Crítica de cine “Rey del Ring”: Musical sin ser musical

Por Álvaro Guerrero 

Abordar a una leyenda que casi nadie parece recordar hoy en día, no hace sino hacer patente algunas cosas relacionadas tanto al deporte como al cine: los ídolos del boxeo, del fútbol, tienen corta duración en la memoria colectiva, con las excepciones que puede otorgar la actual presencia en los medios. La carrera deportiva es breve, y la fama, por grande que haya sido, suele irse esfumando poco después de terminada la primera. El cine de ficción, un medio para hacerse valer en el territorio cada vez más arisco a las audiencias como lo es acercarse a las salas, tiene opciones de biografías que parecen múltiples pero que no lo son tanto, al menos para el caso de Chile. El cineasta Rodrigo Sepúlveda siempre ha buscado equilibrar una visualidad clásica, el uso de fotografía y algunos planos muy compuestos y pensados con la materialización de personajes cálidos, humanamente cinematográficos, recortados sobre un fondo de espectáculo de cine de ritmo mesurado, pero no lento.

Para reconstruir una historia lejana, la pelea por el título de peso completo que en 1940 enfrentó al retador chileno, entonces campeón sudamericano Arturo Godoy, con el monarca mundial, el afroamericano Joe Louis, Sepúlveda se decide por un estilo cinematográfico de tipo “espectáculo” clásico de Hollywood, donde cada escena parece una presentación formal de la acción que va a desarrollarse. Desde el encuentro en Argentina del púgil chileno, interpretado por Marko Zaror, con Leda Urbinati (Fiorella Bottaioll) quien será su novia en el periplo por Nueva York, la llegada a la gran manzana, la presentación de otro personaje clave en la historia, Gabriel Meredith (Benjamín Vicuña), portero de un club nocturno de fama en la ciudad, y que entablará una relación de cercanía peligrosa con Leda, y así. En la trama lo que sigue es la instalación de Godoy en la ciudad, apadrinado por Mr Bouey (Jaime McManus), un chileno que parece sacado de cuento ya que es viudo, ha vivido buena parte de su vida en una gran casona en la ciudad que “no duerme”, y que para él representa el nido donde vivió lo mejor de su vida junto a su fallecida esposa, y que se dedica a representar y entrenar boxeadores. Es el quien llevó a Arturo Godoy a subir a algunos de los más importantes ring del mundo, y quien ahora lo preparará, en principio en solitario, para la pelea más importante de su vida.

Mr Bouey aporta el rango de “seriedad”, rigor, a la historia, mientras que el ficticio personaje de Benjamín Vicuña, el tono picaresco de comedia, pero también el asomo de drama personal. En este último plano es donde va a emerger el triángulo amoroso, las discordias entre Godoy y Meredith, su nuevo ayudante en la preparación para el combate, y las ambiciones de Leda para ser una bailarina famosa. Dicho sea que esta mezcla de tonos (un biopic de un boxeador real en tono de pura comedia sería extrañísimo), donde la pareja tiene ansias de estrellato por separado, recuerda de forma muy general a la temática de La La Land. Pero además de las distancias naturales en ambición, Rey del Ring no equilibra del todo bien ambos mundos. Claramente es una biografía del púgil chileno, pero el comienzo insinúa un filme en el que la pareja será protagonista. Sin embargo, el rol asignado a Leda destaca como acompañante y posterior distractor, negativo, del peleador justo antes de su desafío ante Louis. La cámara en las escenas del club nocturno donde Leda va ascendiendo en su carrera de bailarina, apoyada y deseada por Meredith, se mueve al modo del musical, con rápidos travellings de forma sinuosa. La fotografía misma respeta en todo momento postulados estéticos de un cine clásico, y la narración va tomando lentamente partido por el drama, cuando la enfermedad y posible muerte de uno de los personajes logra unir a los demás en torno al evento central de la película, la pelea final.

Godoy llega acompañado de Meredith, totalmente concentrado para el gran desafío del deporte chileno hasta ese momento: que un iquiqueño que nadie conocía en Nueva York, logre derrotar a la máquina invencible, o en principio, aguantarle más allá del cuarto round. El combate es fotografiado y montado de forma virtuosa, elegante, lo que acentúa la emocionalidad propia a la relación de cine y boxeo, además de la otra de carácter histórico, la de Chile con la fatalidad. El ritmo es constante, intenso, y al medio de la secuencia emerge una de las clásicas frases de nuestro deporte: “¡agáchate Godoy!”, un boxeador que medía lo mismo que Joe Louis, pero contaba con una pegada de menos centímetros de alcance. Finalmente Rey del Ring es una película homenaje, con cuatro seres humanos que aunque no están del todo desarrollados en cuanto a sus potencialidades como personajes, logra entretener con un cocktail de chilenidad y Hollywood, hasta que llega el plato fuerte, que viene diseñado con una muy buena factura, olor al cine de 1940, más todo lo que se ha ido aprendiendo con las décadas sobre como filmar la brutalidad y el drama de dos hombres que se masacran con técnicas depuradas y reglas claras, sobre un ring.

Ficha Técnica 

Título original: Rey del Ring

Dirección: Rodrigo Sepúlveda

Guion: Rodrigo Gijón, Gonzalo Masa

Reparto: Marko Zaror, Benjamín Vicuña, Fiorella Bottaioli, Jaime MacManus, Uriah Hall

Fotografía: Eduardo Bunster, Ernesto Díaz Espinoza

Duración: 90 minutos

Género: biografía, deporte, drama, comedia

País: Chile

Estreno: 2 de octubre

Distribuidora: Cinecolor

 

 

 

 

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