Por Miguel Borzutzky W.
La película Nuestros amantes filmada en 2016 en Zaragoza, España, es un bálsamo de originalidad y sencillez para los tiempos que corren en cuanto a lo que a comedias románticas se refiere, que no tengan un estilo tipo “Corín Tellado”, sino más bien como una obra que trasciende al tiempo por diversos factores.
Primero, porque su director y guionista Miguel Ángel Lamata, decidió que los dos personajes principales no usarían sus verdaderos nombres, e inconscientemente asoma el método Stanislavski, en el cual los actores deben realmente dedicarse a jugar. Entonces, el guion muestra que fue escrito de manera muy inteligente porque tanto el caballero (Eduardo Noriega) como la dama (Michelle Jenner) deciden no darse sus nombres hasta que se aburran, como un mero juego infantil. Todo se convierte en una pregunta para que ambas partes puedan sacar conclusiones en la medida que se van conociendo y saber si son el uno para el otro.
Lo lúdico del guion es lo más atractivo del filme, porque para Lamata nada es conclusivo, es decir, en resumidas cuentas, son dos perfectos desconocidos cuyas vidas se han visto arruinadas sentimentalmente y buscan a través de mentiras blancas y excusas seguir viéndose. No obstante, en la medida que el filme transcurre permite al espectador ir colocando las piezas en su lugar, y darse cuenta de que finalmente ambos personajes principales llegarán a la verdad “real”.
El caballero “bautiza” a la dama como el “Hada chalada de los sueños”, esa es su fachada, pero no su esencia. La dama por su parte lo llama “Duende chiflado” y, por lo tanto, siempre quedan en juntarse en algún lugar público y abierto de Zaragoza a las tres de la tarde.
Los diálogos están muy bien elaborados por Lamata ya que le dan mucha fluidez a la historia, la dama cuenta que su exnovio era un tramposo porque no creía en Dios, pero sí en los milagros. El caballero, en cambio, decía que debido a sospechas de infidelidad por parte de su esposa comenzó a seguirla, ya que ella le había pedido alejarse por dos meses.
Lo que llama la atención es que Lamata, influenciado por la literatura de dos célebres escritores estadounidenses como Charles Bukowski y Truman Capote, incorpora a estos autores al guion de la película. Y ¿por qué los cita? Porque el protagonista, que en realidad se llama Carlos, es un guionista de teatro, y desea “jugar” con la presencia de estos autores en un guion que él mismo escribe y en donde él mismo juega al papel de ser Dios, y quiere enviarlos al infierno para que se peleen entre ellos. Y con eso sentir que tiene el control junto con la dama, cuyo nombre es Irene, porque ella también tenía conocimiento de Capote y Bukowski, y decide hacer lo mismo.
Por otro lado, la banda sonora del filme es de primerísima calidad, con un toque romántico y liviano de jazz y que quedó a cargo del compositor español Roque Baños, entre cuyos últimos trabajos se encuentran las películas: Balada triste de trompeta (2010), de Álex de la Iglesia; Posesión infernal (2013), de Federico Álvarez y Oldboy (2003), de Spike Lee.
La fotografía a cargo de Fran Fernández, quien trabaja muy bien los planos de los distintos parajes de la ciudad de Zaragoza, tales como parques, museos, cafés y ríos. La misma ciudad se convierte en un personaje más del filme. A todas luces, es una obra maestra del cine español debido a que fue candidateada en catorce categorías de los Premios Goya 2017: Mejor Guión y Mejor Director para Lamata; Mejor Actor (Noriega) y Mejor Actriz (Lenner); Mejor Actor de Reparto (Fele Martínez) y Mejor Película.
Nacho Blasco, encargado del montaje, logra cortes relevantes y le otorga ritmo y secuencia al filme, que le permite al espectador no perder el hilo conductor. El paso que se hace entre ambos personajes protagónicos es notable pues permite ver la vida en paralelo de cada uno de ellos y observar cómo interactúan cuando vuelven a juntarse.
Arantxa Exquerro, encargada del vestuario, quién ha participado en películas como: La novia (2015), Una de zombies(2003) y Dantxa (2018) le da un toque de sensualidad y colorido a los trajes que ocupan tanto Irene (Michelle Jenner) como María, la esposa de Carlos (interpretada por Amaia Salamanca). Mientras que los trajes que visten tanto Carlos (Noriega), Cristóbal (Fele Martínez) y el exnovio de Irene, Jorge (Gabino Diego) son simples, pero elegantes y van con los tiempos actuales, logrando sincronizar con el clima alegre de primavera/verano en el que se llevó a cabo la filmación.
El maquillaje y la peluquería, a cargo de Patricia Reyes, también logra un buen cometido. La cosmetóloga y estilista hispana logra armonizar con las luces y las sombras en los interiores y exteriores.
El director consigue que cada uno de los actores les diera vida a los personajes, de tal forma que la película se ha convertido en un clásico de culto del cine español, con frases para el bronce como: “Pase lo que pase no te enamores de mi”, “No me gustan los hombres que piden permiso para soñar”, entre otras.
En pocas palabras, los actores consiguen a través del guion que se cree un mundo mágico de romance donde soñar es gratis. Y aún cuando las cosas estén cuesta arriba y que jugar a “conocerse” entre una dama y un caballero suena como algo original, esto puede llevar a un desenlace inesperado porque podría hacer feliz a dos perfectos desconocidos.
Título: Nuestros amantes
País: España
Duración: 88 minutos
Idioma: español
Año: 2016
Género: comedia romántica
Dirección: Miguel Ángel Lamata
Guión: Miguel Ángel Lamata
Fotografía: Fran Fernández
Montaje: Nacho Blasco
Música: Roque Baños
Elenco: Eduardo Noriega, Michelle Jenner, Gabino Diego, Amaia Salamanca, Fele Martínez, María José Moreno y Jorge Usón
Plataforma: Netflix