Crítica de Teatro “Azul”: Navegando lo que desvanece

Por Romina Burbano Pabst

recuerdo de tu cercanía,
brisa cálida.
 

Al entrar a la sala, con una esencia marina, el eco de mis propios recuerdos se hizo presente. Sin saberlo, caminaba junto a duelos paralelos que solo ahora, en escena, se encontrarían.

El espacio escénico se abre como un mar contenido: las luces, suaves y ondulantes que respiran con el diseño sonoro, tonos azulinos envolventes, objetos que se cargan de significados invisibles. Cada barquito de papel dispuesto con delicadeza, se convierte en vestigio, una huella de lo que ya no está, pero regresa transformado en materia sensible. Ese mar no es un artificio, sino un cuerpo que envuelve, recuerda y sostiene.

Azul, el trabajo autoral de Apolo Vidal, en colaboración con la compañía Menor que Tres, se abre como un gesto íntimo que invita al espectador a reconocerse en la fragilidad del otro. Es una maravillosa obra de teatro documental que aborda la pérdida, el duelo y la memoria a través de la autobiografía de su directore y protagonista. Apolo reflexiona sobre la muerte de su madre y las repercusiones que esto trae preguntándose cómo transformar una experiencia íntima en un acto compartido. Es en escena donde lo personal se transforma en un rito compartido capaz de interpelar al espectador y remover su fibra más oculta.

El rito teatral de Azul no busca solemnidad, sino comunidad. Frente a la ausencia, Apolo nos convoca a reunirnos, a mirar lo perdido en compañía. El teatro se transforma en un espacio donde el duelo se vuelve presencia común, donde lo íntimo encuentra su resonancia social. Azul no es solo memoria personal: es la puesta en escena de un ritual que nos recuerda que el duelo también puede vivirse con otros.

La pérdida y el duelo no se reducen a vacío ni a ausencia: son, antes bien, posibilidad de transformación. Apolo transmuta ese dolor en un gesto compartido, en un diálogo que atraviesa al espectador. La voz la traduce en tazas de té, los abrazos en video, los cariños en barcos de papel. Según sus palabras, la forma de cumplir el último deseo de su madre – que sus cenizas fueran lanzadas al mar – el escenario se vuelve agua, el espacio donde habitar la despedida.

olor a maresía

Ternura. Apolo posee una ternura singular. Comienza hablando al público de una manera íntimamente acogedora, como quien abre su mundo ante nuestros ojos. Ese gesto inicial transforma inmediatamente la relación habitual entre intérprete y espectador: ya no miramos desde la distancia, sino que somos invitados a entrar en un diálogo cercano con les intérpretes.

En esa voz cercana habita una oscilación: a ratos la ternura acaricia, a ratos la crudeza se impone. Entre un silencio sostenido y una palabra que se pronuncia, entre una anécdota risueña y una memoria dolorosa, la obra se balancea. Allí radica su fuerza: en mostrarnos que el duelo no es unidimensional, sino un vaivén donde coexisten suavidad y desgarro.

No es fácil hablar de la pérdida de un ser querido. Hace dos años me pregunto ¿qué es lo que se pierde realmente? Se perdió una voz pero, se encontraron videos. Perdí un abrazo pero, encontré dibujos.

Apolo abre una pregunta importante frente a nosotros, sin maquillajes ni solemnidades, ofreciendo un lenguaje que oscila entre la ternura y la crudeza. Azul trae a escena un tema que a menudo se guarda en silencio: el duelo. Ese camino que se transita solo, donde el recuerdo duele y calma a la vez. En palabras del director “aunque nace desde la pérdida, Azul no busca provocar dolor, sino acompañar”.

por mis mejillas cae agua,

delicada,

salada.  

Mis lágrimas no eran de dolor, era una sensación nostálgica y acogedora de volver a recordar a mi padre. La obra se desprende sobre su intimidad con delicadeza y, al hacerlo, nos ofrece un espacio común: el recuerdo, traer de vuelta lo que se fue a partir de lo que nos dejó.

Lo que Apolo propone dialoga con una condición compartida: todos llevamos un duelo dentro nuestro, todos arrastramos la ausencia de alguien. Azul nos recuerda que la muerte, tantas veces desterrada de la conversación pública, forma parte inevitable de la vida. Tan pertinente para estos tiempos, donde las pérdidas se multiplican– por genocidios, guerras, violencias machistas y homofóbicas – la obra insiste en lo esencial: recordar no es quedar atrapados en el dolor, sino descubrir lo que queda para seguir viviendo abrazando la crudeza del duelo.

en un barco de papel,

frágil sobre el mar,

navega calma conmigo

tu memoria.

La obra, como el mar -acogedor- nos sumerge en nuestros propios duelos: recordar no es solo traer de vuelta lo que se fue, sino descubrir y reconocer lo que permanece, lo que surge inesperadamente desde la ausencia. Cada gesto, cada palabra de Apolo es una ola que nos envuelve, y mientras relata, también yo me encuentro navegando mis recuerdos, flotando entre la nostalgia y la ternura. Mi duelo se entrelaza con el suyo, también con el de quien tengo al lado de mi butaca; se encuentra el duelo en esa confluencia donde el espectador se descubre a sí mismo.

Allí, en Azul, me encuentro recordando. Mi propio duelo se mueve al ritmo de las palabras que brotan de la dulce boca de Apolo, que nos invita a sostener lo perdido con suavidad, y a descubrir nuevas luces en lo que se ha ido. Sin duda alguna, Azul es una obra hermosa y emotiva que no se puede dejar pasar: un mar de recuerdos donde lo perdido navega y encuentra su lugar.

Ficha Técnica

Título: Azul

País: Chile

Dirección y Dramaturgia: Apolo Vidal

Asistencia de Dirección: Tamara Villa

Producción y Mediación: Val Castillo Astudillo

Elenco: Catara Díaz, Javiera Gómez y Apolo Vidal

Comunicaciones y Asistencia de Producción: Allyson C. González

Diseño Sonoro: Javiera Gómez

Diseño Gráfico y Multimedia: Apolo Vidal

Diseño Escenografía y Vestuario: Catara Díaz

Diseño Iluminación: Gabriela Torrejón Becerra

Tutoría de Dirección: Paula Aros Gho

Asesoría Dramatúrgica: Maruja Bustamante

Encargada Técnica y Operadora: Amatista Reyes

Fotografía: Paloma Rodríguez 

Con apoyo de Fundación Cuerpo Sur y Escuela de Teatro Universidad Mayor 

Coordenadas

Teatro del Puente

Del 30 de agosto al 14 de septiembre 2025

(excepto 6 de septiembre)

Jueves a domingo a las 20:00hrs

 

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