Crítica de cine “Siempre habrá un mañana”: Por ti, por mí y por todas las que vendrán

Por Paula Frederick

Delia (Paola Cortellesi) es una dueña de casa, en la Italia de 1946. Su día a día transcurre entre el cuidado de sus tres hijos, los abusos y violencia que le infringe su marido (Valerio Mastrandrea), su trabajo como enfermera y costurera, y los sueños de una vida donde pueda ser vista y alzar la voz. La historia se centra en la Roma de posguerra, cuando la ciudad intenta reconstruirse y recuperar su ritmo, las ruinas dan paso a una cierta idea de progreso, mientras en los muros se lee “Abajo los Saboya, viva la Republica” y los soldados estadounidenses monitorean las calles. El trayecto entre su casa y el trabajo se transforma en su único momento de libertad, donde Delia apura el paso, levanta la vista, usa maquillaje, se atreve a correr entre la multitud, le confía sus secretos a una amiga y sueña con nuevos amores y destinos. Y luego, cuando se acerca a su hogar, vuelve a agachar la mirada, a esconderse en las sombras y esperar resignada el próximo golpe. En medio del tedio cotidiano, la propuesta de matrimonio a su hija Marcella se volverá un punto de inflexión, que podría traer nuevos aires a una vida estancada.

Siempre habrá un mañana, ópera prima de la actriz Paola Cortellesi, fue la película italiana más vista durante 2023 en Italia, superando incluso al fenómeno Oppenheimer/Barbie. Este dato revela un giro en el espectador, que parece ir en busca de un cine más íntimo, que no teme volver al origen y recuperar el espíritu esencial del séptimo arte. Construida en blanco y negro, la película homenajea sin tapujos a los grandes clásicos del Neorrealismo italiano, los maestros que forjaron el camino del cine, el imaginario de Roberto Rossellini y Vittorio De Sica, la mujer luchadora y sufrida encarnada por Anna Magnani y Sophia Loren. A través de la reconstrucción de época y su propuesta estética, la cinta rescata esa nostalgia y a la vez desolación que evoca la posguerra, cuando Italia se debatía entre el hastío de la experiencia vivida, la reconstrucción de sus cimientos y ese pulso vital que los obligaba a seguir adelante y recuperar la normalidad.

Para Delia, la posibilidad de una nueva vida se inicia con una carta misteriosa. Un pedazo de papel sin nombre ni remitente, que oculta un fragmento de futuro y que solo la protagonista puede leer. Ese objeto se transforma en una de las fuerzas gravitantes de la película, porque a pesar de no conocer su contenido, intuimos que su mensaje podría cambiarle la vida para siempre. Y como espectadores, queremos que su vida cambie. La liberación de Delia se vuelve una necesidad vital, que se va forjando a fuego lento, que proviene de las entrañas de la película y es a la vez, dolor y esperanza. Ese pedazo de papel también representa una carta de amor al cine, a la Italia de ayer y hoy, a Delia y a todas las mujeres que su personaje representa.

Hay un extraño y atrayente equilibrio en la propuesta de Paola Cortellesi: por un lado, apela sin tapujos a la empatía, la sensibilidad y a romantizar un fragmento del pasado. A su vez, no devela una necesidad imperiosa de agradar a todo tipo de espectador. Hay escenas largas, tediosas, movimientos de cámara que rompen lo clásico, propuestas cinematográficas disruptivas, imágenes grotescas que recuerdan a Los monstruos de Dino Risi, música que rompe el mundo diegético y transporta de golpe al tiempo actual. No hay un afán desmesurado de ser fiel a una época o mantenerse firme en la dimensión de la nostalgia, sin por eso perder la esencia del momento que se busca retratar. Una suerte de propuesta neorrealista rock, que descoloca, emociona y nunca pierde su norte.

A pesar de la frialdad que la rodea, serán las relaciones humanas las que salvarán a Delia. Las escenas con su hija Marcella, con quien comparte algunos de los momentos más conmovedores de la película, están especialmente iluminadas, casi saturadas por la luz. Ella representa el futuro, la llama incandescente que podría perpetuar aquella vida que la propia Delia no ha podido alcanzar. En Marcella se percibe una valentía incipiente, que se canaliza hacia una realidad donde las mujeres pueden trabajar y estudiar libremente, ganar lo mismo que los hombres, alzar la voz en sus casas y en público e incluso votar. Un mañana donde Delia salga del blanco y negro y aprenda a caminar con la frente en alto. Por ella, por su hija y por todas las que vendrán.

Ficha técnica

Título original: C’è ancora domani

Dirección: Paola Cortellesi

Guion: Furio Andreotti, Giulia Calenda, Paola Cortellesi

Elenco: Paola Cortellesi, Valerio Mastandrea, Romana Maggiora, Giorgo Colangeli

Duración: 118 min.

País: Italia

Distribución: CDI Films

En salas desde el 27 de junio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *