Por Javiera Hojman
La ballena es, porque no hay otra forma de decirlo, una película tremenda. Tremenda en todos los sentidos de la palabra: gigante en términos estéticos, en términos de la trama que toca, de la cantidad de dolores que cubre, del gran efecto que tiene en los espectadores. También, por supuesto, lo evidente. El personaje de Brendan Fraser es, física y emocionalmente, enorme, y vive una vida tan potente que intentar empatizar duele profundamente. No es gratuito que el filme esté nominado a los premios Oscar, y probablemente debería estar nominada en más categorías. Brendan Fraser, sin duda va a obtener el premio a mejor actor, muy merecidamente, porque logra dar dignidad y carisma a un personaje que tenía potencial para ser una caricatura.
Una de las grandes polémicas en torno a La ballena es que toca la temática de la obesidad mórbida, y hay dudas sobre si su enfoque es “gordofóbico”. El tema más potente de la película, sin embargo, no es la obesidad, es la forma en que el protagonista, Charlie, convive con una enfermedad terminal, con la certeza de la muerte inminente, con la depresión, y con el miedo que aparece al cuestionarse la trascendencia. Charlie es un profesor universitario que, debido a su obesidad extrema, y los problemas de salud que la acompañan, está al borde de la muerte. Desde esa perspectiva, intenta reconectar con su hija adolescente, Ellie, con la que no tiene contacto desde que dejó a su madre por uno de sus alumnos y empezó una relación homosexual controversial.
La película aborda muchísimos temas, y en ninguno se queda corta. La religión, la depresión, la responsabilidad afectiva en la paternidad, la muerte, la trascendencia, los trastornos alimenticios, todas esas aristas se exploran en solo 117 minutos, como un intenso bombardeo emocional. Aronofsky nos tiene acostumbrados a películas así, llenas de emociones, buenos diálogos y escenas tristes, pero esta vez se superó a si mismo. Todos los mensajes que transmite el filme son respaldados por los simbolismos, los colores, las sombras, la lluvia, la naturaleza, y todo contribuye a la sensación cerrada y completa de devastación que nos pretende transmitir.
No es una película gordofóbica, es una película extrema y por lo tanto difícil de entender. Tiene trastornos alimenticios, atracones, cosas que para algunos pueden parecer caricaturescas, pero que para muchísima gente son parte de la realidad. Sí, es una película que parece grotesca e inhumana, pero eso es porque la situación que toca es así de dura. No hay otra forma de mostrarlo, y algo menos potente se habría quedado corto. Es un ejemplo radical, extremo, sin duda, pero para la gente que conoce algún porcentaje de la sensación de culpa o dependencia emocional a la comida, tiene sentido y toca con brusquedad una parte de los traumas y trabas que muchos tenemos guardadas.
Más que sobre la obesidad, La Ballena es un filme sobre la muerte. Charlie sabe que va a morir, y hace una revisión de su vida, de lo que deja atrás y de las razones por las que llegó donde está. Mira a su hija y la relación que pudo tener y que no tuvo, en una búsqueda desesperada de convertirla a ella en “su producto”, en algo bueno que dejar en el mundo. Mira la muerte de su pareja y la forma en que lidió con los conflictos potentes que aparecían en su relación. Se mira a si mismo, se avergüenza, se pregunta qué genera en el resto. La película toca muy fuertemente el miedo, y el “¿y ahora qué” que viene con morir. Si ya me estoy muriendo, si ya no hay vuelta atrás, ¿tiene sentido dejar de comer?, ¿tiene sentido intentar cambiar?, ¿vale la pena intentar corregir los errores del pasado?
Nunca me había tocado ver tanta gente en la sala de cine que no salió en los créditos, que se quedó sentada procesando, ni escuchar tanta gente llorando a lo largo de una película. ¿La recomiendo? Sin duda, es un gran éxito remover a tantas personas y vale la pena exponerse a cambio de acceder a las tremendas actuaciones y los potentes momentos que presenta el filme y que no se ven en otros lugares. ¿Volvería a verla? Probablemente, pero solamente cuando me sienta nuevamente capaz de lidiar con el torbellino emocional que me provocó y para llorar desde el mismo espacio vulnerable.
Ficha Técnica
Título original: The whale
Director: Darren Aronofsky
Estreno: 2022
Duración: 117 minutos
Elenco: Brendan Fraser, Sadie Sink, Ty Simpkins, Hong Chau, Samantha Morton
País: EEUU
Distribuidora: BF Distribution