Por Coté Álvarez Franco
“Sin miseria, sin violencia, sin muerte, ni siquiera un arma y sin sexo”. Con estas palabras, el realizador islandés Benedikt Erlingsson describe su fábula feminista-ecologista La mujer de la montaña, título cuya versión en inglés es Woman at war (Mujer en guerra) y cuya versión original en islandés es Kona fer í stríð (Mujer va a la guerra). El antecedente de los títulos es relevante para comprender el mensaje de la obra; así, podemos observar que el nombre en español está lejos de hacerle justicia porque, convengamos que cualquier persona puede “ser” de la montaña. No obstante, no cualquiera ha declarado la guerra.
¿A quién le declara la guerra? A la planta de aluminio Río Tinto ubicada en las zonas montañosas de Reikiavik. Y no, Halla (Halldóra Geirharðsdóttir) no está bromeando. Aunque en público es una amistosa profesora de canto, en secreto la mujer es una comprometida activista por el medio ambiente que no se detendrá hasta incitar un cambio. Cual Batman, Halla se mueve en el anonimato durante sus ofensivas que persiguen derribar los cimientos de la planta y destruir a la empresa, lo que la convierte en la agitadora más buscada por el gobierno. Sin embargo, su cruzada se ve interrumpida por la buena nueva de que su solicitud para convertirse en madre adoptiva ha sido aceptada.
El principal motivo por el que la película se siente como un soplo de aire fresco en medio de una ola de calor es el perfil de su protagonista. Halla, interpretada de maravillas por Geirharðsdóttir, es exquisitamente humana, además de novedosa, características que comparte, por ejemplo, con la subvalorada El rastro (2017) de Agnieszka Holland, título que también tiene la osadía de ser encabezado por una mujer mayor desapegada de las expectativas sociales, imperfecta y valiente. En ambas obras, el estar en los cincuenta, ser soltera y de atractivo corriente componen la identidad del personaje, mas no la definen; son heroínas mundanas de edad media, no mujeres mundanas de edad media que son heroínas.
En La mujer de la montaña, el ánimo, energía y pensamientos de Halla fluctúan entre el no saber cómo compatibilizar su causa con su eventual rol de madre y su entusiasmo, idealismo e intrepidez en la lucha. Digamos, es una símil mayor, más impetuosa y bélica de Greta Thunberg que, encima, está a punto de tener una hija ucraniana de cuatro años. La inclusión de su faceta maternal como elemento obstructivo de su activismo supone una grata y necesaria discusión acerca del rol de madre en una sociedad patriarcal. Halla es, primero que todo, una activista, y en segundo lugar una potencial madre, premisa progresista que no se pensaría dos veces de ser ella un hombre, y que presenta una dualidad que solo, pareciera, podría solucionarse eligiendo uno u otro.
Sumado al brillo de su estrella —que es complementada por su hermana gemela hippie Ása, papel que recae en la misma actoraza—, el tono de dramedia con que se aborda la historia es otro gran plus. Erlingsson, autor de la también fábula naturalista Of horses and men (2013), despliega el tacto suficiente para dotar a la película de un peso liviano sin restarle su debida seriedad, virtud muy nórdica, por cierto. En esta línea, está la decisión de incluir a los músicos en las escenas interpretando melodías en vivo que no queda del todo claro si son diegéticas o extradiegéticas, interrogante que despierta una lúdica extrañeza. Adicionalmente, se utiliza el running gag del turista latino que, por motivos racistas, una y otra vez cae sospechoso de ser la persona buscada. El resultado no es un producto gracioso, pero sí genuinamente divertido, al mismo tiempo que apela a la sensibilidad sin transitar la desdicha.
No es gratuito que los guionistas Benedikt Erlingsson y Ólafur Egill Egilsson fueran premiados en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2018; su trabajo es pulcro, sincero, contingente y entretenido. El dato curioso es que, ese mismo año, se anunció que Jodie Foster dirigiría, produciría y protagonizaría un remake hollywoodense, cuestión que, hasta el momento, no se concreta. Y qué bueno, porque, sin desmerecer el talento de Foster, vaya que no hace falta.
Ficha Técnica
Título original: Kona fer í stríð
Año: 2018
País de origen: Islandia, Francia, Ucrania
Director: Benedikt Erlingsson
Reparto: Halldóra Geirharðsdóttir, Jóhann Sigurðarson, Juan Camilo Román Estrada
Duración: 101 min.
Plataforma: Mubi