Por Ana Catalina Castillo I.
Cuando se mixtura acertadamente el carácter ritual del teatro con las búsquedas creativas de un colectivo multidisciplinario, el público no solo asiste a un espectáculo, sino que vive una experiencia inmersiva que lo interpela de manera potente. Eso ocurre con Albedo, la obra de la compañía Delirio Místico.
El año pasado, la actriz Carolina Palacios incursionó en la dramaturgia y presentó junto a este colectivo la obra Nigredo, dando inicio a un proyecto teatral que mira hacia los antiguos saberes alquímicos, pero lo hace más allá de la transformación mineral, pues ya no se trata de transmutar el plomo en oro. Aquí destaca su dimensión filosófica: un camino de transformación humana. De tal modo, el tránsito será a través de la muerte y la putrefacción, en una primera oscura etapa, para culminar en la iluminación. Así, tanto en Nigredo como en Albedo, la dramaturgia se ha enfocado en la exploración del cruce ficción-realidad, valiéndose de las metáforas que posibilitan los procesos alquímicos.
En cuanto protociencia, la trilogía alquímica estaba compuesta por tres fases de la transmutación de las sustancias: nigredo, albedo y rubedo. Carolina Palacios ha ido tomando el nombre de cada una de estas etapas para indagar —desde la negrura de la primera parte hasta la blancura de la segunda— en las etapas espirituales, en busca de la purificación. De tal modo, la materialidad dramatúrgica se combina en el proceso creativo con la experimentación científica, incorporando al montaje el cultivo de micelios de hongos, lo que da origen a un laboratorio teatral en toda se amplitud. El resultado es una pieza orgánica, coherente y provocadora.
Emerge así una profunda reflexión sobre la transformación de los organismos vivos: aquellos visibles al ojo humano y aquellos otros, que tejen redes subterráneas y nos recuerdan una verdad incómoda: ni somos los humanos los únicos seres de la naturaleza, ni los más poderosos.
La reflexión se da a la par con el desarrollo de la propuesta y lo que vemos, oímos y olemos durante la obra nos va interpelando conforme avanza el entramado de historias superpuestas, con voces y discursos entreverados. Frente al espectador, devenido un elemento más del laboratorio, deambulan ideologías y construcciones mentales. El dinamismo de la puesta en escena consigue que nos resuenen de manera diferente tantos enunciados políticos, morales y sociales.
Así como Albedo propone al público entregarse al rito teatral y a la reflexión, no escatima esfuerzo en ninguno de sus actantes, quienes declaman, murmuran, lloran, caminan, se arrastran, se contorsionan, mueven objetos e incluso cantan. Múltiples son los estímulos en esta invitación alquímica imperdible.
FICHA ARTÍSTICA
Título: Albedo
Dramaturgia: Carolina Palacios
Elenco: Sofia Fajardo, Andrés Bravo y Carolina Palacios
Músico: Benjamín del Río
Asesoría en Movimiento: Andrés Bravo
Jefe Técnico: Sebastián Carez
Diseño Iluminación: Pablo Mois + Yoshiaki Kobayashi
Dirección y Producción: Sebastián Jaña
Coordenadas
En Centro Cultural Matucana 100
Hasta el 1 de septiembre.
Funciones jueves y viernes 20:15 horas; sábados y domingos 19:00 horas.