Por Ana Catalina Castillo
Podríamos comenzar hablando de cómo una página en blanco se llena de sangre, pero sería una traición para quienes se animen a ver esta recomendable película francesa, que mantiene durante todo su metraje un suspenso de los buenos. Partamos diciendo, mejor, que es la historia de cómo un aspirante a escritor, cansado de los rechazos de sus proyectos, cree haber encontrado una mina de oro cuando da por azar con el diario de un exsoldado de la Guerra de Argelia –aparentemente sin familia– y decide apropiarse de su historia: éxito y fama instantánea.
Con ese hecho arranca Un hombre perfecto y después de una elipsis, en que han pasado tres años, sabemos que el ahora reputado escritor Mathieu Vasseur (Pierre Niney) vive de lo que le dejó su primera novela y que está de novio con Alice (Ana Girardot), una joven que se mueve dentro del elitista mundo editorial. Sin embargo, una vez instalado con ella, para pasar unos días en la villa de sus suegros en las afueras de París, comienza a enfrentar una serie de amenazas que se encargarán de demostrarle que –como recuerda el dicho– lo que fácil llega, fácil se va.
A partir de aquí, el film dirigido por Yann Gozlan (Burn Out) no da tregua. El encadenamiento de sucesos que van poniendo al protagonista ante obstáculos cada vez más difíciles de superar para no ser descubierto en su gran mentira, lo convierte en un thriller psicológico donde un personaje, despojado de cualquier escrúpulo, es capaz de hacer de todo para defender lo que ha conseguido. Entonces, Un hombre perfecto trata de la búsqueda desenfrenada del éxito a cualquier precio y del alto costo de mantener las apariencias, pero también roza el mundo de los editores y el negocio que se arma detrás de un best seller.
Es más que nada sobre la potencia actoral de Pierre Niney (Frantz) donde se sostiene la trama. Los planos cerrados se encargan de acercarnos al cada vez más deteriorado equilibrio mental de su personaje, en consonancia con los planos más abiertos que se enfocan en unos parajes tan hermosos como propicios para sus objetivos.
El ritmo no decae. Lejos de agobiar, produce que nos preguntemos hasta dónde llegará el protagonista, pues los límites morales se van corriendo cada vez más (y no de a poco). Todo esto, sumado al trabajo de arte y a los cuidados escenarios, tanto interiores como exteriores, produce un contrapunto interesante con la oscuridad que se va apoderando del personaje. A la vez, trata de hacernos entrar a la misteriosa zona de su mente que urde su salvación, mientras va derecho a su perdición.
Si bien hay algunas secuencias que hacen tambalear el verosímil, la trama se recompone gracias a la decisión de los guionistas de escoger los derroteros finales que llevarán al protagonista por un camino al infierno. Tanto es así, que por momentos nos parece una víctima de las circunstancias, queremos justificarlo, porque nadie quiere ser un fracasado; hasta que nos descubrimos empatizando con un enajenado.
En suma, en esta película, el temor de cualquier escritor frente a la página en blanco lleva al protagonista a escribir –literalmente– a sangre y fuego su propio final, que no lo deja de lleno en el infierno, sino en el limbo de lo que pudo ser y no fue: un hombre perfecto.
Título: Un hombre perfecto (Un homme idéal)
País: Francia
Año: 2015
Director: Yann Gozlan
Guion: Yann Gozlan, Guillaume Lemans, Grégorie Vigneron
Música: Cyrille Aufort
Reparto: Pierre Niney, Ana Girardot, Thibault Vinçon, André Marcon, Valeria Cavalli, Marc Barbé
Fotografía: Antoine Roch
Duración: 97 minutos
Muestra de Cine Francés
Plataforma cinemark.cl