Crítica de Las Hijas de Abril: «Michel Franco logra contar una historia desde tan lejos pero que emociona de cerca!.

Crítica de Cine
Las Hijas de Abril:  «Michel Franco logra contar una historia desde tan lejos pero que emociona de cerca».

Por Galia Bogolasky
Desde el Festival de Cannes

“Las Hijas de Abril” es una película mexicana dirigida por Michel Franco y protagonizada por Emma Suárez. Ganó el premio del jurado de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes.

La película se trata de dos hermanas que viven en Puerto Vallarta en la costa de México. La hermana mayor, Clara (Joanna Larequi) trabaja, cocina y se hace cargo de su hermana chica, Valeria (Ana Valeria Becerril) una adolescente que está embarazada de su novio Marco (Enrique Arrizon). Clara se da cuenta que no va a ser capaz de ayudar sola a su hermana chica cuando nazca la guagua por lo que llama a su madre para que venga a apoyarlas (Emma Suárez). La razón de por qué la madre no vive con su hija adolescente queda abierta, y nunca se resuelve, pero a lo largo de la historia, podemos entender que ella no es una madre tradicional.

La historia comienza con el punto de vista de Clara, luego sigue con el de Valeria y finalmente termina con la historia de la madre, que llega a ayudar a su hija adolescente a criar su guagua. Valeria no le tiene miedo a ser madre, sobre todo porque cuenta con 100% de apoyo de parte de su novio, un joven inmaduro pero comprometido, que está tratando de conseguir más trabajo para poder hacerse cargo de su hija. Esta joven pareja, a pesar de su inexperiencia, toman la decisión de tener esta guagua y hacer el mejor esfuerzo por ser buenos padres. Cuando llega la madre y nace la guagua, Valeria se ve sobrepasada y se siente abatida, pero nunca al nivel de abandonar su rol de madre.

La madre es una mujer que se cree adolescente, hace yoga, le interesa verse bien, y su prioridad no es ser buena mamá ni estar presente en la crianza de sus hijas. Cuando ve que su hija está angustiada y nerviosa por su rol de madre, decide, con el apoyo de los padres de Marco, dar la guagua en adopción, facultad que tienen debido a que sus hijos son menores de edad. Todo esto a escondidas de los padres de la guagua lo que genera un drama familiar.

Desde ese punto en adelante, la historia entra en un espiral de locura, dónde cuesta comprender cómo una madre es capaz de hacerle tanto daño a su hija, y cómo sus propias necesidades sobrepasan el bienestar de su propia familia. Todo se sale de control, la historia se vuelve demente.

La película es un drama acerca de la maternidad, acerca de la relación madre e hija, y acerca de las relaciones entre mujeres en una familia quebrada.
Es interesante cómo el director cuenta la historia, mientras va rotando el punto de vista, y a pesar de que la historia funciona y muestra cómo nuestra sociedad está cada vez más loca, cómo las familias disfuncionales se las arreglan por tratar de ser “normales”, la película entra a un terreno incómodo a ratos, con momentos bastante hilarantes por lo extremadamente extraños, todo esto mientras la estructura familiar se va desmoronando.

Michel Franco filma la película desde fuera, siempre con planos generales, nunca se acerca a los personajes a través de planos medios ni primeros planos. No logramos observar las emociones, las expresiones, sus miradas, algo completamente necesario en este tipo de historias, tan emocionales, tan íntimas. La dirección está filmada bajo una lógica más teatral, dónde presenciamos la acción a cierta distancia, y cuesta incorporarse y comprender las motivaciones de los personajes desde tan lejos. A pesar de eso, la historia fluye bien, tiene buen ritmo, avanza la trama de manera correcta, y la historia logra conmover al espectador.

La película habla sobre un tema real, el embarazo adolescente, y de cómo una familia un tanto particular enfrenta este tema, sobre todo cuando los reales protagonistas están comprometidos con sus responsabilidades, a pesar de lo difícil que se les hace. Eso demuestra el cambio en nuestra sociedad, dónde los jóvenes están cada vez más preparados para tomar responsabilidades y convertirse en adultos, a la fuerza.

“Las Hijas de Abril” es una película bien femenina, a pesar de ser dirigida por un hombre, dónde las inseguridades, los conflictos y las relaciones familiares están contadas de manera original, distinta, con un punto de vista bastante novedoso. Franco logra contar una historia desde tan lejos pero que emociona de cerca.

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