Crítica de Dios es un Lujo, Todo menos Lujo

Crítica de Teatro

«Dios es un Lujo», Todo menos Lujo

Este domingo fue la última función de “Dios es un Lujo” en el Teatro del Puente.  La obra es dirigida por Rodrigo Soto y escrita por Soto junto a Gopal Ibarra.
La obra comienza con tres prostitutas conversando en una comisaría, interpretadas por Aliocha de la Sotta, Viviana Basoalto, y Cecilia Herrera, . No hay escenografía , sólo un espacio oscuro, con un poco de iluminación. Hay alguien durmiendo en el suelo de espaldas, y nada más. Mientras va pasando el rato, las tres mujeres comienzan a discutir, de distintos temas, desde la sexualidad, Dios, el trabajo, el rol de la mujer, la vida, las oportunidades, etc, van pasando de un tema a otro, y de a poco vamos entrando al mundo de estos personajes, conociendo sus dramas, miedos, y sueños.

Luego entra una travesti, representada magistralmente por Juan Pablo Miranda, definitivamente el punto alto de la obra, donde se mezcla el drama con la comedia, en un personaje adorable. Esta es la mejor escena de la obra, ya que la intensidad de emociones se agudiza y se entiende mejor dónde están y que las une.
Luego despierta este personaje interpretado por Mónica Ríos, que estaba durmiendo todo el rato en escena, y que resulta ser como un niño/niña adicta a la pasta base, que es el más marginal de todos,  y dentro de su monólogo, aparece el punto más bajo de la obra a mi gusto, porque al abuso del coa y vocabulario inentendible, con mucho garabato, y mala pronunciación no permiten seguir bien el texto, y se hace muy largo y agotador.
Lo que si logra la obra es reflejar esta marginalidad y crudeza del mundo de la prostitución y la calle. La obra abarca varios temas en una conversación de mujeres que han tenido una vida muy difícil.
La historia transcurre en tiempo real, en una sola locación, donde no hay mucha acción, sino más bien desarrollo de personajes y dramas de convivencia, ya que lo que esta obra revela, es como la calle puede ser un lugar común, donde las personas se encuentran día a día, se conocen y comparten sus alegrías y penas y todo el dolor que significa vivir en la calle, por mucho que se trate de cubrir con historias cómicas y livianas.  La obra muestra como esta vida callejera te lleva a aguantar de todo, y a ponerse de frente a la vida con firmeza, tratando de sobrevivir como se pueda, donde no hay muchas esperanza para una vida mejor. Es una historia que funciona desde la desesperanza y rabia contra la sociedad que estamos viviendo en Chile hoy.

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