Por Javiera Hojman
La anunciada muerte de Willy Semler, es una película dirigida por Benjamín Rojo que busca para reivindicar el mundo del cine y el teatro chilenos. Da la impresión de tener elementos de biografía, con personajes que comparten nombre con los actores que los representan, y nos da un vistazo a la vida de esta profesión en nuestro país y las dificultades que tiene. Son personajes luchadores, pero el foco es el humor, y la combinación entre ambos elementos está exquisitamente equilibrada. Al hablar de la trayectoria del protagonista, se menciona que ha participado en «Otelo, Hamlet y La negra Ester», y esa frase parece resumir el punto de la película, en que nuestras obras populares son incluso más destacables que los clásicos.
La película empieza con Willy y Francisca, una pareja sentados en un auto, con bocinazos de fondo, discutiendo porque no logran descifrar un mapa, en un tonto totalmente cotidiano y conocido. Esa escena marca la pauta para el sentido del humor que viene en el resto del filme. Nos cuentan la historia de Willy, un actor que está entrando en la tercera edad, que fue muy famoso en alguna época y ahora está en decadencia. Está intentando dirigir una obra de teatro basada en Drácula, que describe como el sueño de toda su vida, y lidia con el miedo al fracaso, un bajísimo presupuesto, tres actores novatos y con poca disponibilidad, y una situación familiar complicada. Sumado a eso, recibe noticias preocupantes sobre unos exámenes médicos, y debe enfrentarse a la idea de la mortalidad.
Los antagonistas de este filme son la vejez, las pesadillas, el miedo a la muerte, la decadencia y la rutina. Los personajes están constantemente operando en torno a eso, y tomando decisiones guiadas por la sensación inminente de la muerte. Frente a esta gran problemática, tan conocida y dura para todos (personajes y espectadores), los lazos familiares y amistosos se modifican, algunos se fortalecen y otros se debilitan, y en ese sentido la evolución psicológica de los personajes está muy bien trabajada.
La banda sonora de la película es un acierto: la música es liviana, muy coherente con la idea de una comedia dramática, y está distribuida de forma inteligente a lo largo del filme. Las decisiones del director también son muy acertadas. En particular, la idea de distribuir la película en tres actos y un epílogo es un maravilloso guiño a la estructura tradicional de las obras de teatro, que genera una sensación de tener una obra dentro de otra. También el juego con algunos simbolismos, como el uso de espejos para hablar de las distintas perspectivas y aristas de los personajes, está muy bien pensado y funciona bien. Hay algunos clichés en el guion, y cada cierto tiempo se excedieron con el uso de modismos y lugares comunes, pero es un problema que no molesta tanto porque queda opacado por el acierto de los diálogos que involucran a Drácula -aunque ahí el mérito lo tiene Bram Stoker, el autor original del libro-.
Hay una línea que se repite constantemente en la película, como una especie de recurso poético bien utilizado: “Drácula es una tremenda historia, llena de verdad”. Con todas las metáforas, representaciones y guiños, personalmente me dieron ganas de releer la novela, y ese efecto en el público me parece un gran logro por parte de la película. La anunciada muerte de Willy Semler es una obra que funciona, que muestra lo que busca mostrar, nos acerca a la decadencia y los miedos del mundo de la actuación, entretiene y hace pensar. Es una película bien lograda, y sin duda, recomendable.
Ficha técnica
Título original: La anunciada muerte de Willy Semler
Director: Benjamín Rojo
Duración: 75 minutos
Elenco: Willy Semler, Cuti Aste, Francisca Rojo, Valentina Acuña, Jaime McManus, Patrizio Gecele, Ale Farinelli
País: Chile
Distribuidora: BF Distribution