Por Marcelo Ruggeroni Llano
En una época en la que los cines llenan sus salas con películas que provienen, devienen, y reviven franquicias, la historia del muñequito que anda en bicicleta forzando a sus víctimas a jugar a las torturas, no ha podido ser menos, y ha regresado, esta vez con su décima entrega.
La trama de SAW X hace un rewind, pues se ubica en medio de los acontecimientos sucedidos entre la primera y segunda parte de El juego del miedo, nombre con el que es conocida en habla hispana, y trae de vuelta a personajes icónicos como lo son John Kramer, el hombre detrás de los juegos, y Amanda, otrora víctima y posterior secuaz del psicópata.
La premisa es atractiva. Estando ya en fase terminal del cáncer cerebral que lo aqueja, Kramer se inscribe en un programa médico alternativo que promete curarlo completamente. Para esto, viaja a una zona recóndita cercana a la Ciudad de México. Pero no todo lo que brilla es oro, así que las cosas se complican un poco. Demasiado la verdad.
La historia parte bien. Es atractiva y genera interés genuino. El montaje aquí cumple una función clave, ya que las escenas se suceden vertiginosamente entre la historia de un moribundo Kramer, el camino que lo lleva hasta el laboratorio en México, y uno de los jueguitos, que aparece temprano en la película y apacigua de inmediato el hambre voraz del espectador, que, como si de un placer culposo se tratara, actúa cómplice ante el sufrimiento de la víctima de turno, todo desde la comodidad de estar del otro lado de la pantalla.
Pero a pesar de que los juegos en esencia son lo más atractivo, la historia en el comienzo resulta ser naturalmente interesante, valiéndose más del thriller policíaco que del clásico suspenso gore, ambas características de la narrativa de la saga de Jigsaw. Por lo mismo, podemos decir que hasta el primer tercio de la película el guion funciona bien, sin necesidad de recurrir a demasiadas escenas con sangre, tripas y mutilaciones.
Pero cuando un guion suelta muchos cabos, es difícil atarlos todos, y más difícil aún es cumplir con las expectativas que el espectador se hace a partir de una historia cuyos primeros cuarenta minutos presenta plot tras plot, y busca elevar la tensión de una trama que lamentablemente no termina por resolver de la mejor forma.
La promesa de un conflicto elaborado, en donde dos fuerzas que actúan bajo las sombras se reúnen y actúan recatadamente una con la otra, discuten sobre el conflicto moral de los gobiernos y las farmacéuticas para con la cura de ciertas enfermedades, y donde Kramer debe llegar al laboratorio vendado y a punta de pistolas, se reduce a una simple estafa, la cual solamente se justifica para servir como motor de las acciones que el protagonista llevará a cabo durante lo que resta de película.
He aquí la gran decepción. Si la película sólo busca contar una historia que permitiese dar paso al momento de los juegos, no es necesario agregar tantas capas de conflicto a la narrativa. De esta forma lo único que consigue es dejar coja a una historia que pudo haber sido mejor desarrollada. Un conflicto más simple sería mayormente verosímil si el objetivo final es sencillamente mostrar sangre y escenas gore por doquier.
Por lo mismo, personajes con que la película busca que empaticemos (o los odiemos) no logran ser convincentes. En su mayoría carecen de tridimensionalidad y reducen su discurso y propósito a frases sobre explicativas, como la Dra. Pederson, jefa del programa médico al que se somete Kramer, o incluso Gabriela, joven que provoca en Amanda un conflicto moral que no logra encajar del todo con el temperamento colérico de esta, y que termina sin llegar a puerto, dejando una vez más en evidencia la falencia principal de la película: construir conflictos y arcos de personaje que no cierran o cierran a medias, casi por conveniencia del propio guion.
Pero como en la vida no todo es blanco o negro, la película presenta a su vez otros valores que son realmente positivos. Uno de ellos es la dirección de Kevin Greutert, quien ya había participado en anteriores entregas de la saga, y ahora también trabajó en la edición. Personalmente, estoy a favor de que directores realicen el montaje de su propia película, y en este caso resulta ser una conjunción bastante sólida, ya que el filme presenta un ritmo vertiginoso, y los juegos son visualmente impecables, en parte también por los bien logrados efectos visuales que aportan un realismo impresionante a las crudas escenas de violencia explícita que exhibe la cinta.
La décima entrega de SAW, a pesar de sus falencias en el guion, sabe presentar en los momentos justos los elementos tan icónicos que hicieron de la saga un clásico en la escena de terror estadounidense, como lo son Jigsaw y otros easter eggs que elevan a esta última como una de las mejores después de la hexalogía original de la historia de John Kramer y compañía, transformándola en una película entretenida y absolutamente cumplidora. ¿Seguiremos jugando el juego?
Ficha técnica
Nombre película: SAW X
Duración: 118 minutos.
Año de Estreno: 2023.
País de origen: Estados Unidos.
Director: Kevin Greutert.
Reparto: Tobin Bell, Shawnee Smith, Synnøve Macody Lund, Renata Vaca.
Productora: Twisted Pictures.
Distribuidora: Bf Distribution