Por Romina Burbano Pabst
Fanáticos, el nuevo montaje de Plataforma MONO, intensifica la fusión entre la danza contemporánea y la performance teatral, sumergiendo al espectador en una reflexión profunda sobre el origen del fanatismo desde la corporalidad. En un mundo donde la verdad ha dejado de ser única para convertirse en una pluralidad de significados, esta obra emerge como un espejo de nuestras propias contradicciones. Integrando una multiplicidad de elementos escenográficos – como vestuarios coloridos y texturas, juegos de luces, y objetos que acompañan la narrativa – el elenco transita por distintas verdades y caminos en búsqueda del no-significado. Esta búsqueda no es solo un juego estético y narrativo, sino también es la paradoja del fanatismo en sí misma, donde el cuerpo queda a disposición del espectáculo. Fanáticos, no solo nos cuestiona, sino que nos enfrenta a la ironía de nuestra convicción por la búsqueda de sentido.
La obra nace del proceso de la Residencia Intempestiva que realizó Plataforma MONO durante el 2024 en Teatro La Memoria. Codirigida por Pepo Silva y Manuel Morgado, escrita por Bruce Malcom Gibbons, la obra presenta bailes que recorren entre lo placentero, lo disruptivo; junto con un enfoque teatral que divaga por distintos recursos escénicos que enfrentan y acompañan a la danza contemporánea y la representación, desafiando las perspectivas de la audiencia. En palabras de la compañía “la obra no representa un fanatismo como tal, es una crítica hacia nosotros mismos”.
En un mundo digitalizado e hiperactivo como el que estamos viviendo ¿qué estamos defendiendo verdaderamente entre tantas ideas? ¿se defiende una idea o ideal? Son preguntas con las cuales el montaje nos hace reflexionar. Plantea las cuestiones sobre la naturaleza de las ideas y los ideales desde una perspectiva contemporánea donde el mundo está saturado de representaciones digitales y cómo estas no solo transmiten ideas, sino que también configuran los ideales de la sociedad. Así nos preguntamos ¿de qué manera la danza y la representación teatral interpretan las ideas o la búsqueda de un ideal en un mundo saturado de información?
Nos adentramos, entonces, a una puesta en escena donde cinco intérpretes Javier Muñoz, Gabriela Suazo, Jorge Olivera, Alicia Pizarro y Daniela Guajardo; exploran desde sus corporalidades y los elementos escenográficos, un mundo donde las personas se encuentran agobiadas entre múltiples verdades y perspectivas, donde todo se naturaliza. Poco a poco, entre entendimientos y desentendimientos, se revela la ironía y los conflictos de las relaciones humanas en una era de fanatismo digital. Además, se integra en escena un personaje que rompe con los bailarines y su narrativa, construyendo distintas ficciones dentro de la obra.
El escenario se convierte en un set, un espectáculo, la escenografía es un reflejo del no-significado. Los vestuarios coloridos y brillantes (naranja, azul, verde, morado, amarillo) contrastaban con el blanco del piso, los elementos escénicos aparecen como representaciones físicas del caos y la diversidad. Los objetos escénicos entraban en momentos precisos para desplegar una idea de forma performática, por ejemplo: delimitando un espacio con cinta roja o cuando la televisión irrumpe en el espacio, así cada objeto entra en escena con una intención quizás distinta a la interpretación del espectador. Lo interesante es que el público que se encarga de interpretarlo, refuerza la idea de la multiplicidad de verdades, volviendo al significado de la obra en sí misma, versátil. Esta ausencia de un significado claro puede ser considerado como una crítica a la naturaleza subjetiva y a menudo contradictoria de las ideologías modernas porque refleja la falta de una verdad absoluta o unificadora en el pensamiento contemporáneo.
Ahora bien, refiriéndonos a la danza en sí, los cuerpos transitan entre distintas técnicas tales como: repetición, sincronía, disrupción, asimetría, estacatos, fluidez, desplazamientos, aceleración y desaceleración, entre otros. Las técnicas aplicadas de manera individual o conjunta creando crean diferentes efectos tanto visuales como emocionales y contradictorios en la danza, enriqueciendo la interpretación y la narrativa de la obra. Por ejemplo, muchas veces los cuerpos se mueven al unísono, creando una coreografía donde la repetición se convierte en un mantra visual.
Cada gesto y paso, se replica como si estuvieran atrapados en un ciclo interminable de movimientos mecánicos. De repente, la armonía se rompe. Un bailarín se desmarca del grupo, sus movimientos se vuelven erráticos, disonantes con el flujo colectivo, creando un contraste marcado que subraya esta tensión entre sujeto y masa desafiando el orden preestablecido. Este tipo de disrupciones son breves pero significativas, un recordatorio de la fragilidad de la uniformidad en un mundo de diversidades.
El espacio escénico se transforma constantemente, con bailarines que entran y salen de la coreografía grupal. A veces, un solo cuerpo queda danzante, la mirada del espectador se concentra en aquel bailarín, sus movimientos individuales resaltan ante la ausencia del otro. Cuando un bailarín se diferencia del grupo rompe con lo establecido. En otras ocasiones, el grupo vuelve a reunirse, solo para dispersarse de nuevo, como un conjunto de ideas que se aparecen justo antes de desvanecerse. La danza aparece como un todo cohesivo, hasta que poco a poco se descompone, los movimientos que antes eran uniformes y sincronizados, comienzan a desarticularse, para volverse a articular.
Las irrupciones repentinas de la armonía en la danza generan en el espectador una mezcla de sorpresa e incomodidad, lo que emula la sensación de enfrentarse a una realidad donde las certezas se diluyen. El público se ve obligado a repensar su comprensión de lo que está viendo, similar a cómo la fragmentación del significado desafía la comprensión de la realidad.
La intensidad del fanatismo que defiende múltiples verdades, genera una atmósfera donde el significado se fragmenta, al igual que los movimientos y las coreografías. Muchas veces intentamos desesperadamente encontrar un sentido, pero, en realidad estamos frente a un mar de significaciones que se construyen y reconstruyen ante nosotros. Cada desplazamiento de los bailarines en el escenario difumina los significados y lo que parecemos entender. La irónica narrativa y la no-significación vuelven de la obra, la danza y la performance un encuentro con lo distinto.
La obra no ofrece respuestas cerradas, sino que abre un espacio para que el público proyecte sus propias ideas, dudas y contradicciones. En este sentido, la crítica a la naturaleza subjetiva de las ideologías modernas se vuelve aún más potente: al no imponer un significado único a su narrativa dancística, el montaje delimita la idea de que, en el mundo actual, cada persona interpreta bajo su propia verdad, reflejando una multiplicidad y ambigüedad de pensamientos. En resumen, la subjetividad del espectador no sólo es un resultado de la obra, sino también, es una parte integral de su mensaje destacando la fragmentación del significado y la contradicción.
Es una obra que fusionando la danza y la performance teatral cuestiona y confronta la paradoja de la búsqueda de significado donde la verdad es múltiple y fragmentada. Plataforma MONO logra plasmar la complejidad del fanatismo desde su significado, no como un fenómeno externo y determinado, sino como una condición intrínseca y mutable de nuestra humanidad, donde la ironía y la contradicción son inseparables de la experiencia. La obra deja al espectador en un estado de cuestionamiento continuo, donde la única certeza es la incertidumbre.
Fanáticos nos ofrece un espacio para la introspección y el disfrute, donde cada espectador es libre de interpretar y reinterpretar, de buscar y perderse en la multiplicidad de significados y no-significados que la obra propone.
Ficha Técnica
Título: Fanáticos
País: Chile
Dirección: Pepo Silva y Manuel Morgado
Dramaturgia: Bruce Malcom Gibbons
Performers: Plataforma MONO – Javier Muñoz, Gabriela Suazo, Jorge Olivera, Alicia Pizarro, Daniela Guajardo
Diseño Sonoro: Edén Carrasco
Diseño e Iluminación: Matías Segura
Realización Escénica: Diego Ayala y Matías Segura
Diseño de Vestuario: Althia Cereceda
Voz: Julieta González
Fotografías: Paulina Viera y Diego Sánchez
Invitado Especial: Julen Farias
Producción: Scarlett Carrasco
Coordenadas
Del 08 al 18 de Agosto 2024
Jueves a viernes a las 20:00hrs
Domingo a las 19:00hrs
Duración: 50min
Edad recomendada: +12
En Teatro La Memoria