de remake de la película de 1984, aderezado con una estética vertiginosa más contemporánea: como en aquella, un adolescente esta vez chino, Li (Ben Wang) llega con su madre (el padre ausente) a una nueva ciudad (New York por Los Ángeles, esta vez), debe lidiar con nuevos compañeros de clase, se enamora de una muchacha que mantiene aún un cierto vinculo tóxico con su ex novio, un matón de la escuela de karate cuyo Sensei también resulta ser alguien peligroso y sin escrúpulos a la hora de que su alumno estrella venza en un torneo callejero que se celebra una vez al año, con un premio al ganador de nada menos que de 50 mil dólares. La mayoría de esos elementos se desarrolla menos en profundidad que en la Karate Kid original. A cambio de ellos aparece un nuevo actor en el juego, el suegro de Li, Victor (Joshua Jackson) dueño de una pizzería, bonachón y perseguido por los matones del líder del Dojo, debido a una deuda ya casi imposible de pagar. Victor también guarda un pasado de competición, en el boxeo, y al igual que la madre de Li, se mantiene solitario en la crianza de su hija Mia (Sadie Stanley). Es seguramente un recurso para concentrar la acción, y el humor, en menos personajes, y poder jugar con la idea fundamental del universo Karate Kid: la amistad desarrollada bajo presión externa entre jóvenes y adultos, entre adolescentes aproblemados y adultos imperfectos pero con algo que entregar, sean valores o antivalores.
Y ahí es donde aparece la figura de Jackie Chan, interpretando al señor Han, tío y sensei de Li, y de Daniel Larusso (Ralph Macchio). La historia entre Li y Victor corresponde a lo más cálido e incluso entrañable de la película, la de los viejos Sensei en cambio, al entrenamiento puro para enfrentar a un enemigo que parece invencible e igualmente implacable como lo era Johnny Lawrence (William Sabka) en la primera entrega. La forma en la que Larusso finalmente se convence de viajar a Nueva York para apadrinar al joven protagonista, se encuentra entre lo más flojo del guion, sin mayores explicaciones más que el aura siempre presente, y casi omnipotente del “señor Miyagi” y su legado invisible, algo que si comienza a cansar en la saga (particularmente en la notable temporada final de Cobra Kai).
Karate Kid Leyendas se mueve de principio a fin con soltura y velocidad, y la verdad afloja en pocos momentos. Como suele darse en los nuevos remakes que son a la vez una continuación de la saga, el peso recae en buena medida en el carisma de los personajes y el humor que asecha las situaciones de tensión o derechamente de violencia. Entre viejos y nuevos personajes, entre maestros y un adolescente originario de Beijing, pero adaptado a los Estados Unidos mucho más rápido de lo que Daniel Larusso pudo en una nueva ciudad del mismo país en la película del 84’, Karate Kid Leyendas cumple todo lo que promete en diversión y no en originalidad: volver a empezar, contando la misma historia, y como en Cobra Kai, la serie de Netflix (originalmente de Youtube), recurrir a la humanidad escondida en muchos pequeños gestos, mientras todos, grandes y chicos, juegan a ser adultos. Una condición que solo se alcanza mediante el aprendizaje profundo del Karate, y ahora también de su raíz china, el Kung Fu, de la mano de los viejos maestros de la autodefensa y de la vida.
Ficha Técnica
Título: Karate Kid Legends
Dirección: Jonathan Entwistle
Guion: Rob Lieber, Robert Mark Kamen
Fotografía: Justin Brown
Reparto: Ralph Macchio, Jackie Chan, Ben Wang, Joshua Jackson, Sadie Stanley, Aramis Knight
Duración: 94 minutos
Género: acción, comedia, drama
País: Estados Unidos
Año: 2025
Distribución: Andes Films
Estreno: 8 de mayo
