Crítica de cine “Ordinary love”: La magia de lo común

Por Paula Frederick

No hay nada más extraordinario que un amor ordinario. Ese que resiste el paso del tiempo, que crece en la cotidianeidad. Aquel que se alimenta de los hábitos, de los defectos y manías que se acentúan con el paso de los años. Que encuentra su belleza en tener a un otro siempre al mismo lado de la cama, del sillón, de la mesa. La premisa de Ordinary love (o Un amor extraordinario, como se titula en español) del matrimonio de directores irlandeses Lisa Barros D’Sa y Glenn Leyburn, plantea con elegancia esa dualidad o simbiosis entre común y excepcional. La misma simbiosis que vemos desde el inicio, con la imagen de una pareja que hace deporte juntos a la orilla del río en Belfast. Sus siluetas, revelan el paso irrevocable de los años. Su lenguaje corporal habla de una vida compartida, donde después de cada desvío han retomado el trecho para seguir hacia adelante, con paso firme. A corto andar, sabremos quienes son: Joan (Lesley Manville) y Tom (Liam Neeson), dos adultos comunes y corrientes, que fluyen en una rutina en común, con la conformidad de saber que ya tienen lo que siempre buscaron.

Esa vida sin sobresaltos, como el río que recorren, como la calma de las luces del atardecer en la ciudad, sugiere también que algo está por venir. Un acontecimiento, un punto de ebullición, el quiebre que permitirá la movilidad. Mientras la cámara recorre la casa en silencio y se detiene en la foto de una joven que sonríe sobre la chimenea, se intuye un hecho doloroso del pasado. Así, con esa misma parsimonia, Joan descubre un bulto en su pecho, que luego revelará un posible cáncer. Comienza entonces un nuevo camino cotidiano para Tom y Joan: El de ida a vuelta al hospital, donde hablar del tráfico o del precio del estacionamiento serán la vía de escape a una realidad que no sienten la fuerza de encarar. Así, la resiliencia y lucha de los personajes se vuelve también la de la propia película, que resiste los obstáculos de la narración y nunca pierde su norte.

En la superficie, Ordinary love podría definirse como la historia de una pareja de mediana edad que se debe enfrentar a una grave enfermedad y superar los obstáculos. Pero la película entrega algo mucho más consistente, la reflexión sobre un amor maduro que sobrelleva la tarea más grande y desafiante de todas: la coti dianeidad. Filmada con gran sensibilidad y respeto por los personajes y su desarrollo, retrata un mundo íntimo que sugiere, y luego revela, una realidad universal.

Como si quisiera construir un mundo paralelo donde refugiarse, los espacios en Ordinary love también son protagonistas. Los pasillos, la sala de espera, las piezas compartidas. Cada encuadre parece ser la anticipación de algo que está por venir, una silla aislada, una cama vacía, una puerta entreabierta. Tanto Joan como Tom se ven obligados a llenar los nuevos espacios que deben recorrer, en la ausencia del otro. Solo ese vacío permitirá el surgimiento de nuevas dinámicas, amistades y motivaciones que los ayuden a salir de la inercia y encontrar un sentido. Entonces, la narrativa se vuelve circular, como una pieza llena de espejos donde cada encuentro, cada intercambio de palabras o miradas puede poner en evidencia los propios miedos, inseguridades y verdades más profundas.

Así, la narración y la cinematografía se funden, creando una dimensión que combina la intimidad doméstica de Still Alice o Amour de Michael Haneke con una arquitectura alienante que recuerda el cine de Kubrick.  Esta particular mezcla, junto a las grandes interpretaciones de Liam Neeson y Leslie Manville, entregan un extraño sentimiento de calma. Como si estuviéramos entrando en otro mundo, pero a la vez en nuestra propia casa.

Quizás, el máximo mérito de Ordinary love sea la capacidad de captar, con brillante intensidad, ese particular momento en que no pasa nada y la vez, todo. Las tardes eternas frente a la televisión compartiendo el mismo programa de siempre. Comer una sopa que nunca se enfría, en silencio y de a dos, esperando encontrar cuál es el ingrediente secreto que esta vez la hace distinta. La melancolía que se vive compartida, lo que hace que no se transforme en soledad. La belleza de los tiempos muertos, que no construyen monotonía sino un hábito vital. Ese al que a veces le llaman amor.

Título original: Ordinary Love
País: Reino Unido
Dirección: Lisa Barros D’Sa, Glenn Leyburn
Guion: Owen McCafferty
Música: David Holmes, Brian Irvine
Fotografía: Piers McGrail
Reparto: Liam Neeson, Lesley Manville, David Wilmot, Amit Shah, Lalor Roddy, Maggie Cronin, Desmond Edwards, Melanie Clark Pullen, Stella McCusker, Geraldine McAlinden
Productora: Out Of Orbit, Canderblinks Film and Music, Head Gear Films, Metrol Technology, Kreo Films FZ (Distribuidora: Bleecker Street)
Año: 2019
Duración: 92 min.

Plataforma: Cinemark

https://www.cinemark.cl/cineonline

 

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