Crítica de Cine “Perdí mi cuerpo”: Trazada sobre una idea muy interesante del destino

 

 

Por Karina Solórzano

En su cortometraje Skhizein (2008) el director francés Jérémy Clapin ilustraba la historia de Henry un hombre que, después de ser golpeado por un meteorito de 150 toneladas, tenía que vivir a 91 centímetros separado de su cuerpo, situación que, lógicamente, traía consigo peculiares problemas en su vida diaria. Desde este trabajo se anticipaban algunos temas de su filmografía: el sentimiento de disociación, nuestra relación con los otros, la construcción de la identidad y el elemento de lo fantástico.

En Perdí mi cuerpo (2019) los protagonistas son una mano que ansía reencontrar su cuerpo y Naoufel, el joven al que le pertenece; por tanto, tenemos dos relatos: la difícil trayectoria de la mano cortada por las calles de París a través de los basureros, las vías del metro y tuberías (como si se tratara de Ratatouille [2007] pero en una paleta de colores más oscuros) y la historia de vida de Naoufel junto con dos terribles accidentes: uno ocurrido en su infancia y el de su mano.

Tanto la técnica (la animación) como el género en el que se inscribe (el fantástico) le permiten a la película, a través de un elemento tan peculiar como lo es una mano cortada, transmitir melancolía, reflexionar sobre la pérdida y conmover, todo esto a través de ciertos recursos “surreales” como las fantasías de la infancia de Naofel evocadas por la mano: sus sueños de ser pianista y astronauta.

En ese sentido, la infancia se presenta en colores cálidos y vivos, mientras que el presente de la acción en una paleta de tonos fríos y a partir de metáforas sobre el hogar y la pertenencia: Naofel construye un iglú de madera y se enamora de una chica que se preocupa por él después de un accidente en moto.

La película está trazada sobre una idea muy interesante del destino, en un momento Naoufel le platica a la joven de la que está enamorado (Gabrielle) que cree que es posible evadir el destino saltando de repente para alterar su curso, esta idea puede corresponderse también con el paso de la adolescencia a la adultez. Si la vida de Naofel estaba “determinada” de alguna forma, entonces estaba destinado a perder su mano de la manera en la que la pierde (ligada a un momento crucial en su infancia), ya sin ella no hay más apego con el pasado, podría ser capaz de saltar y cambiar lo escrito.

El cine de animación “para adultos” (como malamente se le ha llamado) permite, en muchas de sus historias, este cruce entre la adolescencia y la edad adulta, el cine del estudio Ghibli está más cerca de esta idea que el de Pixar, por ejemplo; la animación francesa, en sus temáticas se apega más al espíritu de las japonesas, su “didáctica” no es moralizante, es un punto de vista que se enuncia desde la experiencia.

Director: Jérémy Clapin
Música compuesta por: Dan Levy
Productora: Xilam
Premios: Los Angeles Film Critics Association Award for Best Animated Film, MÁS

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