Festival Seret Crítica de Cine “The Testament”: Una película fundamental sobre la búsqueda de la identidad

 

Por Galia Bogolasky

“The Testament” es una película Israelí dirigida por Amichai Greenberg protagonizada por Ori Pfeffer quien interpreta a Yoel, un judío ortodoxo que está trabajando en una investigación sobre sobrevivientes del holocausto que fueron testigos de una masacre donde murieron 200 judíos en Austria.

Durante esa investigación, Yoel descubre en los archivos que una de las mujeres que testifica es su madre, pero que tiene otra identidad y no es judía, según sus propias palabras descritas en el video testimonial.

Desde ese momento Yoel se sitúa entre el conflicto de seguir adelante con esta investigación, en la cuál se han puesto todas las fichas en él para encontrar la verdad de lo que sucedió en la masacre, pero al mismo tiempo, Yoel se ve conflictuado con su descubrimiento y lo que eso significa para su propia vida; su verdadera identidad y lo más terrible para él, que es descubrir que efectivamente no es judío.

El conflicto central de la historia es algo muy intrínseco del judaísmo, que es el tema de la identidad, y de cómo la religión se traspasa de generación a generación. Yoel se entera que su madre no es judía y debido a eso, él tampoco lo es ya que el judaísmo se traspasa a través de la madre. Eso puede sonar algo totalmente irrisorio para una persona no judía, ya que cuesta encontrar un fundamento racional a eso, ya que uno podría decir que la religión es algo espiritual, que se siente, y uno puede ser creyente y practicante a pesar de no ser judío de sangre, pero eso es parte de las cosas que son inexplicables, y que uno las sabe y está determinado. No hay nada que hacer, y no hay nada que se pueda cuestionar. Por eso, como

espectadora judía pude empatizar con el protagonista y entender su dolor, pero quizás para alguien que no es judío y no tiene conocimientos sobre la religión, es difícil comprender el conflicto de fondo. El real valor es que finalmente eso pasa a segundo plano y debido a que la historia está relatada de tal manera que logra generar esa empatía, y se logra traspasar ese dolor. Finalmente la historia funciona y se entiende igual. El relato trasciende lo esencial.

La película cuenta de una manera muy prolija y muy efectiva, cómo a medida que avanza la investigación, Yoel tiene que no sólo descubrir una verdad que afecta a muchas personas, a toda una comunidad, sino que además lo hace cuestionar su propia existencia.

Esta es una de esas películas cuando el protagonista no es el típico héroe. Yoel puede resultar un tipo duro y frío, pero que al enfrentarse con un tema tan profundo que puede afectar todo lo que es él como persona, su esencia, su historia, su futuro, su fuerza interior hace que uno, como espectador, empatice con él y sienta sus temores y miedos con esa misma intensidad. Yoel no es el típico héroe que logrará a toda costa llegar a la verdad, sino que es un personaje auténtico, real, y que a pesar de ser estoico y no tan amable, logra cautivar a la audiencia. Eso es lo que pasa cuando un personaje está bien desarrollado, y escrito a la perfección.

La película se desarrolla muy bien desde el punto de vista dramático, mientras el trabajo y la vida personal se traslapan y se funden en un mismo conflicto, la historia fluye y cada vez avanza con mayor intensidad y una progresión dramática perfectamente lograda.

La película tiene muchos silencios, no hay tanto diálogo, y eso funciona muy bien sobre todo porque Yoel no interactúa con mucha gente, aparte de su jefa un par de veces, su asistente a quien ignora por completo, el encargado del archivo con el que tampoco intercambia muchas palabras y su hijo, a quien cría solo y quién es su mayor preocupación. Hay que sumarle el factor clave de la historia, que es su madre, una mujer que en sus últimos momentos luce firme y no revela lo que hay detrás de su cambio de identidad. Por lo que Yoel se enfrenta a un mundo adverso, que le impide llegar a la verdad, pero al mismo tiempo su fuerza lo hace seguir adelante, generando una historia honesta, y profundamente conmovedora.

Cuando el cine logra contar historias a través de otros métodos que no son los diálogos y la literalidad, es algo muy significativo a nivel de relato. Greenberg logra narrar una historia compleja de una manera muy interesante, dónde los protagonistas no dicen sino que hacen y los elementos claves son revelados a través de testimonios, archivos y documentos que son claves para llegar a la verdad.

“The Testament” es una película marcadora, es una película fundamental a nivel cinematográfico, sobre un tema tan complejo como la búsqueda de la identidad. Amichai Greenberg nos cuenta una historia relevante, no sólo para judíos, sino que para toda la humanidad. Una historia tan propia de una cultura bien contada se torna universal. Gran película que merece llegar a todas las salas comerciales.

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