Crítica de cine “Paterson”: Amar la sencillez

Por Valentina Gilabert

La belleza está en los detalles. En lo que pocos ven, pero que está a simple vista. En una pequeña caja de fósforos de punta morada o en el encuentro fortuito con mellizos cada tantos días. Está en una lonchera de almuerzo personalizada con una foto de la amada, una postal de Dante Alighieri y una naranja con pequeños ojos pintados sobre su cáscara amarga. En conversaciones casuales repletas de referencias literarias, políticas y de la cultura pop. Lo está, incluso, en la coincidencia de que la ciudad y el protagonista de esta historia se llamen de la misma manera. Paterson, estrenada en 2016 y dirigida por Jim Jarmusch (Broken Flowers, Only Lovers Left Alive), es una película atiborrada de detalles que encantan y que cobran sentido a medida que los minutos avanzan. Un trabajo donde, con tacto e inteligencia, Jarmusch hace a un lado la figura y el ego del poeta para concentrarse en la poesía misma.

Paterson (Adam Driver) es un chofer de autobús que vive en la ciudad de Paterson, Nueva Jersey, junto a su pareja Laura (Golshifteh Farahani), una joven artista con una enorme obsesión por el contraste del blanco y el negro. Además, es poeta, aunque no lo quiera asumir, y amante de los versos de William Carlos Williams, otro poeta que vivió y escribió acerca de ese mismo pedazo de tierra. Paterson vive sumergido en la rutina. Se despierta todos los días a la misma hora, mira su reloj, besa a Laura y se levanta. Come cereales con leche, toma su lonchera metálica y camina hacia el trabajo. Antes de echar a andar el motor, escribe unos primeros. Y así, aparece una lectura en voz alta, con la pausa que merece, como si el acto de escribir estuviera sucediendo en ese momento.

“We have plenty of matches in our house / We keep them on hands always / Currently our favourite brand is Ohio Blue Tip / Though we used to prefer Diamond brand (Tenemos un montón de fósforos en nuestra casa / Los tenemos siempre a mano / Actualmente Ohio Blue Tip es nuestra marca favorita / Aunque solíamos preferir la marca Diamante). El poema está inspirado en una pequeña caja de fósforos que Paterson no puede dejar de admirar mientras desayuna y de la que, junto a Laura, han hablado cientos de veces. “¿Menciona la forma de pequeño megáfono que hacen las letras?”, le pregunta ella, como si tampoco pudiera dejar de prestar atención a esos detalles.

Toda la simpleza de esos versos se ve reflejada también en This is just to say, poema de William Carlos Williams que Paterson le lee a Laura y que parece ser uno de sus favoritos. “I have eaten / the plums / that were in / the icebox / and which / you were probably / saving / for breakfast / Forgive me / they were delicious / so sweet / and so cold” (Me comí / las ciruelas / que estaban en / el refrigerador / y que / probablemente/ guardabas / para el desayuno / Perdóname / estaban deliciosas / tan dulces / y tan frías)”. Y entonces, la fuente de inspiración se vuelve irrefutable. La película completa es un gran homenaje a estas palabras. Donde algunos podrían encontrar algo demasiado cotidiano, Jarmusch capta la belleza. Paterson es en sí mismo un gran poema.

Todo en la película es poético y su protagonista parece estar al tanto de aquello. Por eso, cuando conduce, presta atención a cualquier conversación que ocurra y esboza una sonrisa por el simple gusto de poder hacerlo. Una mañana, dos niños se suben al autobús. Se sientan con las piernas colgando. No tienen estatura suficiente para tocar el suelo con sus pies, pero sí para hablar de escenas violentas. Conversan acerca de Huracán Carter, un famoso boxeador nacido en Paterson. Dicen que se parece a Denzel Washington -porque de seguro no saben que Washington fue protagonista de la biopic que le hicieron al boxeador en 1999- y que lo encerraron en la cárcel por dispararle a un grupo de personas en un bar. Especulan acerca del hecho y, luego de un silencio, vuelven a ser niños. “¿De qué te vas a disfrazar en Halloween?”, dice uno de ellos como si nada. Paterson se topa así de frente con palabras que lo sacan de su rutina, de su lugar frente al volante, y que lo inspiran. Que estimulan al tiempo a avanzar de otra manera.

En ese sentido, el paso del tiempo es algo muy importante en la película. En las casi dos horas de duración vemos transcurrir una semana en la vida de Paterson. Lo acompañamos cada mañana al despertar y durante todo el día hasta que la imagen se va a negro cuando el protagonista pasa sus noches sentado en un bar. El tiempo avanza como en un loop, de forma lenta y parsimoniosa. Las escenas se repiten, pero no siempre de la misma manera. Aparecen poetas en la vida de Paterson, cada uno con su propia esencia. Un rapero que practica sus palabras junto al ritmo y movimiento de la ropa en una lavandería a medianoche; una joven poeta de diez años que le comparte a Paterson sus versos mientras espera que lleguen su madre y hermana; un hombre asiático que está en la ciudad solo por su fascinación en la poesía de William Carlos Williams. Todos estos encuentros tienen poco de casualidad y ayudan a que el tiempo, o al menos este efecto adormecedor de su repetición, pase más rápido.

El guion de la película sin duda es hermoso, pero también hay que destacar la actuación de Adam Driver. Si bien, este no es el papel de su carrera -basta pensar en su rol en Marriage Story de Noah Baumbach para dar cuenta de aquello- sí es un personaje muy bien interpretado. Driver maneja muy bien la simpleza de su expresión, la emoción poco efusiva y la evolución en el cambio de ánimo de Paterson desde que su semana comienza hasta que termina. Pensar en otra persona encarnando a Paterson no tiene sentido porque, así como la película está llena de coincidencias poéticas, el que Adam Driver personifique a este conductor (driver) no está lejos de aquellas.

Es innegable que la poesía no es de fácil digestión, por eso que se agradece el trabajo de Jarmusch. Desde su belleza y simpleza permite al espectador acercarse a ella. Lo cotidiano está en las imágenes que el director elige, pero también en los poemas originales que Ron Padgett, poeta estadounidense, escribió para la película. La recomendación entonces es darse un tiempo y un espacio para prestar atención, porque en cada rincón y palabra presente en Paterson, así como en la vida misma, hay una emoción e historia que contar.

Título: Paterson

Dirección y guion: Jim Jarmusch

Reparto: Adam Driver, Golshifteh Farahani, Chasten Harmon, Barry Shabaka Henley, William Jackson Harper y Rizwan Manji.

Duración: 118 minutos

Año: 2016

País: Estados Unidos, Alemania, Francia

Distribuidora: Amazon Studios

Plataforma:  Centroartealameda.tv

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