Crítica de Cine «La Cueca, Antes De Dios»: Moon filma la búsqueda, no el tesoro que encuentra.

por Julio Osses.

«La Cueca, Antes De Dios» Dir: Vincent Moon(2013 / 2018)

¿Dónde reside el alma de la cueca chilena?. El director Vincent Moon no cree en los presets. En las respuestas simplonas. Su filmografía es tanto o más especial que su propia ética de trabajo. Moon es un outsider. Un iconoclasta. Es de esos cineastas que parecen tan seducidos por su visión, que lo primero que a uno le gustaría saber sobre ellos es cómo le hacen para sobrevivir en un mundo claramente hostil para la pasión artística sin concesiones, desbocada, urgente, intensa. 

La pregunta que abre este comentario parece estar impresa como sello de agua en cada secuencia de «La Cueca, Antes De Dios», la película de 2013 que Moon ha presentado recién en Santiago, como adelanto de lo que será cartelera en el nuevo festival In-Edit, previsto para abril de 2019. La película podría servir muy honrosamente de cápsula del tiempo, con la voz plateada del legendario «Baucha» y las frases doradas de Margot Loyola sobre el folklore, que hoy emocionan como testimonio gráfico de dos gigantes de la cueca que ya no están entre nosotros, pero son inmortales. 

Vincent Moon no dirige para los museos ni la crítica. Lo suyo es la búsqueda, no el tesoro que encuentra. Moon filma fragmentos, planos fuera de foco que parten indescifrables y sólo tienen sentido con el sonido de fondo. La estructura de «La Cueca, Antes De Dios» bien podría asimilarse a la misma que rige nuestro baile nacional. Primero un pulso, casi el latido de un corazón, que si no fuera intervenido por la síncopa del pandero bien podría pasar por lamento mapuche. Moon insiste con capturar de cerca la imagen, pudiendo pasar por invasor, aunque en realidad lo que parece ser su pretensión es meterse dentro de la cueca. Al ritmo le sigue el ambiente, las cañas de vino, las risas, los diálogos inconclusos. Ha pasado un cuarto de hora y Moon todavía no nos permite acceder al canto. Su iteración parece concentrada en esas vueltas que hacen el ambiente. Es en ese tránsito cuidadoso donde este cosmopolita director parece encontrar alivio a sus dudas. Para él, la cueca es un sentimiento y su expresión musical es una pieza del puzzle, una parte del todo.

¿Encontraremos respuestas? ¿Querrá Moon llevarnos al corazón de la cueca chilena realmente? Su gesto de autor es como un beso de amor, esos que no producen razones ni lógica sino sólo hasta que se experimentan. La cueca viene a nosotros, salpica desde la pantalla, nos mareamos con esas cañas de vino litrero y sentimos el mantel floreado plástico de las picadas cuequeras modernas bajo nuestros antebrazos. Moon es un felino. Había estado acechando todo el tiempo sin que nos enteráramos. «La Cueca, Antes De Dios» trae las verdades necesarias. Porque es sabido que todo trabajo artístico es en el fondo autobiográfico. Y la cueca se siente cómoda con Moon. Y viceversa. Ambos se parecen. Libres. Rigurosos. Inalienables. Listos para prevalecer en un mundo que no parece hecho para estas cosas. Estas cosas del alma.

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