Crítica de cine “Maestro pulpo”: Buscándole la novena pata

Por Juan Pablo Iglesias

En momentos de crisis buscamos significado en todo. En encontrarse con alguien en la calle, toparse en la radio con una canción que no escuchábamos hace un tiempo o conocer a un pulpo. Maestro pulpo es la historia de Craig Foster, documentalista sudafricano, quien ha dedicado su vida a filmar la naturaleza. En un período de crisis en su vida decide refugiarse en su casa en la costa sudafricana y comenzar a recorrer buceando un bosque de algas cercano que visitaba cuando era niño. Así, comienza a realizar registros del asombroso mundo submarino que ahí habita: peces coloridos, tiburones, corales. Hasta que entre pataleo y pataleo encuentra un extraño objeto hecho de conchas de mar. Al observar de cerca, ve que en su interior hay vida en él, una ajena a ellos, que tomó los caparazones de los moluscos con sus ventosas y los transformó en un escudo para protegerse de sus depredadores. La curiosa escena lo hace poner atención en el invertebrado de ocho patas que protagoniza la historia.

Luego del primer encuentro, decide volver en su búsqueda y comenzar a filmarlo todos los días. Foster lleva un registro diario del mundo del pulpo durante su año de vida. Es así como se sumerge día tras día en las costas sudafricanas para documentarlo. Comienzan los primeros encuentros e interacciones con el pulpo, que luego nos enteramos de que es una “pulpa”, un ejemplar hembra de su especie. Lo vemos coexistir con su hermoso entorno de corales, algas, conchas y por supuesto otros seres vivos. Es aquí cuando descubrimos su conducta: sus estrategias de caza para alimentarse o cómo es capaz de esconderse y defenderse para no ser presa de feroces enemigos con los que comparte su hábitat.

El objetivo es conocer la vida de los que dicen que es uno de los animales más inteligentes que habitan la tierra, desde su cotidianidad diaria y su actividad bajo la luz del sol que cruza el océano hasta la agitada vida nocturna del mar, acompañándolo en todo su ciclo vital. Reproducirse para continuar su especie y morir para alimentar a otras. Producto de la periodicidad de las visitas, se establece una suerte de relación entre pulpo y camarógrafo  (Craig), quien está detrás de la cámara, se vuelve parte de lo que vemos en pantalla. Ya no vemos solo imágenes submarinas, sino al humano investigador  hablando de cómo la experiencia de bucear y visitar día a día a su objeto de estudio, lo comienza afectar en su propia vida y ver así en la hembra pulpo, alguien de quien aprender: una maestra.

Las imágenes obtenidas del mundo submarino son alucinantes en todo sentido, por su colorido sobre todo y esa fluidez de los movimientos bajo el agua que hipnotizan, ya que por ellas se justifica el documental. El problema comienza cuando en la necesidad de integrar un relato, un guion, el documentalista busca interpretar todo como un acto con sentido y significado, más allá de los procesos propios del reino animal, forzando momentos de autoayuda y de enseñanzas que a ratos suenan a psicólogo o a life coach. Esa necesidad de estructurar una historia importante es el problema de la película, el atribuirle un título pretencioso a un pulpo que más que maestro o guía, como aprendimos en El Rey León, solo está cumpliendo su parte en el círculo de la vida.

Título original: My Octopus Teacher

Año: 2020

Duración: 85 min.

País: Sudáfrica

Dirección: Pippa Ehrlich, James Reed

Guión: Pippa Ehrlich, James Reed

Fotografía Roger Horrocks, Craig Foster

Plataforma: Netflix

 

 

 

 

 

 

 

 

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