Crítica de cine “La habitación de al lado”: El cauce natural del cine de Almodóvar

 

Por Paula Frederick

En el cine de Almodóvar, la figura y el fondo se funden. En los colores y formas, que interactúan con el actuar de los personajes. En la narración, cuyo hilo invisible se acopla al relato visual y su despliegue. En cada detalle, evidente o apenas perceptible, señales de algún giro de guion, de un estado mental o emocional. A pesar de su evolución, los giros en su carrera y el paso de los años, la esencia del director manchego se mantiene intacta en su cine. Como una marca indeleble y familiar, que reconocemos a pesar de que cambien las historias y contextos. Una suerte de deja vu cinematográfico, que al mismo tiempo no deja de sorprendernos.

Todo eso ocurre en La habitación del lado, su primera película de habla inglesa (después de los cortometrajes La última voz y Extraña forma de vida), que, a pesar de cambiar de idioma, locación e idiosincrasia, se reconoce desde el inicio como parte del universo “almodovariano”. No solo por la estética que se respira en cada escena, la inconfundible música de Alberto Iglesias, la agudeza de los diálogos o su manera de acercarse a la verdad más íntima de sus personajes. La película parece ser un paso natural en el camino de Almodóvar, el cauce orgánico de una carrera que ha tenido diversas etapas: el fervor y el destape de la movida madrileña de los 80, las tramas “telenovelescas” y pasiones tormentosas de los 90 e inicios del 2000, retratos emotivos y estéticos de relaciones quebradas y, en los últimos años, un cine calmo que se observa a sí mismo. A través de sus últimas películas, especialmente Dolor y Gloria, el director parece mirar hacia adentro, hacia su propia historia, las penas y alegrías pasadas, la parsimonia de la madurez. No se trata necesariamente de un ocaso, sino de contemplar la existencia y reflexionar sobre lo vivido. En el cine y en la vida misma.

Algo similar le pasa a una de las protagonistas, Martha (Tilda Swinton), ex corresponsal de guerra con un cáncer terminal, que vive sola en Nueva York. Mientras se prepara para enfrentar el final inminente, se reencuentra con una amiga que no veía hace años, la exitosa escritora Ingrid (Julianne Moore), quien acaba de publicar un libro donde revela su miedo a la muerte. Ambas emprenderán este camino juntas, cuando Martha le pedirá a Ingrid que la ayude a morir dignamente. En una casa en el bosque, en medio de colores saturados y primarios, formas geométricas y puertas rojas, las dos se reconocerán, compartirán sus miedos más profundos y, como en Persona de Bergman, se acompañarán en el descubrimiento de la otra y de sí mismas.

Así como su cine y sus protagonistas, la película de Almodóvar no pierde su esencia, pero pasa a otro estado. Como el agua que se transforma en nieve y se vuelve rosada en el invierno neoyorkino. Como Martha y su paso de la inquietud y el vértigo de la guerra, al silencio de la soledad. Como una amistad que luego de años de lejanía y ausencia, se vuelve fundamental. Como la muerte misma, que no significa un fin, sino un cambio para quien parte y todos los que la rodean.

La habitación del lado es también una película auto celebrativa de Almodóvar. Las cicatrices de su historia parecen quedar obturadas, para dar paso a una serie de referencias que resaltan la conciencia de su propia trayectoria. Una muestra de su imaginario con todos sus referentes, Buster Keaton en la televisión, Dublinenses de John Huston, el poster de Ingrid Bergman que adorna el departamento de Martha en Nueva York. Al igual que ocurría en el corto La última voz, Almodóvar utiliza la voz propia como confesión y viaje al pasado, también con Tilda Swinton como un cuerpo cinematográfico sin edad. La dimensión eterna del melodrama donde los recuerdos de una vida, las pasiones y los dolores se quedan para siempre.

Como ya es constante, Almodóvar nos sumerge en una nueva variación sobre el tema de la muerte, además de nuevas perspectivas de los sentimientos, la pasión, el rencor y el tiempo perdido. Esta vez, no hay que esperar un melodrama exacerbado, sobregiros de trama o grandes sorpresas narrativas, ni la perplejidad con la que nos dejan muchas películas del director español. Para disfrutar su propuesta, es necesario dejar esa expectativa atrás. Al contrario, lo que La habitación de al lado nos ofrece es un cine parecido a la nieve. Pausado, elegante, que cae sin hacer ruido ni causar secuelas a su alrededor, pero se vuelve bella al reflejar los colores que se despliegan en su entorno.

Ficha técnica

Título original: La habitación de al lado

Director: Pedro Almodóvar

Guion: Pedro Almodóvar

Música: Alberto Iglesias

Fotografía: Eduard Grau

Elenco: Tilda Swinton, Julianne Moore, John Turturro

Año: 2024

Duración: 106 minutos

Distribución: Warner Bros

En salas de cine

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