
Por Carla Alonso
El cubano Carlos Acosta (La Habana, 1973), director de la compañía Acosta Danza, es una de las figuras fundamentales del ballet a nivel mundial. Sus inicios como bailarín remiten a la técnica clásica, donde se consagró en un referente a nivel internacional. Más tarde migraría hacia la danza contemporánea. Esa evolución, ese viaje del lenguaje clásico al contemporáneo, está presente de algún modo en las cinco piezas que presentó en el Teatro Municipal de Las Condes como parte de la programación, en sala, del Festival Internacional Santiago a Mil: Imponderable, Fauno, Alrededor no hay nada, Mermaid y Diez.
El espectáculo de la compañía cubana Acosta Danza tiene puntos altos, como Fauno, un pas de deux con música de Claude Debussy. Se trata de una pieza sublime interpretada por los bailarines Leticia Silva y Yasser Domínguez. La coreografía es del belga Sidi Larbi Cherkaoui -uno de los grandes nombres de la danza contemporánea actual-, al igual que Mermaid, dúo donde vemos en escena a Carlos Acosta junto a la bailarina cubana Liliana Menéndez.
Son dos obras que logran emocionar al espectador: Fauno, con un lenguaje mucho más contemporáneo y una danza tipo animal, que nos acerca a lo primitivo. Basada en La siesta de un fauno, de Vaslav Nijinsky, es un montaje que atrapa, con dos cuerpos que se mueven con tal sincronía que a ratos parecen uno solo.
Mermaid, en tanto, con citas directas al ballet, como las zapatillas de punta sobre las que trata de equilibrarse inicialmente la bailarina, o los giros que ejecuta, casi sin esfuerzo, Carlos Acosta.
De las cinco piezas, la que más se distancia de la narrativa del espectáculo es Diez, del coreógrafo español Jorge Crecis. “Una mente de atleta en un cuerpo de bailarín”, lo definió Crecis, citado en la reseña de la obra. Diez, más que una obra de danza, aparece como un ejercicio de movimiento, coordinación y riesgo -con botellas iluminadas que se cruzan por el aire- lo que recuerda a los training iniciales de algunas clases de danza contemporánea, aunque con más complejidad y sofisticación.
Lo que se extraña en las obras -puntualmente en Imponderable y Alrededor no hay nada, ambas del coreógafo español Goyo Montero-, es la falta de silencios, los respiros. Los intérpretes exhiben su gran nivel técnico y versatilidad, pero se agradecería también la quietud, el sólo estar sobre el escenario.
En el caso de Imponderable, la música creada a partir de la obra del cantautor cubano Silvio Rodríguez, a ratos logra opacar lo que sucede en escena. En Alrededor no hay nada ocurre algo similar con los poemas de Vinícius de Moraes y Joaquín Sabina, que reemplazan a la música. Por momentos queremos dejar de oírlos y sólo observar a los intérpretes, con esa cualidad tan liviana como veloz.
Con la diversidad de estilos y propuestas que se pueden encontrar en el repertorio del montaje, este funciona bien para un público que no asiste habitualmente a ver danza contemporánea: es una obra fácil de digerir, con buen ritmo, visualmente atractiva y quizás lo más relevante, con una impecable ejecución e interpretación por parte de Acosta Danza.
Otro aspecto a destacar del pool de obras que Carlos Acosta y su compañía ofrecen en 87 minutos es que el espectador puede apreciar distintos estilos que fusionan el ballet y el contemporáneo, escoger cuál pieza le gustó más y por qué -de hecho, en esta clave era la conversación de los asistentes en el intermedio. Esta posibilidad de debate es un punto a favor del espectáculo, que de cierto modo acerca la danza al público no especializado.
Carlos Acosta ha dicho que la muestra de varias obras que trae a Santiago a Mil 2020 busca renovar y experimentar en los lenguajes de la danza. Y eso se ve reflejado sobre el escenario en varios momentos: cuando las linternas de Imponderable adquieren protagonismo y se transforman en un elemento “vivo”. Con la luz de la sala totalmente apagada, estas no sólo iluminan sino que dibujan imágenes con los cuerpos de los bailarines. Lo mismo sucede con las botellas fluorescente de Diez, la última pieza de la obra: con el escenario totalmente oscuro, a ratos la atención se concentra en el riesgoso vuelo de las botellas.
La música de la obra es parte de la misma experimentación: piezas clásicas o canciones del cantautor Silvio Rodríguez son interrumpidas drásticamente por música experimental, a la vez que los intérpretes transitan entre la técnica de suelo, la acrobacia y el lenguaje clásico con soltura y virtuosismo.
En sus presentaciones en comunas, y de forma gratuita, la compañía Acosta Danza mostrará las piezas Soledad, dúo de Rafael Bonachela, y La muerte de dos cisnes, de Mijaíl Fokin en la versión de Acosta Danza.
Para más información sobre las funciones gratuitas visitar https://www.santiagoamil.cl/obras-2020/acosta-danza/#null
Ficha artística:
Imponderable
Coreografía: Goyo Montero/ Música: Owen Belton, sobre canciones de Silvio Rodríguez/ Diseño de vestuario: Goyo Montero y Ángelo Alberto/ Diseño de luces: Goyo Montero y Olaf Lundt/ Asistente de coreografía: Iván Gil Ortega/ Duración: 24 minutos.
Fauno
Coreografía: Sidi Larbi Cherkaoui/ Música: Claude Debussy/ Música adicional: Nitin Sawhney/ Vestuario: Hussein Chalayan/ Luces: Adam Carrée/ Coproduccción: Sadler’s Wells, Teatro Nacional de Chaillot, Monaco Dance Forum, Teatro Nacional de Cataluña, Mercat de les Flors, Opera de Dijon y Teatros de la Villa de Luxemburgo/ Duración: 15 minutos.
Alrededor no hay nada
Coreografía: Goyo Montero, sobre poemas de Joaquín Sabina y Vinícius de Moraes/ Asistente de montaje: Iván Gil Ortega/ Vestuario y luces: Goyo Montero/ Duración: 14 minutos/ Nota: la primera versión de este ballet, El día de la creación, fue ganadora del Concurso Internacional de Coreografía CIC 2006.
Mermaid
Coreografía: Sidi Larbi Charkaoui/ Asistente de montaje: Jason Kittelberger/ Música: Woojae Park, Sidi Larbi Cherkaoui/ Música adicional: Erik Satie/ Diseño de vestuario: Hussein Chalayan/ Diseño de luces: Fabiana Piccioli/ Duración: 16 minutos.
Diez
Concepto y dirección: Jorge Crecis/ Asistente de coreografía: Fernando Balsera/ Música: Vincenzo Lamagna/ Diseño de vestuario: Eva Escribano/ Diseño de luces: Michael Mannion, Warren Letton y Pedro Benítez/ Duración aproximada: 18 minutos/ Nota: Diez es una re-creación exclusiva para Acosta Danza a partir de la pieza 36, creada en 2011 para la compañía Edge y presentada en 2012 en el Royal Opera House de Londres.
Fuente: santiagoamil.cl