Por Paula Frederick
El recién estrenado documental Malqueridas, pone en relevancia el poder de la imagen fragmentada. El cine como espacio liberatorio, que rompe barreras incluso cuando éstas son físicas y no permiten movilidad. Porque, aunque la vida acote nuestras posibilidades, las imágenes, proyecciones y sueños que crea la mente avanzan a la velocidad de luz y pueden transformar la realidad a nuestro alrededor. Ese intento de expansión parece ser el leit motiv de Malqueridas, el documental de Tana Gilbert que relata la cotidianeidad de un grupo de mujeres privadas de libertad. Luego de presentarse en el Festival de Cine de Venecia 2023, donde obtuvo el premio a Mejor Película en la Semana Internacional de la Crítica, Malqueridas ha seguido expandiendo sus horizontes, siendo reconocido en distintos escenarios nacionales e internacionales, al proponer un enfoque distinto y necesario de una realidad muchas veces olvidada.
Malqueridas es una propuesta cinematográfica fragmentaria. Una recopilación de videos y fotografías de las propias reclusas, un entretejido vertiginoso de momentos en el centro penitenciario, registros de una cotidianeidad tras las rejas, con todas sus limitaciones y precariedad. Mientras las imágenes se vuelven parte de un todo, las temáticas que cruzan el relato se centran en la maternidad, la vida con hijos dentro y fuera de la cárcel, las relaciones amorosas truncadas, el desarrollo personal que se abre camino a pesar del encierro y, por supuesto, la tan anhelada libertad.
El trabajo de producción de Malqueridas duró siete años. Casi una década de investigación y recopilación de material, que crean un ecosistema visual acompañado de un relato unificador, con la voz de una exreclusa, Karina Sánchez, como hilo conductor. Así, cuenta parte de su historia, a la que se acoplan vivencias de otras mujeres que, como ella, estuvieron o están privadas de libertad. Su voz individual es la voz de todas. Un relato que recorre varios años de la vida en prisión de una mujer, desde su embarazo, el nacimiento de su hijo, los primeros años de crianza, el desapego, la soledad, la separación que produce ansiedad, desesperación y pérdidas irrevocables. Este recurso es el espíritu de Malqueridas, que logra captar el pulso vital de una experiencia personal, pero compartida. La intimidad más profunda que se vuelve comunitaria, producto de la empatía de vivir una experiencia que determina el resto de una vida.
Mientras se escucha una voz en off, se suceden imágenes borrosas, pixeladas, y a veces imperceptibles del día a día de las protagonistas. Niños pequeños que juegan inocentes encerrados en cuatro paredes, romances fugaces, patios fríos y vacíos que se ven a lo lejos, fuegos artificiales que se vislumbran entre los barrotes y dan la bienvenida a un nuevo año. Fotogramas difusos y en baja calidad, donde a veces no se distinguen las formas. Un dispositivo que potencia el mensaje de precariedad que se quiere traspasar, donde los cuerpos cinematográficos se confunden con el entorno, se mimetizan en una imagen integral, donde a ratos se pierde la individualidad y a veces incluso la dignidad, pero al mismo tiempo se ensalza el poder de la empatía y la experiencia colectiva.
El documental de Tana Gilbert, no solo tiene que ver con una propuesta estética deliberada y la exploración de un nuevo lenguaje, sino que construye un discurso claro que, a pesar de sus imágenes borrosas y efímeras, interpela directamente las problemáticas sociales relacionadas con el sistema penal. La necesidad urgente de ser vistas, de entender que no se trata de juzgar, sino de observar los matices. El cine que ofrece una nueva oportunidad, y la importancia de la reinserción como parte vital del engranaje social. Una propuesta que tal vez sea compleja de ver, pero que impide que cerremos los ojos. Porque en la interacción entre la imagen y el espectador, puede estar la sinergia necesaria para transformar la sociedad en un mejor lugar.
Ficha técnica
Título original: Malqueridas
Dirección: Tana Gilbert
Guion: Tana Gilbert, Paola Castillo, Javiera Veloso, Karina Sánchez
Edición: Javiera Velozo, Tana Gilbert
Sonido: Carlo Sánchez, Janis Grossmann-Alhambra
Distribuidora: Miradoc
País: Chile
Duración: 75 minutos