Por Juan Marín
El Golpe de Estado de 1973 fue un duro momento para el cine chileno y el país en general. Varios directores tuvieron que huir al exilio para poder seguir trabajando, uno de ellos fue el prodigioso Raúl Ruiz que se hospedó en Francia. En el país europeo realizó las mayorías de sus obras, entre otras, Diálogos de exiliados (1975), La ciudad de los piratas (1983), Genealogías de un crimen (1997), El tiempo recobrado (1999) y la que aquí se comenta, Las tres coronas del marinero (1983).
Esta película cuenta la historia de un estudiante que tiene que huir de Francia porque ha cometido un crimen, el asesinato de su mentor. Entonces un marinero borracho le ofrece su puesto en un barco fantasma a cambio de que escuche la extraña historia de su vida. En el relato, el marinero viaja por varias partes del mundo y se encuentra con diversos y curiosos personajes.
Ruiz consigue una ambiciosa y enigmática obra, que permite múltiples interpretaciones, desde lecturas políticas (las desventuras del exilio) hasta existenciales. Es un cruce entre varios estilos y géneros. Se compone desde el inicio con una estética en blanco y negro que rememora al expresionismo alemán. Pero en ciertas escenas colorea un maravillado paisaje con tonos chillones y vistosos. Dentro de su experimento visual se pueden observar ángulos contrapicados y mucho movimiento de cámara en un juego estético similar al experimental trabajo de Jonas Mekas y Stan Brakhage. Para filmar la película Ruiz decidió que ningún punto de vista de la cámara se repitiera, es decir que todos los planos sean distintos, lo que por lo visto fue imposible de lograr. Aun así la fotografía le aporta una gran belleza visual. Ruiz se entretiene probando diversas técnicas cinematográficas con total libertad en una lluvia de ideas conceptuales.
Es un proyecto onírico de una fuerza poética sorprendente. Contiene cierto surrealismo al estilo del anárquico cine de Luis Buñuel. No es una película fácil de ver, puede ser confusa, densa e incomprensible. Pero si logras entrar en ella, es un viaje contemplativo por la memoria y una superación de las fronteras del espacio-tiempo. Ruiz controla su particular material desde una mirada irónica y con un sentido del humor reflexivo. Una experiencia única. Un viaje fantasmagórico hacia las orillas de lo desconocido.
El cineasta, a pesar de ser reconocido en Europa y de realizar la mayor parte de su carrera en Francia, siempre apelaba a su memoria y su experiencia chilena. En esta obra recurre a una suerte de chilenidad muy propia. La ciudad y las misteriosas calles de Valparaíso son un recurso esencial para ello. El protagonista llega a este destino que lo envuelve y lo hace experimentar su extrañeza vital. Por razones políticas, el director no pudo filmar en Valparaíso y rodó la película en Portugal (Madeiro), recreando las calles, casas y bares del puerto de una manera asombrosa, repletas de secretos significados.
Este complejo ensayo filosófico de Ruiz está cargado de referencias del folclore popular. Por ejemplo, se inspira en una versión del mito chileno El Caleuche. Además, utiliza como referencia ciertas obras literarias como Una noche en Lisboa de Erich Maria Remarque. Su uso de la música popular, desde el bolero al tango, es magistral y colabora a la originalidad e hibridez de la película.
Por supuesto, dado la experiencia de exiliado de Ruiz, la película tiene como una de sus capas importantes ser una metáfora del exilio. El protagonista principal es un trotamundos, que paradójicamente no es de ninguna parte pero está en todos lados a la vez. En cierto sentido, un apátrida. Pero Ruiz convierte esta odisea moderna en el barco de los muertos en algo más extraño y profundo, donde la lógica laberíntica de la memoria y los sueños, nos enfrenta con la perdida en su sentido más sombrío y los misterios de la condición humana.
Para los críticos es la mejor película de Raúl Ruiz. Es un fenomenal film que sin lugar a dudas posiciona a Ruiz como el mejor cineasta chileno de todos los tiempos. El Centro Arte Alameda está realizando el maravilloso ciclo de Raúl Ruiz, cuyo final será este jueves con Las tres coronas del marinero, justo el día de su natalicio. Una película imperdible para celebrarle el cumpleaños al gran maestro del cine chileno y nada mejor que verla en pantalla grande.
Ficha técnica:
Título original: “Les trois couronnes du matelot”
Dirección: Raúl Ruiz
Reparto: Jean-Bernard Guillard, Phillipe Deplanche, Jean Badin, Nadege Clair, etc.
Duración: 117 min
País: Francia
Año: 1983
Disponible: Centro Arte Alameda