Crítica de cine “La memoria infinita”: La persistencia a través del olvido

Por Galia Bogolasky

La memoria infinita es descrita por muchos, como una gran historia de amor. Pero más allá de eso, es una historia de supervivencia, de apoyo incondicional en situaciones extremas que se presentan en la vida y que pone a prueba no sólo el amor, sino que la paciencia, el compañerismo, el respeto, la individualidad, la compasión y la admiración.

Maite Alberdi se ha convertido en la documentalista más exitosa de nuestro país, logrando una nominación a los Premios Oscar con El agente topo en 2021. Mucho antes de que estrenara esa película estaba trabajando en el documental sobre el Alzheimer, y específicamente sobre cómo esta enfermedad empezó a aquejar al reconocido periodista chileno Augusto Góngora. Junto a él estaba su compañera de hace casi 30 años, la actriz chilena Paulina Urrutia, que al principio se oponía fervientemente al registro y posterior realización de este documental. Pero fue Augusto quien la convenció, porque él le dijo que, si estuvo tantos años contando historias súper crudas de muchos chilenos, a quienes expuso en sus momentos más duros, por qué no iba él mismo a exponerse a esa vulnerabilidad, que es tan necesaria para compartir un relato como éste.

Maite Alberdi comenzó el registro hace 5 años, cuando recién se supo de la enfermedad de Góngora. Cuando Paulina finalmente accedió a participar del proyecto, Maite los acompañó a todas las actividades que tenía la actriz, desde los ensayos de sus obras, a sus funciones, clases y actividades varias.

Luego vino la pandemia, y a Maite no le quedó otra opción que pasarle la cámara a Paulina, para que ella registrara el día a día durante el encierro. Fue una época dura, porque fue cuando más avanzó la enfermedad y se comenzó a percibir el deterioro del periodista.

La cinta muestra con una delicadeza inusitada esos pequeños detalles rutinarios, con los cuidados del día a día que van acentuándose a medida que progresa la enfermedad. Si en un comienzo del documental podemos apreciar a una pareja que se acompaña, se reconoce, tiene conversaciones, a medida que avanza la película, podemos ver cómo el progreso de la enfermedad, y la cada vez más escaza memoria va afectando la cotidianidad, ya que la frustración de no saber cómo enfrentar el olvido es brutal.

La primera parte de la película es registrada por Pablo Valdés, camarógrafo que trabajó con Augusto hace unos años, y luego la cinta es registrada por Paulina Urrutia, con un registro de cámara desprolijo, que tiene que ver con su poca experiencia al filmar, pero que muestra esa sensación de lo “en bruto”, lo que lo vuelve más cercano y natural. Tanto las tomas fuera de foco constantes, hasta el trípode mal ubicado aportan a la historia, ya que el punto de vista es clave en este tipo de relato documental. En ambas instancias podemos notar ese cariño por el sujeto retratado y eso es algo bastante particular en una película, que hace de este material una pieza valiosa. Maite se refiere a este punto: “He aprendido que cada persona que uno retrata tiene su forma de ser representada”.

Carolina Siraqyan logra un montaje bastante tradicional, que va intercalando el material registrado antes de la pandemia, con lo registrado durante la pandemia, y el material de archivo, logrando un ritmo narrativo que funciona de manera correcta.

La banda sonora es realmente notable, con Manuel García como telón de fondo, lo que aporta a la emotividad de la historia, y al tono del relato.

La película se hace cargo de un tema complejo, al abordar con sutileza una enfermedad de apariencia invisible, ya que, a diferencia de una enfermedad física, el Alzheimer, va deteriorando a la persona desde lo mental y cognitivo hasta las habilidades blandas.

La cinta cuenta con material de archivo muy valioso que Paulina encontró entre sus cosas, y muchos de ellos aparecen al final del rodaje. Ese contenido es parte del trabajo realizado por Góngora en Teleanálisis en la época de la dictadura. Es un material especial e histórico, ya que el mismo lo realizó y es parte de su legado. También hay material de videos caseros grabados por la pareja cuando recién se conocieron, se compraron la casa, y luego, cuando se casaron, hace pocos años atrás, después de una larga relación. Alberdi destaca el significado de ese material: “Vi una representación del amor patente a lo largo de los años que nunca había visto”.

El documental tiene un carácter universal, asociado al concepto del olvido, de los recuerdos y de cómo preservar la memoria individual del personaje retratado, pero también surge el tema de la memoria colectiva. Maite explica que: “En el olvido había mucha permanencia de los libros, los amigos, su amor” y añade que: “Es una película que se trata del amor que permanece. Él mismo tenía un discurso muy articulado sobre la memoria”.

Hay una escena que es particularmente emotiva, donde Paulina le pregunta a Augusto cuánto tiempo llevan juntos, como un ejercicio de memoria, que ella le hacía constantemente. Augusto dice que no se acuerda, ya que efectivamente no se acuerda de cosas puntuales, como años, datos o fechas. Pero luego Paulina le pregunta: “¿Tuvimos hijos?”, y él responde: “No, porque tú no quisiste”. Él se acuerda perfecto de las cosas que lo llevan a momentos de dolor o de alegría. Lo emocional está presente todo el tiempo, en este viaje por el recuerdo.

La cinta ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Sundance y cuenta con la distribución de MTV documentaries. La película está preseleccionada como candidata chilena a los Premios Oscar y ya se ha estrenado en varios países y ha recorrido festivales con gran repercusión, a pesar de que los protagonistas no son conocidos a nivel internacional. Con esto podemos deducir que la cinta conecta universalmente no sólo por la vinculación con los personajes que tenemos en Chile, sino por el abordaje de la memoria y la pérdida de ésta como una emoción universal, que cautiva a las audiencias a nivel global.

Los documentales tienen que tener elementos particulares, pero también deben ser universales. Lo particular en esta cinta es la historia de amor de Augusto y Paulina, una historia que lo resiste todo y es imbatible, una historia que es muy propia de ellos, con sus individualidades y personalidades, pero al mismo tiempo esta película tiene un componente universal pues habla del amor y la pérdida de la memoria. ¿Cómo una relación puede persistir a través del olvido?

Maite Alberdi comenzó este proyecto pensando en que las personas con demencia senil, Alzheimer o enfermedades de cuidado vivían en aislamiento, y eran totalmente dependientes, pero al encontrar la historia de Paulina y Augusto, se dio cuenta de que hay otras formas de cuidado, cuidar en comunidad, con la integración en la sociedad, y con tratar de vivir una vida lo más normal posible, dentro de lo que se pueda. Sobre este punto Paulina señala que: “La única manera de evolucionar como sociedad es que todos en algún momento de nuestras vidas cuidemos a alguien”.

Augusto no solo fue cuidado por Paulina, sino que, por todo el entorno de Paulina, y su propia familia, pero lo hicieron integrándolo, haciéndolo parte de sus vidas sin aislarlo. Todo eso se aprecia en este conmovedor relato que aborda el cuidado de manera colectiva y participante.

A pesar de la vulnerabilidad en la que vemos a Augusto, y el deterioro profundo producto de su enfermedad, apreciamos la generosidad de ambos, de compartir esta historia tan íntima, pero tan identificable para muchas personas, sobre todo los que hemos vivido algo parecido.

La memoria infinita es una película sumamente humana y conmovedora, que no te suelta nunca, y te hace ser parte de esta familia, como si estuvieras en su casa, tomando onces con ellos, y tratando de ayudar a Paulina a que Augusto recuerde algo de su historia. Cada pequeño recuerdo es un mundo de felicidad y eso nos deja con una sensación optimista, frente a la crudeza del relato.

Ficha técnica

Título: La memoria infinita

Duración: 84 minutos.

Directora: Maite Alberdi.

Productores: Maite Alberdi, Juan de Dios Larraín, Pablo Larraín, Rocío Jadue.

Productores Ejecutivos: Marcela Santibáñez, Daniela Sandoval, Nicholas Hooper H., Julie Goldman, Christopher Clements, Rebecca Linchtenfeld, Chandra Reese.

Montaje: Carolina Siraqyan.

Director de Fotografía: Pablo Valdés.

Sonido Directo: Juan Carlos Maldonado.

Música Original: Miguel Miranda & José Miguel Tobar.

Financiado por: Fondo Audiovisual CAIA-Chile-, CORFO-Chile.

Producida por Micromundo y Fábula.

 

Distribuida mundialmente por MTV Documentary Films, y en Chile por Market Chile.

Un comentario de “Crítica de cine “La memoria infinita”: La persistencia a través del olvido

  1. Felipe montecinos castro dice:

    hola,soy felipe y uf que miedo me da solo al ir a ver este documental,al tenerle un miedo increible a esta enfermedad,claro si con las ganas de ver y aprender sobre esta misma, bueno creo que asi me acordare nuevamente del gran periodista augusto y su buena compañera paulina. creo que debemos ir a verla si tenemos la oportunidad y asi acercarnos a algo no tan lejano de poder vivir alguna ves.

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