Crítica de teatro «Árbol(es)»: La reconexión con nuestra naturaleza, hogar y raíces

Por Pablo Troncoso 

El concierto teatral es la historia de cómo «Ellos» fueron separados en dos partes. Ellos son los protagonistas, árboles que son apartados a los dos extremos de la ciudad por la intervención humana, y que originalmente eran uno solo, pues compartían la misma raíz. Dicha puesta en escena fue escrita y dirigida por Emerson Velásquez, cuya combinación con el teatro, la narración oral y la musicalización de Valentina Soto Lambert lograron una experiencia que remueve sensaciones ocultas bajo nuestros pies y nuestra piel, abordando la soledad, la nostalgia, la alegría y la forma en que nos conectamos con la naturaleza.

El viaje sonoro tuvo lugar el 21 y 22 de enero, en Café La Compañía y Café Jardín de Gente, después de más de un año que las actividades culturales fueron mermadas por la situación sanitaria mundial producida por el Covid-19. Lo que empezó cómo la idea de una clásica obra de teatro bajo las riendas de Organismo Teatro se terminó convirtiendo en una disruptiva forma oratoria de contar una historia.

La trama comienza presentándonos la perspectiva de Ellos, quienes veían a un Desvelado, una figura incógnita a lo lejos de una colina que se pasaba las noches con la luz encendida en su casa, qué, en definitiva, para efectos prácticos y decisión artística se les llamaría así a los humanos en la obra – quizás para alejarnos aún más del relato y hacernos sentir que Ellos son los que realmente importan -. Al mismo tiempo que se nos presentan cada una de las piezas de la historia, Lambert comienza a ambientarnos temporalmente en la historia, utilizando su voz para emular susurros, sonidos, y ecos que resuenan en la construcción imaginaria del momento.

El mensaje de que las partes se conectan sin la necesidad de estar junto al otro recuerda a Fantastic Fungi, un documental de Netflix que explica la relevancia de los hongos en la naturaleza, y uno de sus ápices era precisamente que el micelio, una especie de hongo blanco compuesto de unas fibras, sirve cómo canal para los árboles puedan recibir y transmitir: información y nutrientes entre ellos. Es literalmente una extensión sensible bajo nuestros pies que recorre el subsuelo que les permite a «Ellos» unirse, encontrarse, tocarse y… ¿verse?, ¿hablarse? Aquí entramos de lleno a la esencia de Árbol(es), pues nos pone a prueba al entrar en su filosofía y comenzar a hacernos planteamientos que pocas veces – o quizás nunca – nos hemos hecho: ¿se sentirá sólo un árbol?, ¿se pondrán tristes?, ¿gritan?, ¿a qué sabrá el pavimento y la tierra?

El concierto teatral puede interpretarse de muchas maneras, ya que no nos deja la certeza de nada. Lo que podría considerarse una nebulosa tan amplia que no se sostiene, pero que es todo lo contrario, ya que no necesitamos que Lambert nos entregue respuestas, sino que nos desvele la mente para volver a mirar la naturaleza con otros ojos.  Una de las formas de interpretarla sería a través del concepto del amor, ¿en el sentido más amplio posible? puede ser, pues nunca se nos cierra la posibilidad de nada: su mayor virtud. La subjetividad dominante es el mayor pilar que nos guía al momento de escuchar la obra. Cada uno se imagina sus propios árboles, la longitud de sus ramas, formas y colores de sus hojas.

Uno de los cuestionamientos de la obra es si precisamente un árbol tiene un hogar, un concepto que proviene de la palabra hoguera: la recolección de palos para mantener un fuego, y aquel fuego en la obra, al menos el que vi metafóricamente, jamás se extinguió. Considero que la voluntad de construir esa familia era independiente al destino que los acomplejaba, ya que, al haber estado separados, me preguntaba, qué les impide conocer otra raíz, otro árbol, otra parte. Cómo si el hilo rojo esta vez fuera uno blanco, flexible, con olor a tierra y que escarbaba por debajo de nuestros pies, cómo si la conexión invisible para el resto del mundo no les importara, ni tampoco que el tiempo se detuviese al momento de volver a disipar su otra mitad al otro lado de la calle, porque sabían que su intensidad haría que se volvieran a tocar: una intensidad a fuego lento, cómo debe ser el crecimiento de cualquier raíz que aspire a reencontrarse con su otra mitad.  Era la parte restante que hacía que Ellos fueran uno solo. Y a lo mejor era su hijo, su abuela, madrina o pareja: las partes eran “a la carta”, tú mismo podrías atribuir el significado de ese vínculo.

El festival armonioso entre la filosofía, la biología y la música logra instalar, a través del ejercicio reflexivo, una visión que tiene que ver con mirar más allá de nosotros mismos. Si tuviéramos que definirlo con una emoción esa sería: la empatía, la empatía con nuestro entorno, que, a propósito, también es una vía de escape de nosotros problemas: hay consuelo en abrazar un árbol cómo también hay consuelo al colocar los pies en el mar, si la naturaleza nos lo da hay que retribuírsela nos dice Árbol(es).

Actualmente Santiago presenta una gran desigualdad en los espacios urbanos, contemplando una notable diferencia de áreas verdes por la cantidad de metros cuadrados en contraposición a la cantidad de habitantes, donde las comunas con mayores recursos tienen mayor sombra y sectores verdes. Árbol(es) nos deja una crítica hacia la deforestación, hacia la repercusión que tiene la apatía hacia nuestros árboles, y, con un final poderoso, la obra amplía la mirada sobre cómo veremos la naturaleza de nuestro entorno desde ahora en adelante.

Ficha Artística

‘Árbol(es)’, concierto teatral.

Autor y director: Emerson Velásquez.

Elenco: Valentina Soto Lambert, Rafael Pastene y Mical Romero.

Composición musical: Valentina Soto Lambert, Rafael Pastene.

Realización Audiovisual: Fabián Castro.

Producción y difusión: Claudio Garvizo.

Compañía: Organismo Teatro.

Funciones realizadas:

Viernes 21 de enero de 2022, 19:30 hrs.

Café La Compañía.

Aforo según lo establecido por el lugar.

Calle Dr. Pedro Lautaro Ferrer 3460.

Providencia.

Aporte voluntario.

Sábado 22 de enero de 2022, 19:30 hrs.

Café Jardín de Gente.

Terraza exterior.

Calle Dr. Pedro Lautaro Ferrer 3217.

Providencia.

Aporte voluntario.

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