Crítica de cine »La madre del blues»: Honestidad llena de sufrimiento, talento y pasión


Por Vanessa Vidal Durán

Dirigida por George C. Wolfe, escrita por Ruben Santiago-Hudson y siendo uno de sus productores el mismísimo Denzel Washington, La madre del blues promete de antemano. A esto se suma que es protagonizada por grandes actores como lo son Viola Davis y Chadwick Boseman. Basada en la obra Ma Rainey’s Black Bottom de August Wilson, quien escribió obras sobre la cultura afroamericana del siglo XX en Estados Unidos. Una de ellas que vimos en pantalla grande fue la película Fences (2016) protagonizada por Denzel Washington y Viola Davis, basada en la obra homónima de Wilson.

Ma Rainey’s Black Bottom (título original) cuenta la historia de la banda de blues cuya pieza principal y líder es Ma Rainey (Viola Davis), mientras tienen una sesión de grabación en la ciudad de Chicago, un caluroso día de 1927. Los ejecutivos de la música se presentan como hombres blancos explotadores y, dentro de este grupo de músicos existen diversas personalidad que, si bien es cierto confluyen en la música, serán sus distintos puntos de vista y actitudes lo que generarán momentos de desencuentros y un desenlace que no pudo ser de otra manera.

Diálogos llenos de poesía, risas, anécdotas, recuerdos dolorosos, opuestas formas de ver la vida y vivir la música son llevadas a cabo por actuaciones honestas y distinguidas, donde fuera de destacar personajes claves en cuanto a acciones y protagonismo, todas las interpretaciones son poderosas y llegan hasta la médula del espectador. La narración no omite temas de violencia racial, injusticias sociales, tratando traumas y dolores que permean la personalidad de todos, quienes deben sobrevivir, a pesar de tener el privilegio de hacer música, en un ambiente que para ellos significa constante peligro y subvaloración de su talento y lo que significan como individuos.

Levee (Chadwick Boseman) cuya personalidad ambiciosa y poco paciente, difiere de Ma, quien conoce su valor y se hace respetar, inquebrantable, llegando a ser en ocasiones difícil de tratar. Para ambos esta sesión de grabación significa de antemano distintas cosas; para uno, una gran oportunidad en la tierra prometida, y para Ma, pues lo explicará literalmente en la película. Ella es personificada con maquillaje teatral, dientes de oro, aumento de talla y un diseño de vestuario llevado a cabo por Ann Roth, quien realizó un exhaustivo trabajo en la recreación y tratamiento particular de la película, brindándole vida y personalidad al vestuario de La madre del blues.

Distintas fuerzas empujan un destino inevitable. Ambos, Levee y Ma, por supuesto talentosas figuras musicales, en conjunto a toda la banda, deben luchar por el respeto que merecen en la industria. Poseen un público afroamericano que, tal y como la historia misma del blues, es parte de su identidad y merece respeto total.

La música no es un accesorio en el filme, sino que se configura como pieza fundamental en la narración. No solo aparece para potenciar emociones y acciones, sino que participa y articula en casi todo momento. Lo que respecta a cuando los actores tocan instrumentos y cantan, se lleva a cabo con pulcritud, a la perfección.

Los colores reducidos a cafés, grises, amarillos y verdes llenan la pantalla. El sudor debido a las altas temperaturas del verano potencia la tensión y emoción que se vive. Las texturas en los vestuarios, paredes, madera, objetos, humo aportan humanidad e información. Las teclas del piano, la ingeniería en los detalles de lo que significa grabar un disco, los zapatos, son seguidos por nuestros ojos a través de movimientos de cámara que también siguen la recreación de interpretaciones musicales y conversaciones. A pesar de que la historia se centra en los estudios de grabación, presenciamos un concierto y contemplamos las calles de la ciudad. Autos, tiendas, vestuarios de los habitantes suman riqueza a esta película que revive un pasado y sus problemáticas 93 años después.

Estrenada a finales de noviembre del 2020 en Netflix, La madre del blues es dedicada a la memoria de Chadwick Boseman, quien falleció tres meses antes debido a un cáncer. 43 años y una carrera que estaba en su peak sobre todo por interpretar a Pantera Negra (T’Challa) de Marvel, el primer superhéroe afroamericano en pantalla grande. Su sorpresiva muerte fue shockeante para todos pues el diagnóstico y tratamiento se llevó con total hermetismo. Inclusive, su trabajo como T’Challa aún no había acabado. No representa solo un simbolismo y el nacimiento de un personaje que será por siempre recordado (rompiendo varios récords con su trabajo); sino que su talento es indiscutible y esta película es una de sus mejores interpretaciones, sino la mejor, que deja un sabor agridulce, pues es eterno en su trabajo, pero se fue demasiado pronto. Levee fue su último personaje.

La experiencia puede complementarse con La madre del blues: Ma Rainey y su legado, en la misma plataforma. Donde en 31 minutos, distintos integrantes del equipo, desde dirección a actores, cuentan su experiencia e información relevante respecto al blues, historia afroamericana, la migración, Ma Rainey y la obra de August Wilson.

Título original: Ma Rainey’s Black Bottom

Dirección: George C. Wolfe

Producción: Todd Black, Denzel Washington, Dany Wolf 

Guion: Ruben Santiago-Hudson

Basada en: Ma Rainey’s Black Bottom de August Wilson 

Música: Branford Marsalis

Fotografía: Andrew Mondshein

Diseño de vestuario: Ann Roth

Montaje: Tobias A. Schliessler

Elenco: Viola Davis, Chadwick Boseman, Glynn Turman, Colman Domingo, Michael Potts, Taylour Paige, Jonny Coyne, Jeremy Shamos, Dusan Brown, Joshua Harto

País: Estados Unidos

Año: 2020

Género: Drama, musical, biográfica

Duración: 94 min

Idioma: inglés

Productora: Escape Artists 

Plataforma   : Netflix

 

 

 

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