Por Paula Frederick
This is Us. Esto somos. Nuestra realidad y también la imagen que proyectamos. Somos una historia verídica y a veces parecemos parte de una ficción. Por estos días, vivimos un encierro colectivo. Como si estuviéramos en un reality show, en un encuadre fijo sin voces en off ni “fuera de campo”, donde todo transcurre ahí, en la misma dimensión. En el mismo set. Y, a veces, en la misma escena.
This is Us, la premiada serie creada por Dan Fogelman, que ha batido récord de audiencias y niveles de lágrimas en los televidentes, parece ser un reflejo de esa vida suspendida que ahora todos estamos experimentando. Es también un retrato de la historia de Estados Unidos, la evolución de una sociedad, del ser humano: el contacto con su entorno y su dimensión más personal. Con cuatro temporadas al aire y una quinta en producción, la serie sigue de manera circular a la familia Pearson: Jack (Milo Ventimiglia), el padre heroico, bonachón y enamorado; su mujer Rebeca (Mandy Moore), que vuelca todo su talento, energía y frustraciones en la protección aguerrida de sus hijos, los trillizos Kate (Chrissy Metz), Kevin (Justin Hartley) y Randall (Sterling K. Brown), complejos, opuestos y al mismo tiempo inseparables. Saltos al pasado, viajes al futuro, fragmentos del presente, conflictos y patrones que se repiten una y otra vez, en un vaivén constante que ya se transformó en fórmula. Cada episodio empieza y termina en un lugar similar, en una problemática determinada, siguiendo un hilo narrativo que, en lugar de expandirse hacia adelante, retorna a su origen, se deconstruye y luego vuelve a comenzar. Quizás como una manera de revivir alegrías y triunfos, o de encontrar un sentido a las mil formas en que la vida puede golpearnos.
Lo cierto es que la presencia en pantalla de los Pearson, así como una videollamada grupal en tiempos de cuarentena, se transforma en algo propio, íntimo, en una relación afectiva. Dos o tres capítulos y listo. El encanto está hecho. Más allá de las actuaciones, los impecables personajes secundarios, en especial Beth (Susan Kelechi), Toby (Chris Sullivan) y William (Ron Cephas Jones), y la inducción al llanto de su música incidental, la efectividad de This is Us radica en una suerte de paradoja: los protagonistas, sus problemas domésticos e interacciones, a veces suenan extraordinarios, lejanos, quizás hasta excéntricos. Pero al mismo tiempo se vuelven familiares, como si fueran parte de nosotros, de nuestro imaginario cotidiano. Incluso, si los conflictos puedan parecernos o no ajenos (Randall, afroamericano adoptado por una familia de “blancos” y la búsqueda de un sentido de pertenencia; Kate y sus problemas crónicos de sobrepeso que reflejan un vacío en la apreciación de sí misma; Kevin, el niño prodigio del deporte que por un accidente se quedó en promesa y hoy es un actor frustrado) la empatía, en esencia, es la misma. Queremos que estén bien. Que sean felices. Que nadie toque a los Pearson.
This is Us es honesta, porque como dice su nombre, se muestra tal cual. No esconde su inclinación al drama, sus escenas clichés, su voluntad de emocionar. No busca proponer algo nuevo, romper esquemas o salirse de los cánones, sino ser intrínsecamente clásica. Como una película bonachona de navidad que nos repetimos todos los años. Como una serie estadounidense de los 50, un clásico del Hollywood de los 40, una novela rosa de hojas gastadas que escondemos debajo de la almohada. Todo condensado en una propuesta narrativa fluida, que no pierde jamás su ritmo ni su vocación de video casero, permitiéndonos, de alguna forma, experimentar la cotidianeidad ajena. Como si pudiéramos realmente vivir la vida de los otros.
El hilo conductor de This is Us es fino, a veces evidente, otras apenas perceptible, pero se mantiene siempre inquebrantable, marcando el pulso. Un sello que se repliega y condiciona el modo de ser de madres y padres, hijos e hijas, hermanas y hermanos, independiente de dónde estén o con quién se relacionen. Como si fuera una constelación familiar, un estudio sociológico, un experimento tipo Boyhood de Richard Linklater, pero atemporal, fragmentado y en formato televisivo. Cada personaje es la versión de un otro, un reflejo: la réplica de una herencia familiar que vuelve a salir a la luz. Los Pearson, como todos no son solo presente, sino también lo que alguien en el pasado hizo de ellos, para bien o para mal. La lucidez, entonces, no está en evadir un patrón o buscar siempre un final feliz, sino en reconocer esa carga ineludible y transformarla en materia prima, en un lienzo en blanco, en una nueva historia que contar.
Esto es This is Us. Una historia única, pero también la de cualquier familia que se construye, se ama, se decepciona y vuelve a creer, que a veces se siente ajena y otras veces es parte de un todo inquebrantable. Es una invitación a entender un poco más lo que somos. Entender también por qué seguimos viendo series, aunque nos vuelvan adictos, aunque nos hagan llorar. Porqué el cine puede ser el mejor compañero en tiempos en que la vida real nos queda grande, aunque sepamos que no hay mucha diferencia entre ficción y realidad.
Título: This is Us
Red: Amazon Prime Video
Creador: Dan Fogelman
Elenco: Milo Ventimiglia, Mandy Moore, Chrissy Evans, Justin Hartley, Sterling K. Brown, Susan Kelechi, Chris Sullivan
Duración: 60 minutos
Temporadas: cuatro
Premios: SAG Mejor Reparto Serie Dramática (2018 y 2019), Globo de Oro Mejor Actor de Series a Sterling K. Brown (2018), Emmy Mejor Actor Serie Dramática a Sterling K. Brown (2017)